La cadena de supermercados Vea, una de las marcas insignia del grupo Cencosud, que también controla Jumbo, Disco y Easy, cerró recientemente cuatro sucursales distribuidas entre Buenos Aires, Catamarca y San Juan. La medida dejó a más de un centenar de empleados sin tareas regulares.
Los locales afectados están ubicados en San Martín (Catamarca), Castelar y Moreno (Buenos Aires), y Villa Krause (San Juan). En todos los casos, se notificó el cierre repentino de las tiendas, generando incertidumbre entre los trabajadores. Algunas fuentes señalaron que la empresa ofreció reubicaciones o indemnizaciones, aunque sin precisiones oficiales por parte de Cencosud.
El caso de Castelar es el más significativo en términos de impacto laboral. La sucursal contaba con 80 empleados, lo que representa una parte sustancial del total de afectados. El cierre tomó por sorpresa a los trabajadores y generó preocupación en la comunidad.
En Catamarca, la sucursal cerrada estaba ubicada sobre la avenida San Martín. Aunque no trascendió el número exacto de personas que perdieron su puesto, fuentes locales confirmaron que todo el personal fue desvinculado. La medida provocó reacciones en sindicatos del sector, que ya monitorean posibles casos similares en otras provincias.
En San Juan, el cierre del local de Villa Krause afectó a 17 empleados, algunos de los cuales habrían recibido la posibilidad de ser reubicados dentro del grupo. La sucursal de Moreno, en el conurbano bonaerense, también fue dada de baja, aunque no se confirmó cuántos trabajadores quedaron sin funciones allí.
A qué se deben los cierres
Desde Cencosud evitaron hacer declaraciones sobre la medida ni explicaron públicamente los motivos detrás de los cierres. Sin embargo, distintas fuentes apuntan a dos factores clave: una reestructuración general por la caída en las ventas y una posible participación en la compra de Carrefour Argentina, que exigiría al grupo una mayor eficiencia operativa y consolidación financiera.
El panorama de consumo en el país no da señales de alivio: hay menos visitas a supermercados y un fuerte ajuste en el gasto de productos básicos, lo que fuerza a las cadenas a revisar su estructura y priorizar rentabilidad. Además, los locales cerrados presentaban, en varios casos, bajos niveles de rendimiento o solapamiento territorial con otras sucursales del grupo.
Mientras tanto, los trabajadores afectados transitan un escenario incierto. Algunos analizan propuestas de reubicación, mientras que otros se ven obligados a gestionar indemnizaciones o buscar nuevos empleos en un mercado cada vez más desafiante.