Mike Amigorena siempre ha sido un artista difícil de encasillar. Actor, cantante, performer, humorista intuitivo y esteta autodidacta, lleva más de dos décadas transitando un camino singular dentro de la escena argentina. Su regreso a Mendoza con Mik3 Poccard, hoy en Villa Elina, confirma una vez más su inclinación por las experiencias híbridas: esas que combinan lo culinario con lo musical, la charla distendida con la performance, y lo íntimo con lo sofisticado.
La cita es en los jardines de la casona de Luján de Cuyo, un escenario que parece hecho a medida para su presencia escénica—siempre elegante, siempre un poco excéntrica—y para la propuesta que lo trae de vuelta: un evento gastronómico en el que anécdotas, canciones y sabores se entrelazan con naturalidad. Pero esta vez no estará solo: lo acompaña la cocinera Carolina Poccard, creadora de un universo culinario donde lo sensorial tiene tanto peso como lo narrativo, y la noche se completa con un DJ set de Bruno Giudice, encargado de sostener la atmósfera.
Un artista que nunca se repite
Hablar de Mike Amigorena es hablar de un artista que pareciera reinventarse sin necesidad de romper con lo anterior. Desde sus trabajos más recordados en televisión—Los exitosos Pells, Casados con hijos, Sin código—hasta sus incursiones teatrales y musicales, su trayectoria tiene la marca de quien experimenta sin perder estilo. Esa mezcla de desenfado y sofisticación es parte de su sello: Mike puede pasar de un registro cómico a uno dramático, o de una balada íntima a una interpretación desbordada de teatralidad, sin perder coherencia. Es, quizás, esta versatilidad la que explica su vigencia.
En Mik3 Poccard esa versatilidad vuelve a aparecer, aunque ahora en un formato más cercano a él mismo, sin personajes de por medio. Amigorena comparte vivencias, humor, pequeñas epifanías y canciones. Para sus seguidores mendocinos, es una oportunidad de ver al artista en una faceta más personal, más cercana al ritual del encuentro que a la lógica del espectáculo tradicional.
El cruce con Carolina Poccard
Si Amigorena se mueve con libertad entre disciplinas, Carolina Poccard lo hace entre sabores. Cocinera intuitiva, con formación sólida pero impronta propia, ha construido una identidad gastronómica en la que el producto, la estacionalidad y la narrativa afectiva tienen un rol central. Su cocina es de proximidad emocional: cada plato es una historia, un aroma que abre una memoria o una textura que invita a otra.
La combinación entre ambos no es casual. Hay algo en la forma de estar en el mundo de los dos que se reconoce mutuamente: el juego, la sensibilidad, la búsqueda de que cada experiencia sea un viaje. En Mik3 Poccard, Poccard arma un menú especialmente diseñado para acompañar la propuesta artística, no como un complemento sino como una parte estructural del relato. La gastronomía dialoga con la música y las anécdotas, en una coreografía que se siente orgánica.
Un evento pensado para ser vivido
La elección de Villa Elina, en Luján de Cuyo, tampoco es un detalle menor. Sus jardines ofrecen un marco elegante, ligeramente antiguo, que encaja con el aire performático y descontracturado que suele rodear a Amigorena. Allí, bajo el ritmo musical de Bruno Giudice, la experiencia se expande hacia lo sensorial: vinos de alta gama, un menú diseñado como relato, canciones interpretadas con la irreverencia que lo caracteriza y un clima de cercanía que invita a bajar la guardia.
Para quienes lo siguen desde hace años, este formato permite otra lectura de Mike: la del artista que se permite conversar, improvisar y entrar en un registro más íntimo. Para quienes lo descubrirán esa noche, será una postal distinta a la televisiva: la de un creador dispuesto a encontrarse con el público desde otro lugar.
Una invitación a la curiosidad
Mik3 Poccard no es un recital ni una cena temática. Es un encuentro que propone ritmo, humor, sensibilidad y sabor. Una síntesis entre dos sensibilidades: la artística de Amigorena y la culinaria de Poccard. Quien asista, probablemente salga con anécdotas nuevas, alguna melodía en la memoria y la sensación de haber participado de algo distinto.
En tiempos en los que abundan los formatos repetidos, Mike Amigorena trae a Mendoza una propuesta que apuesta por lo contrario: una noche donde lo inesperado es parte del menú.