El sector audiovisual toma protagonismo y crece en la provincia

La pandemia generó mucho trabajo para las empresas locales del rubro. En pocos meses se generaron más de $ 140 millones y se crearon 1.500 puestos de trabajo.

Los expertos del sector destacan la calidad de las entidades educativas de la región cuyana, que han formado a cientos de personas con capacidad para el manejo de las nuevas tecnologías vinculadas a la actividad.
Los expertos del sector destacan la calidad de las entidades educativas de la región cuyana, que han formado a cientos de personas con capacidad para el manejo de las nuevas tecnologías vinculadas a la actividad.

Al momento de analizar un sector, suele recomendarse no mirar solo la foto del momento sino “la película completa”. La frase encaja perfecto con la industria audiovisual local, una actividad económica que hoy está en boca de todos por el formato que tendrá la Fiesta de la Vendimia y por varias publicidades filmadas en 2020, pero que tiene atrás un trabajo de construcción de muchos años.

Los números que maneja el Gobierno Provincial indican que el sector emplea de forma directa en Mendoza a unas 3.000 personas y desarrolla más de 200 proyectos que se gestan desde 2018 (incluyendo cine, series, documentales y animación, entre otros). Según sus proyecciones, este año se podrían realizar inversiones que superarían los US$ 50 millones, que generarían empleo para 6.000 personas y lograrían ventas proyectadas por unos US$ 80 millones.

Un factor decisivo de 2020 fue que, mientras Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) permanecía cerrada por la pandemia, el sector local y el gobierno adecuaron protocolos de trabajo. Así, de mayo a noviembre se filmaron 25 publicidades de marcas como YPF, Gancia, La Serenísima y Brahma que permitieron facturar un total de $ 140 millones y generar 1500 puestos de trabajo directos e indirectos. A eso debe sumarse más de $ 80 millones en largometrajes que serán estrenados entre fines de 2021 y hasta 2024. Marcelo Ortega, preside el clúster FilmAndes, un espacio que nuclea 70 empresas de industrias creativas (como productoras audiovisuales) y que cuenta con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). “Fuimos capaces de unirnos para generar grandes cosas y con resultados muy satisfactorios. En una época de crisis, más que llorar fabricamos pañuelos”, ilustró Ortega.

El municipio de Capital nos entusiasmó con ir al Distrito 33 (el ex predio ferial de UCIM) y a través de un convenio logramos la sesión de ese espacio por 20 años. Estamos en pleno proceso de adaptarlo y ya hicimos allí algunas publicidades”, comentó Ortega. Además, con instituciones educativas trabajan en un Observatorio Audiovisual que investiga y difunde tendencias de los mercados.

Un logro de 2020 fue la reglamentación en junio pasado de la Ley 9.058 de Promoción y Desarrollo de la Industria Audiovisual. Además de incentivos y fondos, con ella se generó la Mendoza Film Commission, que reúne por el sector público a ProMendoza y los ministerios de Economía, y de Cultura y Turismo, más tres representantes del sector privado: FilmAndes, el colectivo Leonardo Favio y Audiovisualas Mendocinas.

Federico Morabito, director de Innovación y Desarrollo de Mendoza, explicó que la ley se sancionó en 2018 y se la reglamentó el año pasado: “Tiene un fondo fideicomiso de $ 4 millones para generar incentivos, que son premios para concursos que pueden ser de desarrollos de videojuegos o producciones audiovisuales. Hay $ 15 millones más para otorgar garantías para el sector audiovisual”.

Un aspecto llamativo es que en la Film Comission participe ProMendoza. Eso es porque el sector tiene el potencial de generar y atraer proyectos para que se financien desde el exterior y se realicen en Mendoza. “Una producción que se realice acá, por más que la inversión venga de afuera, es una exportación de valor desde Mendoza hacia el mundo. Una serie que termina en Netflix es exportación de servicios”, señaló Federico Morabito.

