22 de julio de 2025 - 13:48

La apuesta de Santa Cruz al vino con viñedos de Mendoza: cómo es el inédito proyecto en Lago Posadas

Santa Cruz impulsa su primera producción de vino en Lago Posadas, con 6.000 plantas y tecnología adaptada al clima patagónico. La bodega local ya se proyecta.

Santa Cruz inicia una nueva etapa en su desarrollo productivo con un plan vitivinícola en Lago Posadas. El proyecto contempla la implantación de viñedos de Mendoza con seis variedades de uvas y busca posicionar a la provincia como un nuevo actor en la producción de vinos en el país.

El Plan de Desarrollo Vitivinícola es ejecutado por el Consejo Agrario Provincial (CAP) y financiado por el Consejo Federal de Inversiones (CFI). Con una inversión integral en infraestructura, tecnología y material vegetal, ya se completaron los trabajos iniciales y se proyecta comenzar la plantación en septiembre de este año.

Preparación técnica y ejecución: el proyecto toma forma

Los trabajos comenzaron en marzo de 2024 con la firma del convenio, y se aceleraron desde abril con la mensura del lote, apertura de calles, instalación de alambrado perimetral y la preparación del terreno. “Esto exactamente está cumpliendo un año desde que iniciamos con el proyecto”, afirmó Facundo Kachewski, vocal director del Consejo Agrario Provincial (CAP), en una entrevista con FM Dimensión.

Viñedos en Lago Posadas
El sistema de riego por aspersión será fundamental para proteger las uvas de las heladas típicas de la región patagónica.

El sistema de riego por aspersión será fundamental para proteger las uvas de las heladas típicas de la región patagónica.

“Es una chacra de dos hectáreas que se comenzó desde cero. Esto es un proyecto del Gobierno provincial, financiado por el CFI y llevado adelante por el Consejo Agrario Provincial”, explicó Kachewski. En esta etapa inicial, se plantarán 6.000 plantas de uvas en una hectárea, con variedades seleccionadas: Syrah, Malbec, Gewurztraminer, Merlot, Chardonnay y Sauvignon Blanc.

“Ya está todo hecho: mensura del lote, apertura de calles, lugar para la plantación, sistema de riego, cortinas forestales, posteado y alambres para la conducción de las plantas”, detalló. Además, se adquirió maquinaria específica como un tractor viñatero y una estación meteorológica, además del equipamiento para riego con control de heladas.

Toda esta infraestructura responde a una planificación basada en evaluaciones agronómicas previas. “Acompañado previamente de una evaluación de suelo, de humedad, de condiciones del lugar”, señaló Kachewski, quien también destacó el esfuerzo logístico que implicó trasladar materiales y coordinar las tareas en una zona con condiciones particulares.

El potencial vitivinícola del sur: una convicción que lleva décadas

Kachewski vive desde hace 28 años en Lago Posadas y conoce de cerca las posibilidades agrícolas del lugar. Su experiencia como técnico agrónomo fue importante para impulsar este proyecto. “Cuando recién llegué, me gustó el lugar y vi el potencial del lugar”, recordó durante la entrevista.

Su convicción nació tras recorrer estancias locales donde aún sobreviven plantas de vid muy antiguas. “Había plantas antiguas en las estancias, de muchos años, sobreviviendo a todo, al clima y al abandono”, relató. A partir de esa observación, comenzó a experimentar con variedades viníferas traídas desde Mendoza, como las que hoy forman parte del proyecto oficial.

Si bien todavía no se elaboraron vinos con uvas cosechadas en Lago Posadas, ya se realizaron vinificaciones con uvas traídas de Caleta Olivia. “Lo que se hizo fue una elaboración de vino, pero con uvas de Caleta. No con uvas producidas en el lugar”, aclaró. Sin embargo, las experiencias privadas en la zona permitieron recopilar información clave: “Tenemos todo lo que son datos fenológicos, todo lo que son datos de grado Brix, que es el azúcar que contiene la fruta para la posibilidad de elaboración”.

Para Kachewski, la inversión pública y el trabajo técnico son factores decisivos para el éxito del plan. “Con toda la inversión que se está haciendo en este proyecto, tenemos la seguridad que eso va a funcionar totalmente”, afirmó con confianza.

