13 de abril de 2025 - 14:39

Del laboratorio a las librerías: el científico mendocino que lanzó una editorial independiente en Buenos Aires

Raúl Andrés Cuello, enólogo y biólogo mendocino, se radicó en Buenos Aires y allí fundó, con dos amigos, la editorial independiente Partícula.

Bibliófilo voraz y lector meticuloso, el mendocino Raúl Andrés Cuello transita con igual destreza las bibliotecas y los laboratorios. Su pasión por la lectura convive —sin contradicciones— con una carrera científica en pleno desarrollo: actualmente realiza su postdoctorado en el INTA Castelar, en la provincia de Buenos Aires, donde investiga las interacciones entre plantas y patógenos en cultivos esenciales para la seguridad alimentaria, como la papa, la vid o el tomate.

Radicado en Buenos Aires desde hace un par de años, ahora se ha lanzado con todo el entusiasmo a un nuevo proyecto: Partícula (@particulaeditorial en Instagram), una editorial independiente que se suma a un efervescente ecosistema de publicaciones en CABA y que presentará sus novedades en la próxima Feria del Libro de Buenos Aires, que se realizará del 24 de abril al 12 de mayo de 2025 en el Predio Ferial La Rural.

"Partícula es una editorial independiente que surgió de la iniciativa de Juan Alberto Crasci, quien venía de ser el editor de Añosluz y quería enfocarse casi exclusivamente en traducciones de textos inclasificables: ni literatura pura, ni ensayo puro, sino obras que surfearan por ambas costas como si de ejercicios anfibios se tratase. Un día nos juntamos en un café de microcentro y de inmediato nos pusimos de acuerdo. Luego se sumó Santiago Nogueira para completar el staff", recuerda sobre los orígenes del proyecto.

"El nombre 'partícula' apareció después de varias rondas de propuestas y de manera algo caótica. A posteriori nos dimos cuenta de que entre los nombres 'años luz' y 'partícula' había una suerte de continuidad física, como si se tratase de un juego de correspondencias secretas", explica sobre la editorial, cuyos dos primeros títulos ("Estamos bastante bien", de Francesco Spiedo, y "Viaje a Armenia", de Osip Mandelstam) se pueden adquirir en librerías.

image.png

-¿Y en qué punto tu bibliofilia se convirtió en interés por publicar libros? ¿Tenías hace mucho tiempo el deseo de probar la edición? ¿Pensaste en hacerlo cuando estabas acá en Mendoza?

-Esa es una pregunta algo complicada que espero poder responder con precisión. Es cierto que quien se dedica a publicar libros lleva consigo un amor infinito por ellos, pero no creo que eso sea suficiente. Creo que deben reunirse una serie de factores como el hecho de pensar colectivamente un proyecto para luego trabajarlo de manera exhaustiva. Cuando encontrás a los intérpretes ideales la cosa fluye, como sucedió con los Beatles o con el Gran Colisionador de Hadrones del CERN: las ideas están y se llevan a cabo con armonía. No recuerdo en verdad hace cuánto tiempo se inoculó este virus, pero sí sé que cuando vivía en Mendoza quería estar dentro del sistema editorial. De igual forma me resultaba muy difícil siquiera imaginar su marco de posibilidad porque carecía de experiencia, de roce con los elementos, digamos, y porque no encontraba el ecosistema en donde poner a prueba mis gustos o ideas.

-Como mencionaste antes, un punto central de la editorial es la atención que le pone al proceso de traducción. ¿Por qué este énfasis? ¿Circulan muchas malas traducciones?

