La vitivinicultura en la mirada de los protagonistas

Los referentes celebran el crecimiento del vino en las últimas décadas, pero lanzan duras críticas hacia el Gobierno y hacia el interior de la industria por los desequilibrios sectoriales.

Los referentes celebran el crecimiento del vino en las últimas décadas, pero lanzan duras críticas al Gobierno y hacia el interior de la industria por los desequilibrios sectoriales.
Los referentes celebran el crecimiento del vino en las últimas décadas, pero lanzan duras críticas al Gobierno y hacia el interior de la industria por los desequilibrios sectoriales.

Patricia Ortiz - Presidente de Bodegas de Argentina

Vino, mirándonos al espejo

La década del 90, con sus reformas económicas, facilitó la inversión en bodegas y fincas que, junto al arduo trabajo de capacitación de recursos humanos, reconversión tecnológica, captación de inversores, consultores extranjeros y una excelente campaña que logró posicionar al Malbec como un producto único en el mundo, permitió globalizarnos y crecer en exportaciones varietales.

Sin embargo, el atraso cambiario de la última década, la falta de inversión logística y la presión tributaria detuvieron ese crecimiento, algo no previsto ni corregido por las políticas estratégicas del sector, que continuó ejecutando un plan sin la lectura del contexto.

El mundo hoy nos desafía y nos exige pasar de ser elogiados productores de una cepa a ser uno de los grandes jugadores en un mercado global (donde nuestra participación es de sólo el 2.7%), mostrando la diversidad de regiones y la excelencia de otros varietales.

Poner a la Argentina a la vanguardia requerirá no sólo afianzar nuestra posición en los mercados de EEUU y Europa, sino también crecer fuertemente en Asia donde nuestros competidores, que crecieron el doble, ya lo están haciendo.

Aprovechar esta oportunidad requerirá de un gran esfuerzo y cooperación público-privada, para, por un lado, realizar estudios de mercado que nos ayuden a ampliar la demanda, mejorar la eficiencia de nuestras cadenas productivas; invertir en desarrollos innovadores y direccionar los fondos aportados por las bodegas a una promoción consensuada por quienes conocen los mercados nacionales y extranjeros.

Eduardo Sancho - Presidente de Fecovita

El camino es la integración

Productores, Cooperativas y Fecovita comenzamos la vendimia 2021 con todo el aprendizaje del último año a cuestas, adaptando nuestras tareas para preservar la salud de muestra gente, poder levantar la cosecha y realizar la elaboración. La cosecha fue menor y permitió equilibrar los stocks vínicos, tonificando los precios para la producción primaria. La integración cooperativa continúa demostrando ser una herramienta determinante ya que permite a nuestros productores percibir el beneficio del aumento del precio del vino junto con el acceso al financiamiento necesario para la compra de insumos, créditos de cosecha y acarreo.

La pandemia modificó los hábitos de consumo y volvió a poner al vino en la mesa de los argentinos y esperamos que esta costumbre continúe. En el ámbito internacional, posicionamos nuestros productos con excelente relación precio calidad y vemos fundamental el desarrollo de nuevos mercados.

Como sector, la COVIAR articuló junto a entidades públicas, como el INTA y el INV, el Gobierno de Mendoza, los demás gobiernos provinciales y más de 55 entidades, la formulación del Plan Estratégico Vitivinícola 2030, poniendo énfasis en la sostenibilidad ambiental, social y económica de la industria.

El año que comienza nos encuentra lleno de desafíos vinculados al fortalecimiento del sistema cooperativo, proyectarnos internacionalmente y seguir trabajando por la sostenibilidad de nuestras familias asociadas.

La industria en cifras. Evolución de la Cosecha.
La industria en cifras. Evolución de la Cosecha.

Javier Palau - Presidente Centro de Viñateros y Bodegueros del Este

Cada vez somos menos

Los últimos 20 años hemos ido cuesta abajo. La consecuencia de precios bajos, mercados concentrados e indignantes condiciones de pago explica el abandono de viñedos, la disminución de las elaboraciones, la caída en el consumo y la retracción de las exportaciones.

