Inteligencia artificial y Justicia

Pensando en cómo está el hombre hoy frente a la justicia, imaginaba aquellos personajes del Éxodo, cohesionados hacia un destino común, caminando unidos por una misma ley, avanzando por el desierto durante tantos años y con tantas dificultades, para llegar a perder su espíritu de pueblo, sus esperanzas, su apego a las leyes y cayendo finalmente en el desgobierno y la falta de disciplina pero encontrando al final a través de su líder el camino perdido.

Esos principios originales más la suma de otros que se fueron adecuando a nuestros tiempos, sirvieron de guía para ordenar las relaciones humanas.

Pero esto no fue suficiente, más allá de la justicia divina y la justicia impartida por los hombres, también el hombre convivió con la justicia de la calle. Aquella que se toma revancha directamente por mano propia, sin códigos ni condenas.

Y esto último es lo que ya nos alarma porque hoy lo estamos viviendo y es muy grave.

Pues si el hombre descree de las instituciones, de los jueces, de los gobiernos, del semejante, quiere decir que estamos perdiendo el rumbo como aquellos israelitas perdidos en el desierto, sumidos en vicios, bajezas, necesidades y sufrimientos.

Si el hombre no es capaz de ordenarse a sí mismo ¿qué deberíamos hacer? ¿Buscar al juez John Roberts?, ¿el robot?

Si los hombres no sabemos qué hacer ¿seriamos capaces de recurrir a la robótica? ¿Sería eficiente esta salida? ¿Están capacitadas las máquinas para impartir justicia?

Son muchos los interrogantes y no sabemos que podría suceder.

De hecho hay tecnología disponible para apoyar el trabajo de la justicia, pero un programa no tiene empatía.

Un juez debe convivir con la comunidad en la que ejerce su labor, sino todo el proceso carecería de sentido y quizás ingresemos en un terreno peor, agregando mayores problemas.

Sin justicia entonces, el caos sobrevendría, tomando las riendas solo el más fuerte, el que levanta la voz, el que tiene el poder, el dictador, surgiendo en este pandemonio la opresión y las luchas internas.

Creo que solo la reorganización pacífica de las instituciones, con el aporte de la educación y la cultura ayudaría a encontrar una justicia sana.

Es allí donde el gobierno debe poner sus recursos y su inteligencia.

Justicia sana que hará posible la verdadera libertad que nos merecemos.

Oscar Carlos Laguna DNI 8.144.258