25 de noviembre de 2025 - 11:05

Monotributo: las inequidades del sistema según el Ieral

El Ieral de la Fundación Mediterránea puso el foco en este impuesto que sirve a muchos, pero posee falencias.

En medio de un debate por una posible reforma fiscal, el régimen de monotributo quedó otra vez en el centro del debate. Y si bien es una herramienta importante para miles de trabajadores e independientes, también presenta algunas inequidades. Así lo planteó un informe del Ieral de la Fundación Mediterránea que detalló una serie de desequilibrios que, lejos de corregirse, se profundizan con el paso del tiempo.

El trabajo firmado por las economistas Laura Caullo y Guadalupe Galíndez, expresaron que el monotributo se presenta como una herramienta para simplificar la vida fiscal de los pequeños contribuyentes. No obstante, sus problemas previsionales revelan un sistema que no logra garantizar aportes suficientes ni sostener un esquema de jubilaciones adecuado. Desde agosto de 2025, los aportes jubilatorios que realizan los monotributistas varían según la categoría: van desde $13.663 por mes hasta$43.129.

“Estas contribuciones habilitan el acceso a la Prestación Básica Universitaria” y permiten computar años de servicio dentro del SIPA. Sin embargo, aun con esta progresividad, están considerablemente por debajo de lo que aportan autónomos y asalariados formales. “Para dimensionar la brecha, con los montos de junio de 2025 se requería el aporte de casi 28 monotributistas para financiar una jubilación mínima con bono ($374.724). El aporte promedio es de apenas $13.519”, expresó el trabajo.

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Otra brecha del monotributo está en fenómeno demográfico que tensiona aún más la sostenibilidad del régimen. El grueso de los aportantes se concentra en el tramo etario más productivo, entre 30 y 49 años, que explican casi la mitad del total de adherentes. Este grupo, que atraviesa una etapa crucial para consolidar su historia previsional, lo hace bajo un esquema que —por diseño— genera aportes muy por debajo de lo necesario y promete prestaciones futuras financiadas, en buena parte, por el resto del sistema.

El mapa territorial, por otra parte, también muestra los desequilibrios y dos caras de un mismo problema contributivo. Mientras que en algunas regiones como CABA o Córdoba predomina una formalidad de baja intensidad, en otras directamente la ausencia de formalización. Es el caso de provincias como Tucumán, Santiago del Estero o Catamarca.

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