La pandemia no es razón suficiente para justificar la coyuntura vitivinícola; de hecho algunas variables han sido positivas en este último año pero no se han traducido en rentabilidad. Lo constante es la pérdida de competitividad debido a la brutal presión impositiva, inflación creciente y un incremento de la estructura de costos: léase, salarios, tarifa eléctrica, riego, combustibles, insumos para trabajar los viñedos, la elaboración y el empaque, etc.

Gran responsabilidad le cabe a quienes han creado un Estado doblemente perjudicial, por oneroso e ineficiente y que castiga cualquier iniciativa. Queda en evidencia que no fue suficiente para las Pymes invertir en tecnología, innovar en productos, diversificar; reconvertir; integrarse, desarrollar programas de sustentabilidad o certificar normas de calidad.

Y, lo que es más grave aún, sobrellevamos la frustración de haber apostado a un PEVI 2020 autoimponiéndonos una contribución que es una verdadera carga sin contraprestación alguna y cuya continuidad, de dudosa legitimidad, el gobierno provincial y nacional han permitido. No es un dato menor en tanto confirma una institucionalidad público-privada ficticia que también carga con gran parte de la responsabilidad; así, se consolida una asociación entre gobiernos cómodos y una conveniente formalidad (COVIAR) mientras desaparecen silenciosamente los que estarían de más.

Adolfo Brennan - Vicepresidente UVA

Desafíos de la vitivinicultura argentina

Desde la Unión Vitivinícola Argentina (UVA), cámara sectorial nacional que reúne toda la cadena vitivinícola con socios en todas las zonas geográficas del país, hemos transcurrido un año atípico por el contexto de pandemia.

Nuestros productos se vieron favorecidos con un aumento en el mercado interno y en volumen de exportaciones tanto en vino fraccionado y a granel, con una tendencia a la baja en los precios. En cuanto a jugos concentrados de uva, se mantuvieron los mercados.

Sin embargo, y luego de participar activamente en los talleres de debate del PEVI 2030, notamos temas que requieren un urgente tratamiento:

• Necesidad de rentabilidad e inversión en el sector primario que nos plantea serios límites al crecimiento de nuestro sector.

• Por la crisis hídrica, se requieren obras de infraestructura y programas para mejorar la eficiencia intrafinca.

Se debe fortalecer a las pymes vitivinícolas en mercado interno y exportación.

• Promover el enoturismo sobre todo pospandemia como una forma de fortalecer al sector y mejorar las actividades secundarias.

Necesidad de bajar el costo impositivo y retenciones a las exportaciones para ser competitivos y absorber los cambios en los precios de la uva y el vino.

Estamos en un momento de equilibrio de stocks vínicos, sin excedentes, con recomposición de ingresos de toda la cadena.

Es el momento de pensar en el conjunto y trabajar en forma articulada entre lo público y lo privado para llevar a la vitivinicultura a un camino de crecimiento sostenible en lo económico, social y ambiental.

Diego Stortini - Presidente de la Cámara de Comercio Industria Agricultura y Turismo de Tunuyán

Jaque al Malbec

La vitivinicultura es una de las economías regionales más organizadas y formales del país. Sin embargo, en los últimos 10 años, quedó demostrado que aún está pendiente consolidar la integración del sector primario-rural con la industria, en el marco de una política pública bien diseñada.

En el mundo entero, las economías regionales de base agroalimentaria han consagrado su competitividad sobre códigos de buenas prácticas y regulaciones especificas sectoriales; que articulan el esfuerzo del productor con la industria y colocan los productos en el mercado.

En este contexto, es indispensable el rol del Estado para regular problemas que el mercado por sí solo no resuelve. El INV, durante muchos años, plasmó una mirada libertaria sobre las relaciones de la industria con el productor y en la COVIAR nos ha costado trazar una estrategia con visión desarrollista y de fomento productivo

Así, llegamos al día de hoy, con la vitivinicultura en jaque, con un productor primario devastado por la pérdida de rentabilidad y fincas con fuertes deterioros que son la causa de la pobre cosecha 2021; la cual algunos festejan, cuando deberían darnos razones para pensar.

La vitivinicultura y las economías regionales, en general, exigen hacia el 2030 códigos rurales y normas legislativas bien diseñadas que estimulen el sector agropecuario a la integración, la tecnificación y el progreso cualitativo, dotando al poder ejecutivo de los instrumentos adecuados para administrar de manera consistente los desequilibrios circunstanciales de un sector fundamental de la economía mendocina.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA