A medida que crecían los escenarios y las giras, también se expandía la estructura del grupo. Los fundadores entendieron que Mayumana no era solo un elenco puntual, sino un concepto escénico capaz de replicarse. Así nació una suerte de “mecanismo de franquicia artística”: un modelo en el que el equipo original formaba nuevos elencos en distintos países, con la misma impronta estética, la misma disciplina de entrenamiento y el mismo sello de calidad.
La fórmula resultó efectiva. Cada compañía era seleccionada mediante rigurosas audiciones, a cargo de directores y coreógrafos enviados desde Israel, y luego sometida a un proceso intensivo de formación. Durante semanas, los aspirantes aprendían a coordinar coreografías, dominar la percusión corporal, manejar el humor escénico y, sobre todo, convertirse en un equipo humano sólido, capaz de sostener un espectáculo que exigía energía desbordante y absoluta sincronización. El entrenamiento podía ser tan extenuante como el de un atleta de alto rendimiento: varias horas diarias de ensayo, repetición y precisión hasta alcanzar la perfección.
Con ese sistema, Mayumana logró abrir filiales en varias partes del mundo. Hubo compañías en Europa, en Norteamérica y, más recientemente, en América Latina. Cada grupo llevaba adelante giras regionales, acercando el sello de Mayumana a públicos diversos, sin perder la esencia original. El resultado era una mezcla curiosa: un espectáculo que mantenía el mismo ADN artístico, pero que respiraba también la energía y la identidad de los artistas locales.
En Argentina, la compañía desembarcó en 2023 con Currents, un espectáculo que funciona como síntesis de la trayectoria de Mayumana: una fusión de escenas icónicas del repertorio histórico con piezas nuevas, inéditas para el público de esta parte del mundo. Conformado por ocho artistas en escena y cuatro suplentes que permiten rotaciones, el elenco argentino es hoy la tercera compañía que la marca crea en sus casi treinta años de vida.
La agrupación Mayumana argentina, que funciona para toda América Latina además, está integrada por Fran Cruzans, Lucas Gómez, Lu Sapia, María de los Ángeles Vargas, Yaz Aguiar, Sofya Gorsd, Jota Ojeda, Lucía Tagliafico, Carolina Senes, Mel Gómez, Leandro Alem y Melquíades Figueredo. Es la que viene de realizar presentaciones con gran éxito en Buenos Aires, Córdoba y Rosario, y este domingo recala en Mendoza para presentar Currents, un espectáculo que, como ocurre con todo lo que lleva su sello, promete ser una experiencia total: un show de ritmo, humor y complicidad con el público, nacido en Israel pero con sangre latina corriendo por sus venas. Estilo conversó con Leandro Alem, uno de los referentes del grupo, para tener algún adelanto de lo que podrá ver el público mendocino este domingo, y también para conocer cómo se vive desde adentro ser parte de esta familia escénica.
—De qué se trata Currents, el show que traen a Mendoza.
—Es un espectáculo que rejunta las icónicas escenas que ya tienen su tiempo del show original de Mayumana, con escenas nuevas que fueron saliendo en esos tiempos, algunas escenas que todavía no se habían visto, que son estreno y otras que sí son icónicas del show. Este es un show de aproximadamente unos 70 a 75 minutos. Predomina la percusión, también tiene danza, tiene un poco de teatro, un poco de humor, mucha participación con el público. También eso: es un show muy divertido y para todas las edades. Nosotros acá estrenamos en julio en Buenos Aires y tuvimos una gran concurrencia de niños, niñas y fue muy bien recibido.
MAYUMANA ARG @simon_canedo 6
—¿El espectáculo está diseñado para público joven?
—No, no, no, en absoluto. Es un show para todas las edades. Se puede disfrutar sentado, aunque también tiene mucha interacción con el público.
—Ponen mucho el foco en lo rítmico, ¿no?
—Sí, sí, lo que predomina es más que nada la percusión, lo rítmico con un montón de elementos, porque también lo que destaca un poco a la compañía es que si bien hay por ahí una guitarra y en algún momento aparece un piano, el resto son todas cosas que se encuentran en la calle, como tachos de basura o de pintura, esos de 20 litros, o los tachos gigantes de 200 litros, los azules de plástico. Se van encontrando todos estos elementos, lo que genera como nuevas sonoridades y también algo nuevo que no se ve tanto: el hacer música con ciertos accesorios también.
