El cantante cordobés Juan Carlos La Mona Jimenez fue obligado a pagar una suma de $92.213.040 a Natalia Romina Jiménez Rufino como indemnización por haberla negado sistemáticamente como hija biológica, pese a estar al tanto del embarazo de su madre.
El cantante cordobés nunca reconoció a su hija, a pesar de conocer el embarazo que atravesó su madre. La justicia determinó la sorprendente suma.
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El cantante cordobés Juan Carlos La Mona Jimenez fue obligado a pagar una suma de $92.213.040 a Natalia Romina Jiménez Rufino como indemnización por haberla negado sistemáticamente como hija biológica, pese a estar al tanto del embarazo de su madre.
La resolución judicial representa un hito en el largo conflicto que mantuvo Natalia Jiménez Rufino contra uno de los artistas más populares de la música argentina. El juez a cargo del expediente dio por probada la existencia de un perjuicio sostenido, donde señalaba que el cantante conocía el embarazo desde sus inicios y optó por desentenderse de su responsabilidad paterna. “El padre se negó sistemáticamente a conocerla a pesar de que sabía del embarazo de su madre”, expresó el dictamen judicial.
La historia de Natalia tiene sus primeras huellas a partir de 2015, año en que decidió realizarse un estudio de ADN para confirmar lo que su familia materna le había asegurado desde pequeña: que era hija biológica de La Mona Jiménez. Los resultados dieron positivo, pero en lugar de abrir una puerta al acercamiento, generaron un conflicto con tintes de violencia.
Natalia aseguró que, tras conocer el resultado, el abogado del cantante le propuso reconocerla a cambio de que renunciara formalmente a todos sus derechos. “Le pregunté qué derechos eran y me gritó ‘la plata, bol...’”, relató con crudeza.
En 2021, la Justicia de Córdoba confirmó oficialmente el vínculo biológico entre ambos. A pesar de esa validación, Natalia no fue aceptada por el entorno del músico. Incluso denunció haber recibido amenazas e intimidaciones. Uno de los episodios más ilustrativos de esta exclusión ocurrió en diciembre de 2021, cuando intentó ingresar a un recital del artista en Córdoba: “Tenía mi entrada, pero alguien se acercó y me dijo que no podía entrar”, relató.
La defensa del artista aún tiene dos instancias posibles para apelar la sentencia. Sin embargo, el panorama legal no parece favorable para revertir la condena, ya que tanto el ADN como las circunstancias fácticas ya fueron validadas por el tribunal de primera instancia. Desde el entorno de Natalia, sus abogados consideran que, más allá del monto económico, la victoria radica en la visibilización de una historia de negación sistemática que, durante años, se mantuvo en silencio.