—Así es, estoy muy feliz, la verdad que nos fue increíble con Lo mejor de mí. Agotamos las entradas y ahora creo que vamos en camino también. Me llevo bien con el público de Mendoza y me llevo bien con lo que se come y se toma de Mendoza, así que es un gran maridaje, digamos.
—Siempre esas alusiones al tema del vino. Tenés este especial cariño…
—Sí. Pero soy más de lo sólido y he comido increíble. Me llevaron a un lugar de Mendoza la otra vez y comí tanto que en un momento creo que ya empezaron a golpearme la mesa y decirme “esto es material, no te lo comas”... Y eso, bueno, regado, por supuesto, con buenos vinos. Pero aparte me encanta. En Mendoza tengo conocidos y amigos, así que siempre es un placer estar ahí.
—Después de los espectáculos siempre está la ronda con los amigos, ¿no?
—Sí, sí, hay que descargarse del estrés que se vive en el escenario… (risas). Soy un gran invitado para la fiesta: como, bailo, me río. En ese sentido me pueden invitar tranquilos, que no los voy a defraudar.
—No tenés ningún empacho en volverte el alma de la fiesta, digamos...
—No tengo ningún problema. Lo que haya que bailar se baila, si hay que comer se come... Me adapto a las exigencias de la fiesta.
—Me llamó la atención el nombre del nuevo show: Salud, Moldavsky y amor. ¿Por qué Moldavsky en el medio de salud y amor?
—Porque salud y amor son cosas básicas que necesitamos todos, ¿no? O sea, salud y amor nos permiten estar vivos. Y Moldavsky, que es un comodín. Vos ahí elegís qué sería tu Moldavsky. Si reírte, si plata, si sexo, y lo que te falta para para completar esa trilogía, ¿no? Lo pensábamos mucho en ese sentido. Qué bueno si venís al show, tenés salud, tenés amor y encima te reís. ¿Qué más podés pedir?
—¿Y en el nuevo show qué tipo de humor va a encontrar el espectador?
—Es un show que tiene bloques muy definidos, aparte de la banda de Valentín Gómez que toca en función del espectáculo. La primera parte es de humor político y actual también; no sólo humor político, hablamos de todo, de Milei, de Cristina, de Wanda y Mauro. Después hay cosas que tienen que ver con lo cotidiano, con la vida en pareja, con lo que yo suelo llamar segundas o terceras administraciones, cuando hay que volver a conocer gente. Y otros temas que me gustan mucho, porque también el show lo escribo con mi hijo, y comparamos mucho las crianzas de antes con las de ahora, los momentos de antes con los de ahora, el vocabulario, la música de antes y la que hay ahora. En fin, el show va por muchos lados, abarca distintas cosas de la vida cotidiana.
—¿El guion lo escribís con tu hijo?
—Sí, sí, tengo varios que me ayudan, un par de amigos, alguno de la banda también. Mi hijo es el que más colabora conmigo en lo que sería la sintonía la fina y después yo me quedo solo y soy el que decide de qué manera se van a decir las cosas en el escenario, porque todos traen ideas, van buscando cosas graciosas para decir. De ahí puedo sacar un mix que a la hora de quedarme solo y terminar de escribir significa que tengo mucha data de muchos lados.
—¿Y esa relación de trabajo entre padre e hijo o cómo es?
—Es muy buena. Los hijos, en general, no son de darnos mucha pelota, ¿no? Salvo cuando necesitan puntualmente algo. Yo disfruto de trabajar con él por lo menos para esto, porque después él tiene su trabajo, está en Olga y en el streaming. Pero él ya sabe que lo necesito para esto y a él le gusta. Tenemos muy integrado el laburo en común, desde hace años que escribimos juntos. Se da muy natural y lo disfrutamos.
—Cuando te pregunté sobre tu humor político, me agregaste enseguida “y de actualidad”… ¿Por qué?
—Sí, político porque me río mucho de los políticos, de todos. Por supuesto que los gobernadores y los políticos te dan letra a morir, así que imagínate. Pero también lo mezclo con cosas de actualidad que estén pasando en este momento. Me parece que es divertido también mezclarlo, pero me gusta mucho el humor político y me gusta hacerlo.
—Parte del pueblo argentino ha llegado a tener una relación fóbica con la política, que está tan desprestigiada. ¿De qué manera se instala ahí el humor político, no suma descrédito?
