16 de noviembre de 2025 - 12:16

Cecilia Dopazo: "El personaje de Yiya es muy atractivo por lo transgresor y monstruoso"

Cecilia Dopazo y Laura Novoa, en rueda de prensa por el lanzamiento Yiya, hablaron de sus personajes como víctimas y el rol de la mujer de los ‘70.

La serie Yiya, que estrenó el 13 de noviembre en Flow, ya es un suceso del streaming. La seguidilla de prensa por la que han pasado los actores, visitando programas y dando entrevistas (de las que participó Los Andes) revivió no solo al personaje y su historia, con la posibilidad de conocerla en profundidad gracias a una magnífica producción del director Mariano Hueter y Marcos Carnevale como escritor, sino que además puso en la palestra a un personaje horroroso y cautivante: la figura de la mujer de finales de los ‘70, madre y esposa, (la blusa prendida hasta arriba y por encima una cadenita con cruz de oro dan cuenta de su fachada) capaz de tener decenas de amantes, montar un negocio de prestamista basado en la estafa, y asesinar a sus amigas y parientes cuando una falla en esa maquinaria hizo que la estructura que tenía armada comenzara a desmoronarse. Así de impactante fue todo.

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En esta historia, protagonizada por Julieta Zylberber, Cristina Banegas, Cecilia Dopazo, Pablo Rago, Laura Novoa y Mónica Antonópulos, entre otros actores de primer nivel, las amigas de Yiya cobran un lugar preponderante. Los Andes estuvo en Buenos Aires para el lanzamiento de la serie y habló con Cecilia Dopazo y Laura Novoa, que encarnan a la primera y a la última de las víctimas, respectivamente. En una charla distendida, en uno de los sets que Flow había dispuesto para las entrevistas, las actrices se mostraron felices por el resultado de la serie y por la posibilidad de trabajar en producciones que cuentan con gran despliegue y proyección.

Cecilia Dopazo y Laura Novoa cuentan su experiencia

-¿Cómo fue desde lo físico y emocional interpretar a personajes que van desfalleciendo?

- Cecilia Dopazo: Fue lindísimo encarnar un personaje que vive a finales de los ‘70 con todo lo que eso implica, desde el vestuario, el maquillaje, el pelo, eso es un montón. Y en relación a mi personaje, había algo que me ayudaba de todo ese afuera para el adentro: ella es muy ingenua, muy dependiente de su marido, muy insegura y no sé por qué pero me resultó fácil. Además, la interpretación de Julieta (Zylberberg) me ayudaba mucho porque era exactamente lo opuesto: muy avasallante, autoritaria, violenta, ¡mala! Y como contrapunto me servía un montón, para amedrentarme y dejarme convencer por sus manipulaciones hasta finalmente terminar como termino, que es muerta literalmente.

- Laura Novoa: Hay algo en lo que me gustó apoyarme, que tenía que ver con la incredulidad, la inocencia de esta mujer que era amiga, esa esa cosa de sentir que conocés al otro, pero en realidad no lo conoces. En mi caso es la última víctima, por lo tanto es como que ya vio que se murió la amiga, vio que se murió la otra y no termina de pensar que puede llegar a ser, hasta que su hija se lo dice. Cómo la inocencia nos lleva hasta la muerte me parece super interesante. Porque cuando estudiás un personaje sabés las cosas que no sabe tu personaje. Además del arte que es una maravilla en esta serie: la fotografía, el vestuario, la escenografía, el director… es un orgullo trabajar en Argentina a este nivel. Me parece que eso también es muy importante porque nos permite a nosotras, que quizás antes trabajabamos más seguido y ahora quizás una o dos veces por año, estar en esta producción hermosa y con este arte que te marca un escalón.

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-¿Tuvieron oportunidad de hablar personas vinculadas a Yiya o a las víctimas?

- CD: Yo no, la verdad que no. La posibilidad que sí brindó este proyecto es la de leer todos los diarios del momento, las revistas, además hay mucho en YouTube, eso ayuda mucho. Ver las entrevistas, cómo era ella, y manipulaba a la persona que la entrevistaba, era una locura, tenía una autoestima surreal. Por otro lado se puede ver cómo una historia tan seria es banalizada por la prensa amarillista o en el mundo del espectáculo donde de pronto circulaba por algún almuerzo con Mirtha Legrand o el programa de Lia Salgado, en los que se hacían bromas porque todavía había alguna ignorancia al respecto. Incluso ella llevaba masitas a los programas, y contaba que le llevaba masitas a los policías, porque ella misma se reía de la situación. De hecho, creo que Mirtha Legrand salió a pedir disculpas después porque tomaban con humor algo que había sido muy serio.

-LN: A mí me pasó que con otros personajes que hice, de personas que ya no estaban, sí investigué o hablé con los familiares o amigos. Eso fue muy importante tanto en Eva Duarte como en el caso María Marta García Belsunce. Pero en Yiya no, porque sentí que la historia me llevaba sola y que en realidad era aleatorio quién era mi personaje, sino esto tenía que ver con la inocencia, con los amigos, con el no ver quién es el otro realmente. Lo que sí estudié fueron las cosas físicas, las convulsiones y todo lo que tenía que ver con la muerte y el impacto del veneno en el cuerpo.