-Pensamos que la traducción en Argentina es un ejercicio que cuenta ya con una tradición como pocas en el mundo: baste pensar en la que Mitre hizo de "La Divina Comedia" de Dante, o la de Enrique Pezzoni a "Moby Dick" de Melville o la de Marcelo Cohen a "La liebre con ojos de ámbar" de Edmund de Waal. Esto ha ennoblecido a nuestras letras, las ha enrarecido, les ha otorgado la posibilidad de conformar una suerte de ida y vuelta con una lengua extraña, una lengua otra que genera efectos en nuestra propia lengua. Allí está puesto nuestro acento editorial. No creo que circulen malas traducciones, en todo caso circulan muchas traducciones “for export” que vienen de España (la capital editorial del mundo hispanoamericano) que nos resultan totalmente ajenas, no nos interpelan en lo más mínimo. Sin las editoriales independientes sólo tendríamos ese tipo de traducciones.

De Mendoza a Buenos Aires

-¿Qué libros o lecturas te acompañaron en tu viaje de Mendoza a Buenos Aires? ¿Hay alguno que funcione como mito de origen en tu interés por la edición de libros?

-Yo diría que unas 5 o 6 cajas que mi vieja me mandó cuando me decidí a vivir acá. Fue brutal. En ese viaje vinieron libros imprescindibles que había comprado en Mendoza o en otros lugares. Creo que los más importantes fueron los de Michel Leiris, autor que descubrí durante la pandemia y que cambió mi concepción de la literatura por completo. Otros que quiero mucho son los de Philippe Jaccottet y Maurice Merleau-Ponty. Con esa tríada creo que me defiendo. Pero si hablamos de edición, creo que los libros más aleccionadores son los de Mario Muchnik: este hijo de Jacobo Muchnik (fundador de Fabril Editora) supo desde la cuna qué cosas son las fundamentales para llevar a cabo una editorial seria en vistas de publicar libros de buena factura.

image.png

-¿Qué papel creés que tienen hoy las editoriales independientes frente a los grandes conglomerados? ¿Se trata solo de escala o también de una ética distinta de publicación?

-Como bien dice Damián Tabarovsky, la nueva ola de edición independiente argentina ya lleva unos veinte años, así que todo el tiempo van apareciendo ideas e ideales nuevos, incluso hay editoriales independientes que siguen una lógica idéntica a la de Planeta o Random House, megaholdings que supuestamente conforman el frente enemigo. Sin embargo, hay un buen número de pequeñas casas editoriales que están publicando lo más interesante y disruptivo que se puede ver en nuestro país. Homo Faber, Buchwald, Ripio, Fadel&Fadel, Pinka son proyectos muy chicos, pero de muchísimo criterio; después están las editoriales medianas como El cuenco de Plata, Godot, Mardulce, Mansalva y otras que marcan el rumbo ético y estético de la literatura argentina.

Lo que se viene

-Si Partícula pudiera dejar una huella cultural, por mínima que sea, ¿cuál te gustaría que fuera? ¿Qué tipo de conversación con los lectores te interesaría abrir?

-Si eso llegara a ser posible, lo cual dudo, sería lograr que la diversidad de criterios se ensanche. Por este motivo: pienso que si hubiese habido más editoriales independientes cuando yo era chico mi formación lectora habría sido, tal vez, más omnívora, más permeable a diferentes voces y modulaciones. Como la lectura me llegó más bien tarde creo que me volví un poco conservador, lo cual siempre trae problemas porque es más difícil despegarse de la doxa. Entonces, la conversación que me interesaría tener con los lectores de Partícula estaría centrada en discutir qué efectos produce la incorporación de nuevas voces o voces que no tuvieron relevancia en su momento en nuestra cultura para lograr así discutir con el statu quo del gusto.

-¿Cuáles son las últimas novedades de Partícula y qué proyectos tienen para este año?

-Las novedades que se vienen son tres: "Retratos" de Marina Tvietáieva, "Relato secreto" de Pierre Drieu la Rochelle y "Souvenirs" de Alberto Savinio, todos para la Feria del Libro próxima. Resta un libro de Gertrude Stein, programado para septiembre, cuyo título es "París-Francia" seguido de "Raoul Dufy".

LAS MAS LEIDAS