24 de octubre de 2025 - 18:50

Frankestein: por qué el monstruo está entre nosotros, en Aconcagua Radio

Más de dos siglos después de su nacimiento literario, la criatura de Mary Shelley vuelve a interpelar al público. La nueva versión dirigida por Guillermo del Toro actualiza el mito del hombre que desafía a los dioses y revive la pregunta esencial: ¿dónde termina lo humano y comienza lo monstruoso? Esta es la transcripción de la columna en Aconcagua Radio.

Una de las novedades (si se puede usar esta palabra) de la cartelera de cine de esta semana en Mendoza es el estreno de Frankestein. La cinta llega para exhibirse en una sola de todas las las salas de Mendoza, el cine Universidad, y esto es porque si bien es una superproducción, lleva la firma de Netflix y va a estar disponible en las plataformas el 7 de noviembre. La de las salas será, entonces, un paso fugaz.

Pero, fuera de ello, seguramente más de uno se preguntará: “¿Otra película sobre Frankestein?”.

Y, claro está, la pregunta bien puede ser una excusa para pensar en algunas claves que hagan relevante que hoy, 207 años después de la publicación de la novela original, Frankestein y su monstruo siga apareciendo en nuestra vida cultural.

La escritora británica Mary Shelley fue la autora de Frankestein, novela que llevaba no por casualidad el subtítulo “ o el moderno Prometeo ”. Mary era esposa del célebre poeta Percy B. Shelley, de quien tomó su apellido, y con esta novela, publicada en 1818, no sólo adquirió fama y prestigio, sino que dio el pistoletazo de largada a uno de los géneros literarios y cinematográficos más importantes de la era moderna: la ciencia ficción.

Mary Shelley imaginó por aquel entonces la historia, contada a través de cartas (como Drácula), de un estudiante de biología que conseguía revivir a un cuerpo hecho con trozos de diversos cadáveres, para descubrir el horror que eso representaba. Era importante que no hubiese nada de sobrenatural en la propuesta, más allá de lo inverosímil del asunto, pues todo sucedía en un ámbito supuestamente científico en el que, a través de la electricidad y los conocimientos biológicos, el protagonista — Victor Frankestein— podía dar vida a una criatura que no llevaba nombre y que todos conocemos todavía como “el monstruo de Frankestein”.

El hecho de que un hombre pudiera dar vida a los muertos era lo que tomaba Mary Shelley del mito de Prometeo, que también había robado a los dioses el fuego, que en su novela se convertía en otra llama, la vital: es decir, este Prometeo que era Victor Frankestein robaba a los dioses la capacidad de crear vida, pero a través de sus conocimientos científicos.

Este género, la ciencia ficción, y más puntualmente su novela basal, por supuesto, no iba a ser desatendida por el cine. Por eso en el temprano 1910 Frankestein tuvo su primera adaptación fílmica, con un cortometraje (mudo, por supuesto), que actualmente es una joya perdida.

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Pero fue en 1931 cuando llegó la consagración, el ingreso no sólo de Frankestein en el cine grande, sino también de Frankestein en el imaginario popular masivo, de una manera más masiva de lo que había conseguido ser la novela de Mary Shelley.

En ese año, los estudios Universal, metidos ya de lleno en la nueva era del cine sonoro, apostó por dos monstruos para lograr la atención del público. Por un lado, realizó una de las adaptaciones más famosas de Drácula, de Bram Stoker, dirigida por el gran realizador Tod Browning y con el inolvidable Bela Lugosi en el papel principal. Debido al éxito de esa película, Universal decide llevar al cine Frankestein. Por supuesto, la primera opción fue repetir la fórmula exitosa y darle el papel del monstruo a Lugosi. Pero el actor húngaro, que era una súper estrella, decidió rechazar el papel cuando se dio cuenta de que debía lucir un maquillaje tan aparatoso que cubría sus rasgos faciales. Así que los estudios decidieron encargarle la película al también notable James Whale (a la sazón, el director mejor pago de Hollywood) y entregarle el papel al actor británico Boris Karloff.

Por supuesto, la película fue un éxito y la imagen del monstruo interpretado por Karloff es el que ha quedado como uno de los íconos más fuertes de la cultura de nuestro tiempo.