Adaptación al clima: el control de heladas, una necesidad técnica clave

Uno de los principales desafíos para desarrollar viñedos en el sur de Santa Cruz tiene que ver con el clima. Las bajas temperaturas pueden comprometer seriamente la producción, por lo que el proyecto incorpora sistemas específicos para prevenir daños. Facundo Kachewski, del Consejo Agrario Provincial, explicó que el método elegido es el control de heladas por aspersión, una técnica ya probada con éxito en otras zonas patagónicas como Chubut.

Uvas viñedos orgánicos (1).jpg

Según detalló en declaraciones a FM Dimensión, el riego no solo será por goteo para el mantenimiento habitual, sino que también se utilizará aspersión como medida de protección: “Acá principalmente lo que se insiste y hay que hacerlo sí o sí, es con control de helada”. Esto significa que, durante las noches más frías, se rociará agua sobre las plantas, formando una delgada capa de hielo que, aunque parezca contradictorio, actúa como aislante térmico. “Es una lluvia por sobre la planta o la fruta que la recubre con el agua”, señaló.

Esta estrategia es esencial durante dos momentos clave del ciclo productivo: la brotación, en primavera, y la maduración de la fruta, cerca de la cosecha. Es decir, justo cuando los tejidos vegetales están más sensibles a los cambios bruscos de temperatura. El uso de una estación meteorológica instalada en el predio permitirá anticipar esas situaciones y activar los mecanismos de protección en tiempo real.

Con esta tecnología, la provincia no solo protege su inversión inicial, sino que también se posiciona como una región capaz de aplicar técnicas de vitivinicultura modernas, adaptadas a las condiciones locales.

De la planta a la copa: cuándo se espera la primera producción

La instalación de las primeras 6.000 plantas está prevista para septiembre. Sin embargo, el camino hacia la producción de vino no es inmediato. Según Kachewski, se estima un período de tres años para obtener frutos en cantidad y calidad suficiente como para ser vinificados. “Nosotros necesitamos tres años mínimo como para obtener una producción de volumen y calidad de fruto”, indicó el técnico.

En los primeros años, algunas plantas pueden comenzar a dar racimos, pero no serán utilizados. El proceso agronómico requiere eliminar esos primeros frutos para permitir que la vid concentre su energía en desarrollar una estructura sólida. “Nosotros precisamos que la planta se desarrolle. Entonces tenemos que eliminar esos frutos”, explicó.

De esta forma, si todo avanza según lo planificado, la primera cosecha lista para elaborar vino se daría en 2027. Para ese entonces, se espera no solo haber ampliado la superficie implantada, sino también haber avanzado en la construcción de una bodega local, lo que permitiría procesar la uva en origen y cerrar el circuito productivo dentro de la localidad.

Lago Posadas (2)
En tres años se espera embotellar el primer vino santacruceño, fruto de una producción local y un proyecto con visión a largo plazo.

En tres años se espera embotellar el primer vino santacruceño, fruto de una producción local y un proyecto con visión a largo plazo.

Proyecciones y expansión: el vino como identidad regional

Aunque el trabajo comenzó con una sola hectárea, el horizonte del proyecto es mucho más amplio. Ya se han autorizado otras 12 hectáreas en las chacras 55 y 56 de Lago Posadas para futuras ampliaciones. Además, el gobernador Claudio Vidal anunció una nueva entrega de 6.000 plantas para continuar con la expansión.

La visión de largo plazo incluye también la instalación de una bodega propia en Lago Posadas. “La idea es poder tenerla instalada allá en la localidad”, anticipó Kachewski. Esto no solo reducirá costos logísticos, sino que también fortalecerá el arraigo local del producto, dándole una identidad santacruceña dentro del mapa vitivinícola argentino.

La experiencia de Caleta Olivia, donde se elaboró el espumante “Del Golfo” con uvas criollas, sirve como antecedente. Aquel vino fue incluso inscripto en el Instituto Nacional de Vitivinicultura, lo que demuestra que en Santa Cruz ya hay registros concretos de producción vitivinícola, aunque incipientes.

Con inversión pública, planificación técnica y un enfoque regional, el vino santacruceño empieza a dejar de ser una rareza para convertirse en un proyecto tangible. El desafío ahora es sostener ese impulso, consolidar la infraestructura y formar una comunidad productiva que acompañe el crecimiento.

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