—Hacer música con elementos del entorno...
—Exacto, exacto. También hay mucho de percusión corporal, que también se incluye bastante en el show y, como te decía, todo se va mechando con un poco de teatro también.
—Y si tuvieras que definir la propuesta de Mayumana, ¿cómo lo harías?
—Es un show inmersivo completo, abarca diversas áreas del arte. Es como una pausa también para divertirse y refrescarse.
—El grupo tiene una historia larga. ¿Podrías contar algo de esa historia?
—La compañía va a cumplir de 30 años el año que viene. Se formó inicialmente en Israel, en el 96 más o menos, por la búsqueda de querer hacer algo nuevo. La exploración con nuevos sonidos, que no fueran sólo de instrumentos musicales, sino empezar a improvisar agregando recursos de otras disciplinas. De hecho uno de los directores, Boaz (Berman), fue el que nos hizo la audición. Boaz es netamente percusionista y baterista. Y hubo también gente de teatro y coreógrafos explorando hasta encontrar una expresión original que tuvo mucho éxito, incluso a nivel mundial. Después fueron abriendo grupos en otros países, así como pasó ahora en Argentina puntualmente. Nosotros somos la tercera compañía que abren dentro de su historia, y es un grupo para toda América Latina. Somos el cast más nuevo. La audición fue en abril de este año, y después tuvimos un entrenamiento con gente de allá. Vino Boaz desde Israel, que es el creador y director de la compañía, y estuvo con nosotros las primeras semanas y después dejó a cargo a dos chicas que nos hicieron el trabajo de entrenamiento, que fue bastante duro. Estuvimos tres meses, de lunes a viernes 8 horas al día aprendiendo el show, para que te des una idea de la exigencia para que el show sea tan perfecto. Mayumana viene de una palabra hebrea que es meyumanut, que significa habilidad o destreza.
—¿Y cuántos son los integrantes del grupo?
—Somos ocho personas. De hecho vas a ver que estamos todo el tiempo casi todos en escena; hay cositas puntuales que son más unipersonales, pero solemos estar casi siempre los ocho arriba. Y en total somos 12, porque hay una pequeña rotación, por lo que implica el show también que es muy duro, muy pesado, entonces hace falta como hacer unas pequeñas rotaciones.
—¿Y qué se necesita para acceder al grupo, qué destrezas tiene que tener un artista?
—Puntualmente te diría que lo primero que se hace hincapié es la percusión, en tener un buen manejo de la percusión y después estar abierto para hacer todo el resto de cosas que el show te pide. O sea, yo puntualmente, por ejemplo, soy más baterista, estudié, tengo un título en esas cosas, pero a su vez tengo que aprenderme coreografía, tengo que hacer la parte teatral, y estar abierto a la mezcla de géneros. Y también algo que realmente se aprecia mucho es lo humano. Eso también te puedo decir que es un factor principal. Nos lo dijo el director apenas entramos, es como fuera de las capacidades y las aptitudes de cada uno y cada una. Él ve también mucho lo humano, para que podamos ser un grupo fuerte, un grupo en el que podamos confiar. También es lindo ser parte de algo que no es un número y nada más. Como en otras compañías más grandes que te contratan para cierta cosa y es eso y nada más. Acá como que se puede decir que somos una familia también.
—Supongo que tendrá que ver con la idea de equipo...
—Sí, totalmente. Nos apoyamos y hay una confianza también sobre eso.
—¿Que expectativas tienen sobre esta presentación en Mendoza?
—Realmente la expectativa es grande. Venimos de dos giras, las primeras giras que tuvimos, que fueron Rosario y Córdoba y realmente fue un placer. El público fue muy receptivo. Yo puntualmente también estuve en Fuerza Bruta, antes de estar con Mayumana y estuvimos en Mendoza. El público mendocino es muy bueno. También creo que tiene un ojo crítico, y por lo tanto será un buen termómetro para saber si el show realmente funciona. A mí me causa eso a nivel personal y a nivel grupal creo que estamos muy emocionados de presentarnos aquí.