Entre 1931 y la actualidad, Frankestein ha formado parte de numerosas versiones y adaptaciones. Entre ellas, la primera y más importante fue La novia de Frankestein, una especie de continuación de su película, que hizo el propio Whale ese mismo año y que, para muchos, constituye una obra maestra.

A partir de allí comienza una seguidilla casi innumerable de apariciones de Frankestein en el cine, no tan fieles a la historia que imaginó Mary Shelley. En realidad, lo que abundan son adaptaciones y mezclas que incluyen la convivencia del monstruo con otros como el propio Drácula, el Hombre Lobo, Jekyll y Mister Hyde, además de aparecer los hijos, novios y fantasmas de la criatura original.

el joven frankestein 1974
El joven Frankestein (1974), de Mel Brooks, versión en comedia del monstruo.

El joven Frankestein (1974), de Mel Brooks, versión en comedia del monstruo.

Entre tantísima filmografía frankesteiniana igualmente podemos rescatar una de las grandes comedias de los 70, El Joven Frankestein, dirigida por Mel Brooks en 1974, y el Frankestein de Mary Shelley, la película que dirigió en 1994 Kenneth Brannagh, con Robert De Niro en el papel del monstruo, y que seguía el camino de lo que había hecho el año anterior Coppola con Drácula de Bram Stoker. Esto es, una película que, aunque tiene rasgos originales, buscaba volver a la esencia de la historia escrita por su autor, en este caso por Mary Shelley.

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Frankestein de Mary Shelley, película de 1994 dirigida por Kenneth Brannagh y con Robert De Niro en el papel del monstruo.

Frankestein de Mary Shelley, película de 1994 dirigida por Kenneth Brannagh y con Robert De Niro en el papel del monstruo.

Por supuesto que Frankestein siguió alimentando la industria audiovisual hasta llegar a este año, en que Guillermo del Toro encara su propia adaptación. Que lo haga este director no es casual, porque viene de dar pruebas de que es capaz de tomar lo monstruoso y darle un sentido poético, tanto desde lo argumental como desde lo visual. Una buena muestra de ello son películas suyas como El laberinto del fauno o La forma del agua.

Del Toro, para esta película, no es para nada fiel. Cambia personajes, pone el acento en lo que podríamos llamar la “humanidad del monstruo” y hasta le hace contar a él parte de la historia. Junto con eso, apuesta mucho a deslumbrar desde lo visual y poner el acento en las actuaciones de Oscar Isaac como el doctor Frankestein, en Jacob Elordi como el monstruo y en Mia Goth, que encarna a la prometida de Victor.

Frankestein
Frankestein (2025), dirigida por el mexicano Guillermo del Toro.

Frankestein (2025), dirigida por el mexicano Guillermo del Toro.

Decíamos al principio que tal vez sería bueno preguntarse qué quiere decirnos esta historia de hace 207 años en este 2025. Primero, la verdad es que puede decirnos muchas cosas. No parece, sin embargo, del todo casual que estemos presenciando algo similar a lo que pasó en los 90, es decir, que tanto Drácula como Frankestein vuelvan con tanta fuerza a los cines. Recordemos que este año también se estrenó una nueva versión de Drácula, dirigida por Luc Besson y muy en la línea de lo que había hecho Coppola en 1993. A la vez, hace poco también se estrenó una nueva Nosferatu, que es también una adaptación un poco heterodoxa de Drácula. Y ahora llega, como pasó también en los 90, esta nueva versión de Frankestein.

El famoso teórico español Román Gubern nos decía en su fundamental libro Historia del cine que esta clase de historias, como la de Frankestein, muestran “los desmanes de los monstruos humanoides y la hecatombe final que suele coronar las películas, con el consabido castigo al sabio ambicioso y pecador” y que conforman una especie de visión reaccionaria ante el progreso de la humanidad. Puede que algo de eso haya, pero no todo tiene que ser una resistencia caprichosa y reaccionaria. Y es que, de algún modo, las películas como esta quieren darnos a entender que muchas veces no es tan fácil identificar cuál es el monstruo, especialmente en una era en la que estamos entregando servida nuestra humanidad, sea en la vida diaria o en la política, tanto a inteligencias artificiales como a desinteligencias reales. Y allí están estos monstruos para recordárnoslo.

Podés escuchar la radio en vivo en www.aconcaguaradio.com

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