1 de noviembre de 2025 - 00:00

Examen aprobado para la Boleta Única nacional

Correspondía que estos cambios se implementaran en la totalidad del país, puesto que, en varias provincias, incluyendo a Mendoza, la Boleta Única se venía aplicando con anterioridad, también con éxito, en elecciones distritales.

Las recientes elecciones legislativas marcaron el debut de la Boleta Única de Papel (BUP), que puso en marcha a nivel nacional el sistema de votación en el que el ciudadano elige a sus candidatos en una sola hoja que contiene todas las opciones disponibles para un distrito.

El nuevo mecanismo funcionó con normalidad, lo que permitió que los resultados electorales surgidos del escrutinio provisorio se conocieran dentro de los horarios previstos por las autoridades. Por otra parte, no se advirtieron reclamos importantes en las mesas de votación de todo el país atribuidos al sistema inaugurado.

Correspondía que estos cambios se implementaran en la totalidad del país, puesto que, en varias provincias, incluyendo a Mendoza, la Boleta Única se venía aplicando con anterioridad, también con éxito, en elecciones distritales.

La implementación de la ley 27.781, que modificó el Código Electoral Nacional para dar paso a la BUP, puso punto final a un extenso e inútil debate sobre la modernización de los mecanismos de votación vigentes durante décadas, cada vez más cuestionados por su costo y posibilidades de manipulación partidaria.

Es ponderable el ahorro presupuestario que supone para el Estado el nuevo mecanismo. Incluso el aporte en cuestiones ambientales, puesto que con la lista sábana la excesiva impresión llevaba necesariamente a un significativo descarte de papel impreso que quedaba sin utilizar.

Además, el nuevo sistema desalienta el voto inducido. Con la actual boleta el que decide es el ciudadano en la sala de votación. Antes las agrupaciones partidarias podían disponer de un importante número de boletas sábana con las que frecuentemente se ejercía publicidad electoral domiciliaria, o en mano. Desde ahora las boletas de votación las manejan únicamente las autoridades de mesa el mismo día de los comicios y de una forma más proporcional al número de votantes.

Concretamente, se minimizan las posibilidades de fraude por el reparto previo de boletas y queda de lado la siempre polémica reposición de las mismas que se practicaba en el ahora antiguo “cuarto oscuro”.

Debe reconocerse con este paso dado la capacidad política de la actual administración nacional, que luego de años de infructuosas conversaciones para avanzar con el nuevo sistema logró en el Congreso los consensos necesarios para poder modificar la legislación electoral y poner en marcha la Boleta Única.

Además, la correcta implementación observada en el país el domingo deja expuestos a los sectores partidarios que frenaron durante años el señalado debate de modificación del sistema y que también votaron en contra en oportunidad de su aprobación mayoritaria en el Congreso. Tal vez por tener que desprenderse de un sistema que, como señalamos antes, permitía mayor influencia sobre el votante.

Justo es reconocer que se trataba de una metodología de la que se beneficiaron, en mayor o menor medida, todas las organizaciones políticas. Pero lo destacable es que la gran mayoría de las mismas haya comprendido que había llegado la hora de transparentar el sistema electoral y dotar a la población de un mecanismo transparente para votar.

Consensos que deberán darse nuevamente para otros avances que la sociedad requiere.

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