Roberto de la Mota: “Tener una DOC habla de la madurez de un país vitivinícola”

El presidente de la Denominación de Origen de Luján de Cuyo presentó un malbec que se sumó al selecto grupo de vinos distinguidos.

Roberto de la Mota
Roberto de la Mota

Adelantados en los tiempos de la vitivinicultura argentina, en 1989 un grupo de productores decidió poner el foco en la singularidad del terruño y las cualidades de los vinos de lugar y dieron origen a la Denominación de Origen Controlada (DOC) Luján de Cuyo. Aunque hubo un tiempo en el que quedó relegada, hoy, más de 30 años después, sumaron dos nuevos vinos y renovaron sus actividades

Roberto de la Mota es quien está al frente de la DOC, cuya adhesión es totalmente voluntaria. Es uno de los dos enólogos que sumó su nombre a la selecta lista que integran Chandon, Lagarde, Luigi Bosca, Nieto Senetiner y Norton y, a partir de ahora, Bressia y Mendel.

Con una larga trayectoria en el mundo del vino, el hijo de Raúl de la Mota habló con Los Andes acerca de la importancia de tener una DOC, cuáles son las particularidades de los vinos, los viñedos que la integran y los planes a futuro, entre otros temas.

- Desde el punto de vista de los viñedos, ¿qué tan exigente es una DOC para el productor?

- El nivel de exigencia en una Denominación de Origen depende de lo que definan los productores que la crean. En nuestro caso particular en Luján de Cuyo, los requisitos son bastante importantes. El viñedo debe tener una antigüedad no menor a 10 años y una densidad de plantación determinada de no menos de 5.000 plantas por hectárea.

Por otro lado, se exige que tenga sistema de conducción vertical; sistema de poda guyot y un rendimiento que no supere los 10.000 kilos por hectárea. Además, las uvas tienen que estar cosechadas a no menos de un 13,5% de alcohol potencial. Esos son algunos de los requisitos, no todos.

- ¿Cómo sigue el proceso después del viñedo?

- Más allá de las uvas, que tienen características singulares, también la elaboración y la crianza deben cumplir con algunos requisitos. En nuestro caso, tienen que tener una crianza no menor a 18 meses y en vasijas de roble en un porcentaje importante. Ahí cada uno de los participantes pueden elegir mayor o menor uso de barricas o el tipo de madera que van a usar. Después, el vino ya elaborado tiene que pasar por un comité de degustación que lo tiene que analizar y aprobar.

Somos conscientes de que el vino tiene que tener una calidad determinada porque, si no es así, va en contra del interés común, que es que el vino tenga características determinadas que aseguren el renombre de la zona.

- La DOC tiene más de 30 años de trabajo, ¿por qué recién ahora han vuelto a darle importancia?

- Una de las condiciones y características importantes que tiene una DOC es que los vinos elaborados bajo este criterio tienen que tener una tipicidad del lugar, reconocible por parte del público consumidor. Creo que lo que nos faltaba era el reconocimiento por parte de los consumidores.

Con el uso de las Indicaciones Geográficas (IG) y el conocimiento por parte de la gente de las características de los vinos de cada lugar, fue tomando cada vez más fuerza la necesidad de reflotar la DOC Luján de Cuyo.

Por otro lado, algo que también es muy importante, es poder lograr poner el valor y proteger, ante el crecimiento urbano de la ciudad, a los viñedos, que son parte de un patrimonio único, como lo son los viñedos viejos de Luján.

- ¿Qué importancia tiene para los vinos de Argentina que exista una DOC?

- Es muy importante, porque fue la primera DOC de América y fue reconocida en 1991 por la Organización Internacional de Viña y el Vino (OIV). En segundo lugar, esto habla de la madurez de un país vitivinícola, que no sólo tiene vinos reconocidos por algunos terruños que empiezan a tomar renombre, sino que hay algunos vinos que, además del terruño y el renombre por el origen de sus uvas, van mostrando que hay productores que se reúnen con el objetivo de elaborar vinos de una característica aún mejor, autoimponiéndose algunos requisitos únicos. Lo más interesante de una DOC es que es una asociación libre y voluntaria por parte de los productores para hacer vinos que representen una zona.

- ¿Qué significa para una bodega ser parte de la DOC y qué cambia a nivel comercial?

- Para las bodegas es un compromiso y la voluntad de defender un terruño que uno considera que es único en el mundo.

Que un vino diga DOC Luján de Cuyo tiene el aval que asegura que ese vino ha sido elaborado bajo el reglamento de la denominación de origen y ha sido aprobado por el comité de degustación. Tiene un sustento y un soporte que es muy valorable.

Para algunos mercados, como el de Brasil, es muy importante para las marcas que los vinos tengan el sello de la DOC.

- Como presidente de la DOC, ¿cuáles son las metas para esta nueva etapa?

- Tenemos varias. Desde el punto de vista técnico, además de seguir mejorando y creciendo con la calidad de nuestros vinos, estamos trabajando en un estudio de suelos en el que estamos involucrando al INTA y a la Municipalidad de Luján para poder hacer una investigación mucho más concreta de los suelos de cada uno de los distritos del departamento.

El objetivo es trabajar también en un ordenamiento territorial, lograr que algunos distritos y zonas se sigan protegiendo como patrimonio vitícola del departamento. Después, tenemos la intención de que cada vez más productores se asocien al Consejo de la DOC.

- ¿Hay potencial en otras zonas vitivinícolas de Mendoza de sumar otra DOC o el camino son las IG?

- Creo que las IG son lo que está funcionando bien en este momento. Es lo que tiene que seguir y van a seguir. Pero no es lo mismo que una DOC.

Una Indicación Geográfica (IG) es importante y asegura al consumidor que todas las uvas con las que se ha elaborado un vino provienen de ese lugar. Sin embargo, pueden elaborarse en otro sitio. En cambio, con la DOC hay un compromiso mayor. Además de cumplir el reglamento y pasar por el comité de degustación, las uvas se tienen que elaborar en el lugar de origen, por lo que tiene una complicación mayor.

Creo que van a aparecer otras DOC, pero va a llevar algo de tiempo desarrollarlas, porque hay un trabajo muy arduo previo. No es solamente la vocación de asociarse por parte de los productores, sino que también implica establecer su propio reglamento y demás.

- ¿Qué influencia tiene que un apellido importante para la historia vitivinícola del país como De la Mota esté hoy al frente de la DOC?

- La DOC es mucho más importante que un apellido. No cambia mucho, pero lo hago con muchas ganas, vocación y voluntad, porque me parece que es parte de nuestro compromiso con el lugar. Luján de Cuyo amerita que pongamos en valor esos viñedos que son tan importantes.

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