Dos Más Uno: "La música popular todavía tiene el poder de emocionarnos"

El trío integrado por los hermanos Hugo y Marcelo Dellamea junto a Ari Sánchez llega a Mendoza con Las canciones más lindas del mundo, el espectáculo nacido en La Peña de Morfi que reversiona clásicos del repertorio latinoamericano. Se presentan hoy en el Teatro Independencia.

Dos Más Uno se ha instalado como una de las voces más frescas e interesantes de la nueva Música Popular Latinoamericana. Desde su génesis en 2012, el trío —integrado por los hermanos Marcelo y Hugo Dellamea (guitarra y voz) y por Ariel Sánchez en percusión— ha logrado construir un sello propio, fusionando tradición y modernidad, clasicismo popular con una mirada contemporánea.

Con dos discos editados —Dos Más Uno (2012) y Reflejos (2018)— y una extensa trayectoria en escenarios de Argentina y Europa, el grupo se consolidó como una referencia de la nueva generación de músicos populares. En los últimos años, su proyección nacional se amplió a partir de su participación en La Peña de Morfi, el programa creado por Gerardo Rozín, donde dieron forma a Las Canciones Más Lindas del Mundo, un repertorio que reversiona clásicos en español con arreglos propios y gran sensibilidad interpretativa.

Ese mismo espectáculo es el que el trío presentará en Mendoza el viernes 18 de octubre, a las 21 horas, en el Teatro Independencia (entradas por Entradaweb o boleterías del Teatro), en el marco de una gira nacional que reafirma su madurez artística y su conexión con el público.

Antes de su llegada a la provincia, Los Andes conversó con Ari Sánchez, percusionista y cofundador de la agrupación, quien repasó los orígenes del proyecto, su relación con los hermanos Dellamea y el modo en que la televisión impulsó una propuesta que hoy sigue creciendo desde la emoción y la autenticidad.

—¿Sos de Buenos Aires, Ari Sánchez?

—No, no. Soy del sur, de Chubut. De Rada Tilly, que es una playa cercana a Comodoro Rivadavia, plena Patagonia, del lado del mar.

—¿Y cómo hiciste para conocerte con los hermanos Dellamea, que son chaqueños, de la otra punta del país?

—Desde muy chiquito tocaba. Siempre la música estuvo en mi casa. Y cuando terminé la secundaria me vine a estudiar música a Buenos Aires y ya me fui quedando acá. De hecho ya tengo más más años viviendo en Buenos Aires que los que viví en el sur.

—¿Qué edad tenés?

—Estoy por cumplir 40, ahora a fines de octubre. Imaginate que me vine a los 18. Así que acá Buenos Aires estudiando se mezcla uno con un montón de gente que está en la misma. Primero lo conocí a Hugo (Dellamea), nos cruzamos acompañando a diferentes artistas. Hugo vivía acá también, él vino a estudiar a como yo. Y al poquito tiempo llega Marcelo, porque Marcelo es un par de años menor que Hugo. Pegué muy buena onda con Hugo ya de entrada, acompañamos a un montón de artistas, un montón de trabajo. Y él en un momento me dice, "Che, está por venir mi hermano a vivir acá en Buenos Aires, también quiere tocar y estudiar música." Así que empezamos a juntarnos a tocar, pero por diversión nomás, porque teníamos las mismas inquietudes musicales y veníamos como medio de la misma familia, con las mismas influencias, los mismos gustos y eso fue lo primero que nos atrajo. Hasta que empezamos a tocar en vivo y la gente mostró aceptación por lo que estábamos haciendo.

—¿El primer paso en ese reconocimiento masivo se da con Rozín y La Peña de Morfi?