—Por lo menos, como yo lo veo, permite desdramatizar la grieta en la que vivimos. Yo no quiero que los políticos se rían, si se ríen mejor, porque vienen bastante a verme. Yo quiero que se ría la gente, y que se dejen de pelear entre amigos o entre familiares porque votan diferente. El humor político se hace en todo el mundo. Yo tuve la suerte de conocer a Enrique Pinti, quien una vez me vino a ver y me llegó a decir lo que yo necesitaba escuchar: "No deje de hacer humor político, porque si no se va a perder… Si de algún lado no te putean, quiere decir que no estás haciendo las cosas bien. Si te putean de todos lados, estás en el camino correcto”. Así que yo por ahora estoy en el camino correcto y me encanta. La diversidad política tendría que ser algo agradecido, no un problema. Y yo a través del humor creo que hago un puente, porque a veces me empiezo a reír de alguien al que mi público votó, o alguno de mi público votó, y ellos también se ríen. Entonces se dan cuenta de que no es algo tan grave como para pelearse. Es necesario entender que la gente vota distinto, no todos somos de Boca, no todos votamos al mismo partido, no todos comemos las mismas comidas. Es la diversidad, y a mí me parece que el humor político apunta a ese lado. Después hay gente que hace humor político solo para un lado. Yo lo respeto. Pero de mi parte intento balancear bastante.
—¿Desde un lugar de neutralidad?
—No, no necesariamente neutral. Hago humor político hace muchos años. Con lo cual ya atravesé Cristina, Macri, Alberto, Milei. Siempre los que están en el gobierno te dan más letra, porque bueno, son los que están en el poder, hablan más, generan más, entonces te dan más letra, pero la oposición no se queda atrás. Entonces siempre podés armar un combo. Yo busco lo que esté gracioso, no me importa quién lo dijo. Y mirá, te digo que mayormente en el show lo que ocurre es que repito frases de algún político y la gente sola ya se ríe, sin que yo tenga que hacer un remate.
—¿Y no es difícil hacer humor político cuando por momentos todo parece un chiste?
—¿Es que sabés lo que digo yo?... Ellos se ríen bastante de nosotros, ¿por qué nosotros no nos vamos a reír de ellos? Me acuerdo de un político que me vino a ver porque yo lo gastaba bastante. Consigue mi Instagram y me escribe: "Che, me estás matando, me estás pegando." Y yo le contesté: "Y vos me estás matando a mí también, y no te llamé por teléfono para decirte que la guita no alcanza.” Pero los políticos, en general, se ríen mucho de lo que yo digo. A veces pasa que los seguidores son más papistas que el papa, ¿viste? Son los que se terminan enojando. Pero a mí no me importa eso, porque yo lo hago con buena leche, no lo hago para joder a nadie y me parece divertido nada más.
—Está esa idea de que el pueblo judío y el humor se llevan muy bien. ¿Te considerás heredero de esa tradición?
—Y yo vengo un poco de ahí, ¿sabés? Porque arranqué haciendo humor judío y creo que no es una casualidad que hay tanto judío en el humor, y en el mundo, no solo acá. Entonces siento que formo parte de una corriente. Soy muy agradecido también a la comunidad judía, que siempre fue la primera que me apoyó y me empujó hacia arriba. Hoy mi show casi no tiene humor judío, la verdad, porque muté, porque yo mismo tenía ganas de hacer otra cosa.
—¿Y cómo te posicionás con respecto a lo que está ocurriendo en Gaza?
—Lo he dicho ya muchas veces. He vivido mucho tiempo en Israel, es un país que amo y realmente me da pena terriblemente la situación que se vive en Gaza. No es que sea ajeno, no festejo ni me gusta lo que está pasando. Creo que se mezclan distintos factores. El conflicto tiene muchos años. Pero esta última escalada, arrancó con el ataque cruel de Hamás el 7 de octubre, porque el 6 de octubre no estábamos viviendo esto. No es que no había conflicto, no es que no había enfrentamiento, pero no estábamos viviendo esto que estamos viviendo ahora. Tampoco soy pro Netanyahu, no me gusta lo que está haciendo, no me gusta el gobierno que hoy está en Israel. Pero todo esto ha generado también muchas apariciones antisemitas aprovechando la situación y vistiéndose de que están horrorizados por lo que pasa en Gaza y en realidad hay otro interés. Toda la vida estuve a favor de la paz, lo sigo estando; creo que lo que está pasando en Gaza es muy horrible y quisiera que se acabe ya mismo. Pero, por otro lado, no podemos desconocer la influencia que tiene un grupo terrorista como Hamás en todo esto y aparte no podemos dejar de reconocer, cosa que yo no veo ni escucho en ninguna protesta de las que hay en el mundo, que alguien hable de los 48 rehenes que están todavía secuestrados en Gaza y que parece que es un tema que no le importa a nadie, ni siquiera te diría al mismo Netanyahu, no lo veo desesperado con el tema. Es un asunto complejo. Lo que puedo decirte es lo que digo siempre cuando termina mi show: ojalá que devuelvan a los rehenes secuestrados y que se acabe la guerra y que no se muera nadie más de ninguno de los dos lados.