Este año, la discusión sobre el precio de la uva vuelve a ocupar el centro de la escena. Es una batalla que vemos en cada vendimia, probablemente este año abreviada por la naturaleza, que trae consigo una cosecha adelantada.
Mientras los productores buscan más de $300 por kilo de uva, el mercado no convalida. El sector debate quién, si alguien, saldrá beneficiado.
Este año, la discusión sobre el precio de la uva vuelve a ocupar el centro de la escena. Es una batalla que vemos en cada vendimia, probablemente este año abreviada por la naturaleza, que trae consigo una cosecha adelantada.
¿Es el año del productor? Evidentemente no. ¿Es el año de la bodega? Aún está por verse. Lo cierto es que los productores esperaban obtener más de 300 pesos por kilo de uva criolla, pero el mercado no está convalidando ese valor. Por la criolla se ofrece adelantos de 170 pesos por kilo para la levantar la cosecha, con un ajuste final en mayo, cuando se termine de definir el precio real, es decir, precio incierto.
En respuesta, el gobierno de Mendoza y San Juan lanza un operativo de compra de mosto, es decir, de producto terminado, a 250 pesos.
En este contexto, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) publicó su estimación de producción para la cosecha 2025 a nivel nacional. Se proyecta una producción de 20.971.400 quintales, lo que representa un incremento del 9,3% respecto a la cosecha 2024, que alcanzó los 19.189.738 quintales. En Mendoza, la producción estimada es de 14.800.900 quintales, un 8,6% más que los 13.624.209 quintales del año pasado.
Sin embargo, la estimación del INV no ha estado exenta de controversia, y cada interesado del sector genera sus propias conclusiones.
Las cámaras empresarias y de productores han salido a cuestionar por lo bajo los números oficiales. La Asociación de Viñateros, según una nota publicada en Los Andes, sostiene que la cosecha será solo un 5% mayor a la del año pasado. En cambio, desde Bodegas de Argentina creen que la producción aumentará un 18%. Ambas posturas se respaldan en el margen de error del 5% que reconoce el INV en sus proyecciones.
Más allá de la discrepancia en las cifras, el trasfondo de la discusión es claro: si hay mayor producción de uva, el precio debería tender a la baja; si la producción es menor, el precio podría subir. No obstante, el panorama indica que nadie está ganando.
Por ahora, resta saber qué va a pasar con el consumo, tanto en el mercado interno como en el mercado externo. Probablemente, todo se terminará de cristalizar en el segundo trimestre. Por ahora, la incertidumbre reina.