La nueva película chilena que triunfa en Netflix es un intenso thriller psicológico que está entre las películas más vistas por su retrato sutil, incómodo y profundamente humano de las relaciones de poder dentro del hogar. Es la historia entre una empleada doméstica y la pequeña que cuida.
Dirigida por Dominga Sotomayor y basada en la novela de Alia Trabucco Zerán, “Limpia” se convirtió en uno de los estrenos más comentados de Netflix. Un drama íntimo que explora las relaciones de poder, afecto y desigualdad en el ámbito doméstico.
La película debutó en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián el 19 de septiembre y rápidamente conquistó a la crítica y al público con una historia que combina lo emocional con lo social, poniendo el foco en las tensiones de clase, la intimidad y los límites del afecto.
Una historia íntima y perturbadora
Limpia sigue la vida de Estela (María Paz Grandjean), una trabajadora doméstica que pasa el verano cuidando a Julia, una niña de seis años (Rosa Puga Vittini) que pertenece a una familia acomodada de Santiago de Chile.
Entre ambas surge una relación tan cercana como ambigua, un vínculo que se mueve entre la ternura, la dependencia y las diferencias sociales que marcan sus mundos.
Embed - Limpia | Tráiler oficial | Netflix
La directora describe la película como “un encuentro entre soledades”, donde la aparente complicidad entre cuidadora y niña termina por revelar heridas invisibles y desigualdades profundas.
Cada gesto, mirada o silencio adquiere un peso emocional que va construyendo una atmósfera inquietante. A medida que avanza el relato, el espectador descubre cómo el cariño puede transformarse en una forma de control o de invisibilidad, en un reflejo de la realidad de muchas mujeres que trabajan puertas adentro.
Desigualdad, afecto y poder
El guion, adaptado de la premiada novela de Alia Trabucco Zerán, explora el universo íntimo de Estela y su rol en una familia donde la distancia emocional es constante.
Ignacia Baeza interpreta a Mara, la madre de Julia, una mujer elegante pero ausente, cuya falta de conexión con su hija acentúa el vínculo que la pequeña forma con Estela.
También participan Rodrigo Palacios, en el papel de un empleado de tienda que refleja el deseo reprimido y la soledad de Estela, y Benjamín Westfall como Cristóbal, el padre de Julia, cuya presencia breve simboliza la figura paterna distante.