Perros peligrosos y tenencia responsable

En los últimos días se han producido nuevos ataques de perros peligrosos, dos en la provincia de Córdoba, uno de carácter fatal, y en nuestro territorio. Los casos son muy graves y ameritan la estricta aplicación de la prevención, más cuando en algunos casos se observa una notoria irresponsabilidad de los dueños de los animales.

Dogo. (Imagen Ilustrativa)
Dogo. (Imagen Ilustrativa)

Recientemente, otra vez un perro dogo fue noticia, dramática. En Villa María (Córdoba), un ejemplar de esa raza atacó a un adolescente de 14 años, que se desempeñaba como vendedor ambulante, y le provocó diversas lesiones, de las que se recuperó tras ser atendido en un hospital.

El hecho se produjo casi al mes de la muerte, en la capital cordobesa, de Trinidad Ballesteros, de 15 años, brutalmente atacada por 2 dogos cuando había salido a pasear los perros de una tía. Las mascotas regresaron, pero ella fue derivada a un nosocomio, donde falleció por la gravedad de sus heridas en piernas, rostro y cabeza.

A los dos casos registrados en Córdoba, se suma el de un niño de 6 años que resultó herido en el rostro tras ser abordado por una perra de raza dogo, cuando jugaba en una plaza del departamento de La Paz.

Antes del caso precedente, un pitbull desfiguró la cara de una nena de dos años en San Martín.

Todos hechos traumáticos, con una secuela dramática para las víctimas, y ni que hablar del hecho donde perdió la vida la quinceañera.

En la provincia mediterránea, desde la agresión que arrebató la vida a Trinidad, la inscripción de perros denominados “potencialmente peligrosos” en la aplicación municipal digital Huella Animal creció 900%; según datos del Ente Municipal BioCórdoba, hoy hay 555 animales anotados. El registro es voluntario.

Es un requisito importante que debe cumplirse para saber dónde puede registrarse un ataque de consecuencias imprevisibles.

Pero, lo cierto es que las situaciones descriptas son, en buena medida, la consecuencia de dueños irresponsables que no saben cuidar de estos animales y no satisfacen las necesidades propias de cada raza.

Por eso remarcamos en la responsabilidad. La tenencia de estos animales por parte de los particulares debe estar asentado en la responsabilidad, en el hacerse cargo.

No faltan quienes creen que hay ciertas razas de canes que son más propensas a atacar a las personas y a otros animales. Lo cierto es que las razones por las que un perro es agresivo son variadas. Es cierto que hay especies más corpulentas que otras, pero hay mucho más allá de esto en juego.

Una cosa que podemos deducir a priori es que no son ejemplares para cualquier persona. En principio no sería una cuestión de raza sino del poder y la fuerza de la mordida que tiene cualquier can que pese arriba de 15 o 20 kilogramos. Eso es lo que debe tenerse en cuenta.

Un perro de más de 15 kg, tiene una fuerza de mordida muy importante, muy riesgosa, más allá de que sea dogo o pitbull; claro, que no se puede negar que la genética de cada ejemplar acompaña en su forma de desenvolverse o reaccionar.

En este sentido, los preceptos de la Veterinaria moderna recomiendan que quienes posean en su lugar de residencia animales así, deberían estar asistidos, asesorados, por un veterinario etólogo clínico, no por un simple entrenador, que está en condiciones de ir guiando la crianza del can y ante cualquier señal de una amenaza para familiares o terceras personas, el profesional podrá aplicar las medidas que impidan actitudes tan destructivas e indeseadas como la agresión indiscriminada, como los hechos narrados y que dieron motivo a este comentario editorial.

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