La estrategia oficial para evitar que la inflación sea aún peor cuesta casi un IFE 4 por mes

Es por los intereses que paga el Banco Central por la deuda remunerada con la que esteriliza la emisión monetaria y que ya alcanza los 5,5 billones de pesos.

Frente del Banco Central de la República Argentina.
Frente del Banco Central de la República Argentina.

Si se anualiza el dato de mayo, la inflación está viajando al 100% anual, pero podría ser más alta si no fuera por la estrategia de esterilización monetaria que va aplicando el Banco Central, generando a su vez una montaña de deuda remunerada que ya superó el pasivo contraído por el gobierno anterior con el FMI.

La deuda de la autoridad monetaria es con los bancos públicos y privados, bajo la modalidad de Letras de Liquidez (Leliq) y Pases pasivos. Al 11 de mayo, último dato disponible, se ubicó en nada menos que 5,46 billones de pesos.

¿Para qué sirven las Leliq y los Pases? Son formas que tiene el Banco Central de aspirar o inmovilizar parte de los pesos que emite para evitar que las calles se inunden de una moneda que quema en las manos por la pérdida constante y acelerada de poder de compra.

Al tipo de cambio mayorista del mismo día, 117,09 pesos, la deuda remunerada del Banco Central ya alcanzó los 47.851 millones de dólares. Cuando el presidente Alberto Fernández asumió, el stock era de 1,27 billones de pesos o 21.267 millones de dólares.

Miguel Pesce, presidente del Banco Central
Miguel Pesce, presidente del Banco Central

Pandemia de por medio, el Gobierno de Fernández ha disparado el déficit fiscal en 2020 y 2021 e imprimió moneda sin respaldo para financiarlo. Justamente, viene utilizando la esterilización para evitar que la circulación de billetes se dispare y la inflación aceleré aún más.

La base monetaria creció 46,5% en el último año, alcanzando los 3,7 billones de pesos, muy por detrás de la inflación que fue del 58% en el mismo período. Mientras, los billetes en poder del público crecieron 50,9%. Y el stock de instrumentos de esterilización escaló 55,5%.

Toda esta estrategia hace que el Banco Central tenga que pagar cada vez más dinero en concepto de intereses. Y, en paralelo, en lo que va de 2022 subió cinco veces la tasa de interés por pedido del FMI para ir hacia un camino de rendimientos positivos.

La montaña de Leliq

En lo que va del año, la deuda del Central creció 15,4%. Contra una inflación del 23,1% en el mismo período, el stock registró una caída en términos reales. Pero este fenómeno de licuación por inflación no genera un alivio en el pago de intereses.

Incluso, la entidad rectora termina emitiendo dinero para pagar intereses creados por la esterilización monetaria. Es una rueda compleja para la que no hay hoy un plan oficial de desarme. El Gobierno espera que en algún momento los precios de la economía se enfríen.

En 2021, el Banco Central pagó a los bancos 1,34 billones de pesos (2,9% del PBI) en concepto de intereses por deuda remunerada. En lo que va de 2022 pagó 549.704 millones. Pero el escenario empeora. Proyecciones privadas indican que este año habrá pagos por 2,3 billones, equivalentes a 3,9 puntos del PIB como piso.

¿Por qué un piso? Por dos motivos. El primero: el Directorio del Banco Central elevó el jueves el rendimiento de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días en 200 puntos básicos, pasando de 47% a 49%, lo que representa una Tasa Efectiva Anual de 61,8%.

Lorena Giorgio, economista de la consultora Equilibra, señala que esta situación también le genera un problema al Tesoro, que está buscando financiamiento neto y renovación de deuda en el mercado local.

Es que el Central movió las tasas y ahora deberá hacerlo el Tesoro para incentivar a los bancos a que sigan desarmando posiciones de Leliqs e integren encajes a través de instrumentos de deuda pública. Por ello, el endeudamiento para cubrir el déficit será más caro.

El segundo: la economía sigue creciendo pero ha comenzado a dar señales de desaceleración más fuerte de lo que estaba previsto. La suba global de tasas no es inocua para la actividad y eso repercute fronteras adentro; por otro lado, la misma inflación golpea a los sectores productivos y, principalmente, al consumo.

Las comparaciones son odiosas, pero el refuerzo de ingresos para 7,5 millones de trabajadores informales y desocupados (conocido como IFE 4) y 6,1 millones de jubilados que se pagará la semana próxima tiene un costo fiscal de 206.000 millones de pesos. Y a los bancos, el Central les pagará este año 191 mil millones por mes en promedio en intereses.

La primera es una herramienta de política monetaria; la segunda, de política económica. Pero fue Fernández quien en su campaña electoral de 2019 las mezcló asegurando que bajaría los pagos de las Leliq para mejorar los ingresos de los jubilados. Desde entonces, la pirámide previsional se acható y el 35% de los jubilados perdieron poder de compra.

El acuerdo con el FMI prevé que Argentina debe mejorar la hoja de balance de su Banco Central. Y señala que el rojo cuasifiscal no puede crecer en términos reales este año, respecto de 2021, para empezar a caer agresivamente en 2023.

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