La UIA advierte por el impacto de las importaciones y reclama un “nuevo contrato productivo” para fortalecer la cadena industrial
En la UIA pidió mejorar las condiciones para las empresas locales ante la apertura comercial y reclamó reformas para fortalecer las cadenas de valor.
La UIA advierte por el impacto de las importaciones y reclama un “nuevo contrato productivo” para fortalecer la cadena industrial
En la conferencia anual de la Unión Industrial Argentina (UIA), su presidente, Martín Rappallini, ofreció un diagnóstico firme: la Argentina atraviesa una transición económica profunda y, en medio de la apertura comercial, es urgente defender la competitividad de la industria local y la integridad de las cadenas de valor.
“Es imposible imaginar una Argentina federal y en expansión sin una industria que se desarrolle y crezca a lo largo y a lo ancho del país”, afirmó el dirigente, quien repasó el trabajo territorial que la entidad realizó este año: visitas a 12 provincias, entre ellas Mendoza, parques industriales, reuniones con empresarios, trabajadores y gobernadores.
Rappallini destacó que, en cada ciudad del interior, cuando se enciende una empresa “empieza todo el ecosistema productivo a funcionar: el transporte, la logística, el comercio; todo está alrededor de la industria”. Según explicó, esas recorridas confirmaron la “alta capacidad productiva” que posee el país y la relevancia estratégica de todas las cadenas de valor.
Si bien señaló que la energía y la minería serán los sectores que más traccionen dólares y crecimiento en los próximos años, también puso en valor la diversidad industrial argentina: desde la agroindustria y la metalmecánica hasta la industria farmacéutica, el software y la economía del conocimiento. Incluso mencionó el avance del país en inteligencia artificial, “un liderazgo que sorprende por el talento argentino”.
“La riqueza de una nación no depende solo de los recursos naturales, sino de las capacidades de sus empresas y trabajadores para transformar materias primas y servicios. Esa es la verdadera fuente de riqueza”, sostuvo.
Uno de los puntos más sensibles del discurso de Rappalini pero que fue transversal a toda la conferencia, fue la creciente presión que generan las importaciones sobre la producción local.
“La sociedad argentina nos plantea un desafío claro: quiere acceder a productos de calidad global, pero a precios globales. Es una demanda legítima”, dijo.
Pero advirtió que la apertura debe considerar la situación de las empresas nacionales: “Insistimos en que la apertura al mundo debe tener en cuenta la mejora de las condiciones para las empresas locales”.
En este escenario, alertó sobre el reordenamiento global de las cadenas de valor y la supremacía china. “China ya representa más del 50% de la producción industrial mundial y busca reemplazar cadenas de valor enteras, incluso en sectores estratégicos”, explicó. A eso sumó prácticas de dumping, subsidios y costos laborales que “distorsionan los mercados internacionales”.
Por ese motivo, destacó que Estados Unidos, Europa y Brasil están respondiendo con políticas activas para defender sus industrias. “No se trata de proteccionismo, sino de defender la competencia leal y los estándares de calidad”, diferenció.
Rappallini planteó que la UIA ya trazó una agenda central para 2026, basada en la necesidad de “bajar el costo argentino” y garantizar la competitividad sistémica. Ese camino, aseguró, requiere de un “nuevo contrato productivo”, una visión compartida entre empresarios, trabajadores y el Estado para impulsar el desarrollo industrial.
El dirigente explicó que este contrato se sostiene en cinco pilares fundamentales. El primero es el financiamiento productivo: “El crédito debe ser el combustible de la inversión, la innovación y el empleo”, señaló, al reclamar un sistema financiero que deje atrás la especulación y acompañe el crecimiento.
El segundo pilar es la reforma impositiva, orientada a construir un esquema que “premie la producción y la formalidad”, reduciendo las distorsiones que hoy enfrentan las empresas.
El tercer eje es la modernización laboral, pero con una aclaración: “No para retroceder en derechos, sino para darle futuro al trabajo”. Según Rappallini, el país necesita un sistema que incentive la productividad, la capacitación y la formalización.
El cuarto pilar es la educación técnica y la formación profesional. “La educación es la infraestructura del conocimiento”, afirmó, subrayando la urgencia de preparar a los jóvenes para la industria del futuro.
Finalmente, destacó la necesidad de avanzar en infraestructura y energía competitiva, con inversiones en caminos, trenes, puertos y conectividad para reducir costos logísticos y potenciar la integración territorial. “Sin logística moderna ni energía competitiva, ningún país puede desarrollarse”, sentenció.