12 de septiembre de 2025 - 06:00

Ensamble Kamishibai, un cruce de poesía y lenguaje escénico

El dramaturgo Ósjar Navarro Correa estrena esta noche junto a Lorena Pereyra, de La Cigarra Teatro, una obra que combina el teatro de papel japonés con la narración oral, las artes plásticas, la música y la actuación.

Hoy, a partir de las 22 hs, la Sala Ana Frank recibirá el estreno de Ensamble Kamishibai, la nueva creación de Ósjar Navarro Correa junto a Lorena Pereyra. La obra se inspira en el Kamishibai, el legendario teatro de papel japonés, para desplegar una experiencia escénica que trasciende la técnica original y se enriquece con múltiples lenguajes artísticos: narración oral, teatro de formas animadas, música, plástica, actuación y recursos lumínicos.

La obra cuenta además con el trabajo de artistas como Laura Preziosa en la asistencia de dirección, Lía Villalobo y Adriana Peccinetti en la realización de Kamishibai, Gabriela Céspedes en la iluminación de Kamishibai, María Eleonora Sánchez y el mismo Navarro Correa en la realización de títeres y láminas, Álvaro Alaniz en el diseño y la edición sonora, Romina Moyano en el diseño lumínico y operación y Paola Alonso en el diseño gráfico y la fotografía de la obra. “Ensamble Kamishibai” es una co-producción entre Grupo del Sinfín y La Cigarra Teatro.

El espectáculo presenta a Blanche y Marcelino, dos personajes de mundos aparentemente opuestos, que encuentran en la palabra un puente inesperado para conectar sus deseos en medio de entornos complejos. Con un enfoque poético y minimalista, la propuesta busca despertar en el público una mirada empática hacia los protagonistas y sus conflictos.

En diálogo con Estilo, Navarro Correa repasó el proceso creativo y la génesis de esta obra que ofrece a partir de este viernes en la Sala Ana Frank (entradas por Entradaweb).

—De qué se trata Ensamble Kamishibai.

—Es un espectáculo teatral bajo el formato del Kamishibai, que es una técnica japonesa de narración que combina distintas disciplinas como el teatro, la narración oral, los títeres, las artes plásticas y la música. El kamishibai significa “teatro de papel”. Consiste en una caja donde, apoyado en láminas dibujadas, el narrador va contando su historia, como un libro de imágenes. Esta vez usamos ese soporte visual, que es también un mueblecito con puertitas, pero lo expandimos con otros lenguajes: la luz, el sonido, la dimensión espacial. Así buscamos darle una teatralidad más profunda, que trascienda la técnica.

Ensamble Kamishibai foto para prensa oh Paola Alonso 4

—¿Y detrás de esa propuesta hay una historia concreta?

—Sí, hay dos intérpretes, Lorena Pereyra y yo, y cada uno tiene su Kamishibai. Allí aparecen dos personajes: Blanche y Marcelino. Sus historias no se narran de manera cronológica sino a través de un ensamble espacio-temporal no lineal. Ambos son personajes de mundos distintos, conflictuados por sus deseos e imposibilitados de cumplirlos. Esa tensión los lleva a buscar alternativas, y justamente la cuestión del deseo —esa pulsión de alcanzar un objetivo— es lo que los une en el espectáculo.

—¿Cómo fue que surgió la idea de hacer esta obra?

—La idea viene de lejos. Cuando vivía en Buenos Aires, una compañera titiritera me propuso hacer un espectáculo en Kamishibai, técnica que yo no conocía. Estrenamos juntos Lucía en Kamishibai, una obra infantil que tuvo muy buena repercusión, incluso ganó premios. Después hicimos Lucía en el eclipse, y desde ahí quedé fascinado con el Kamishibai. Más tarde, en Mendoza, dirigí otra propuesta con esta técnica, El amigo conejo, y siempre me quedó la necesidad de crear mi propio proyecto, no solo dirigirlo o escribirlo. En ese camino me crucé con Lorena (Pereyra) hace un año y medio. Surgió la idea de trabajar juntos y empezamos a escribir material, experimentar, probar la fusión de lenguajes. Hace aproximadamente un año que estamos dedicados a esta producción, y así llegamos a estos personajes y a este espectáculo que hoy estrenamos.

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