—Antes hubo otras cosas igual. El grupo ya tenía casi 7 años de tocar juntos. Ya teníamos alguna girita que habíamos hecho por Europa y acá algunas presentaciones lindas. Teníamos nuestro segundo disco. Cuando entramos a La Peña de Morfi fue justo cuando terminamos el segundo disco, así que ya habíamos hecho una pequeña carrera. Pero sin duda que lo más masivo llegó con La Peña… Imagínate estar todos los domingos en un programa que ve tanta gente. Nosotros antes hacíamos mucha música para músicos, y creo que el paso por la tele nos hizo entrar en la casa de las familias. Eso fue en 2018, cuando a Gerardo Rozín le llega un disco nuestro; él lo escucha y le gusta cómo nosotros reversionábamos canciones que tenían muchos años. Entonces a él se le ocurre que podíamos encajar perfectamente bien en su programa. Y surge esta idea de Las canciones más lindas del mundo.

—Y ahí en La Peña de Morfi, supongo que habrán vivido momentos muy especiales. ¿Recordás algunos? Porque así como surgió lo de Las canciones más lindas del mundo, tal vez hubo también unos cuantos “mejores momentos de la peña de Morfi”…

—Imaginate que fueron 7 años de estar todos los domingos, en los que había cruces increíbles, como, por ejemplo, con Fito Páez cuando terminamos tocando con él, que hacía mucho tiempo no pisaba un canal de televisión, y ahí tocó con un piano de cola preparado especialmente para él. Algún cruce con Serrat, con Diego Torres, con un montón de artistas que, la verdad, nunca me imaginé podría acompañar. Hemos hecho cosas increíbles, que hoy, si me las pongo a pensar, digo cómo hicimos eso… Nos fogueamos un montón, ahí generamos una tremenda cancha para tocar y la conexión musical que hoy tenemos

—Y se armaron en torno a esa idea de “las mejores canciones del mundo”…

—No, no, en verdad nosotros medio como un juego empezamos a reversionar canciones que escuchábamos de chicos, que nuestros abuelos nos ponían, canciones de Yupanqui y de otros. Siempre fue nuestro juego reversionar canciones. Lo que pasa que cuando Rozín descubre lo que hacíamos tan fácil, a él se le ocurre el nombre de “Las canciones más lindas del mundo”. Y él generó esa sección donde nosotros tocábamos clásicos y la única regla era que la canción fuera en español, pero podía ser desde una canción de Juan Luis Guerra hasta una canción de, como te digo, Yupanqui. Canciones sumamente conocidas en el mundo entero. Y lo que hizo Gerardo fue potenciar lo que nosotros tomábamos como un juego.

—¿Y cómo es entre ustedes esa alquimia al seleccionar los temas?

—Por lo general las canciones las vamos trayendo entre todos y es lo que siempre tocamos o que quisimos tocar. Nunca pensamos en términos de “hagamos esta canción porque la vamos a pegar”. Siempre buscamos canciones que nos toquen, ya sea porque nos recuerdan a nuestros padres o a esa infancia tocando juntos o simplemente porque nos gustan. Podemos hacer tranquilamente una canción de Diego Torres o de quien sea y ponerlo a la par de cualquier otro artista o cualquier compositor emblemático. Actuar en La Peña de Morfi también nos sacó un montón de prejuicios, nos abrió la puerta a decir, "Bueno, en verdad, la música es música, no importa después cómo la toquemos o el arreglo que le vamos a hacer.

—¿Y tienen también temas propios?

—Sí. De hecho, en el primero y segundo disco —tenemos cuatro discos editados—, hay composiciones propias, que son las menos. Lo que pasa es que ahora estamos justamente presentando esta temática de Las canciones más lindas del mundo, que nacieron en este programa tan conocido que es La Peña de Morfi. Justamente cuando terminemos de presentar estos dos discos, vamos a arrancar con un disco de composiciones propias.

—A Mendoza traen Las canciones más lindas del mundo… ¿Es la primera vez que se presentan acá?

Sí, es la primera vez. Y estamos muy contentos de poder ir a Mendoza. Vamos con Las canciones más lindas del mundo, pero también vamos a tocar música de nuestros primeros discos.

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