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-¿Qué es lo mejor y qué es lo más complicado de trabajar en una historia que está basada en hechos reales?

-LN: Para mí lo mejor es que cuando los personajes son ficcionales, pero sobre una historia real, vos creás ese personaje que incluye investigación, lo que quieren decir el autor y el director, pero desde tu propia fantasía. Cuando es un personaje real, tenés que crearlo desde muchísimas aristas, estudiar los años en que ocurrió. Por ejemplo, mi personaje se terminó de componer con la ropa que eligió Cecilia Coronado, la vestuarista, que es hermosa, yo me ponía eso y sentía: "Ya no tengo que actuar más”. Pero además con las uñas postizas, que eran espantosas pero se usaban…

-CD: Claro, con esas uñas la forma en que usábamos las manos era distinta: agarrar las masitas, tomar el té, andábamos todas con la base de maquillaje naranja… Y el contexto social y cultural de 1979, donde hablamos de la ingenuidad de los personajes y la dependencia de las mujeres hacia los hombres. De hecho Yiya es muy masculina en sus modos.

-LN: Si tu personaje (le habla a Cecilia Dopazo) le hubiera dicho al marido lo de la plata, no terminaba muerta. Pero como en el comportamiento femenino de esa época los temas de dinero eran “cosa de hombres”, ahí es donde entra Yiya, en la vulnerabilidad de las mujeres.

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-Más allá de todo el contexto oscuro ¿Cuál fue el momento de sus personajes que más disfrutaron?

-LN: A mí me pasó en dos momentos: El del té, que estamos todas juntas, en una cosa de mucha fiesta. Habíamos elegido vestirnos de rosa y llego a lo que era la ambientación de mi casa, donde Natalia Ruiz que es la encargada de arte, hizo toda la mesa con el mantel rosa, con las tacitas rosas, con la tetera rosa, dije, "Llegué a Hollywood." Me sentí muy feliz de estar ahí, porque sin haberlo hablado, todo confluyó en una escena divina. Creo que Mariano (Hueter, el director) hace eso en los set, como un código de nosotras que, además, nos conocíamos y estábamos muy contentas de estar trabajando juntas. Entonces era como un té de verdad de amigas. Y el segundo momento fue el de la muerte, que me encantó hacerla porque yo soy muy dramática, ese día vomité, me tiré al piso, hice cosas que me gusta mucho hacer (se ríe). Era terrible todo pero yo la pasé bárbaro.

-CD: A mí me ha dado mucho miedo mis escenas de muerte, porque pueden salir muy bien o muy mal, pero Mariano me daba mucha confianza porque me decía “¡Está buenisimo!”, venían de maquillaje y hacían sus trucos y sus magias que ayudaban un montón. Cuando terminé ese día y me miré al espejo, no podía creer. Pensé: "Con razón, la gente me miraba así”. Después la edición quedó muy bien… Quedé muy contenta.

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-En la serie el machismo de la época está subyacente y se percibe a partir de las mujeres, no es explícito. ¿Cómo trabajaron eso y cómo lo vieron al final?

-CD: A mí me gustaba que decantaba, no me gustan las cosas que están explicadas, lo que vos decís me alegra, porque entonces está logrado, como en la serie Mad Men. ¿Cómo se cuenta que la mujer estaba en un escalafón más bajo que el hombre? Porque son secretarias, son los hombres los que toman las decisiones. ¿Y quién sobresale? La mujer que tiene un carácter más masculino o más avasallante. Entonces es información que va decantando por los comportamientos de la época.

-LN: Y me parece que Mariano Hueter tiene un sistema de dirección super interesante porque confía en los actores que convoca. Hay algo que a mí también me impresionó, cómo se ve una otra época femenina compuesta desde otro lado y teniendo una protagonista con rasgos totalmente masculinos, en especial para la época. Además, no nos olvidemos que Yiya Murano fue la primera envenenadora serial argentina. No hay muchas mujeres envenenadoras seriales, por suerte. Por suerte. Y hay algo sí de un comportamiento femenino muy distinto que se ve en los en los personajes.

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-¿Lograron comprender algo de la mente de Yiya?

-LN: Hace bastante hay como una especie de moda de poder empatizar con el malo. A mí no me interesa esa parte. Sí me interesa ponerlo un poco afuera y que la ficción nos ayude a ponerlo afuera para que no vayamos en ese camino en la sociedad. Entonces hay algo de mostrar la monstruosidad humana y el mal que de verdad puede hacer, que me parece que es interesante. Hay por supuesto un morbo de querer ver, pero también hay un sufrimiento de las amigas que se ve y que es interesante. Porque la ficción, de alguna manera, hace un trabajo social de mostrar oscuridad para no guardarla y que eso crezca adentro.

-CD: Concuerdo y el personaje es muy atractivo por lo extraordinario, por lo transgresor y monstruoso. Por eso también es divertido hacer malos, porque hacen cosas que uno no haría en la vida, si está sano. Por eso yo me dedico a la actuación, para poder vivir otras vidas sin pagar las consecuencias.

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