Audiovisuales en pandemia

La trama histórica del audiovisual local tiene secuencias con altos y bajos, desde épocas destacadas por el sector a mediados del Siglo XX hasta la filmación en 1996 de la película “Siete años en el Tíbet”, protagonizada por Brad Pitt. Sin dudas, la pandemia es otra secuencia a tener en cuenta.

En esta historia, una referente es Cristina Raschia, parte del colectivo Audiovisualas y flamante consejera electa que representa a Cuyo en el Consejo Asesor del Instituto Nacional de Cine. “El sector viene remando sin parar desde la recuperación de la democracia. Este momento tan especial no es una coincidencia, sino que es el fruto de mucho trabajo en una industria que exige un alto grado de profesionalización”, inició esta realizadora.

Raschia recuerda que la experiencia de “Siete Años en el Tíbet” fue un trabajo muy intenso y profesional. En ese momento se propuso crear una Film Commission local, pero fracasó por dilaciones burocráticas y recién se logró el año pasado.

En una época difícil por la pandemia, el sector salió adelante con la filmación de publicidades nacionales. Una adaptación que resalta Raschia fue el método para elegir a los actores: “Los castings por internet fueron una experiencia maravillosa y los actores se acogieron muy bien. Les mandábamos las indicaciones, ellos se autogrababan con el celular y mandaban el video”.

Desde el colectivo Leonardo Favio, uno de sus integrantes es Ciro Novelli, que también es docente e investigador en la UNCuyo. Él analiza que la pandemia, más allá de las crisis que venían antes, los obligó a repensar una serie de problemáticas y los llevó a reflexionar sobre el sector.

Este docente e investigador mencionó que películas que antes en sala hubieran tenido una visión de 30.000 espectadores, ahora en la plataforma Cine.ar tenían 100.000. Incluso, esa plataforma gratuita de producciones argentinas sumó 80.000 suscriptores durante 2020. “Uno está enamorado del cine sala, pero después te das cuenta de que el público o la masividad va llegando por otros lados. Eso hace que uno piense ya la película con muchos formatos para la distribución y te obliga a trabajar más en redes sociales”, analizó el investigador.

Novelli considera que “la formación de profesionales está garantizada” con cuatro casas de estudio de la región: la Escuela Regional Cuyo de Cine y Video (“Escuela de Cine”), la Tecnicatura Universitaria en Producción Audiovisual de la UNCuyo, la carrera de Realización Audiovisual de la UMaza y la sede cuyana de la Enerc en San Juan. Además, podría contarse la Tecnicatura en Producción de Videojuegos de la Universidad de Mendoza.

Otro cambio que marca Raschia es la presencia de cada vez más mujeres trabajando en el sector: “Cuando empecé en el ’84, realmente las contabas con los dedos de la mano. Ha crecido muchísimo. Hoy día hay muchas chicas en escuelas de cine y muchas asociaciones en todo el país han dado una visibilidad y han exigido una presencia que cambió sustancialmente la realidad”.

Para Novelli, también hay una mirada más estratégica de hacia dónde está yendo el sector con la producción de contenidos. “Uno no evade cómo otros países han crecido con esto”, afirmó. En ese sentido, indicó que mientras más publicidades y películas se puedan desarrollar en Mendoza, habrá mayores ingresos y riqueza para la actividad.

Qué ofrece Mendoza

Si bien la película del sector audiovisual no tiene un final cerrado, hay algunos factores que animan a pensar en un desenlace feliz para los próximos años. Como comentaba Marcelo Ortega, el clúster Film Andes está construyendo un estudio de grabación o plató, el “Sound Stage Mendoza”, de 1.300 metros cuadrados. Con un financiamiento de US$ 130.000 del programa Mendoza TEC, planean que sea un estudio con estándares internacionales.

“Aparte del Sound Stage, estamos trabajando en un estudio más reducido para hacer postproducción de sonido con estándares Dolby. Esto es un crecimiento paulatino, se hace paso a paso”, agrega el presidente del clúster. “Es una industria que no tiene techo, pero para que funcione necesita calidad, mirada local y proyección internacional. Así como estuvieron la revolución industrial y la digital, ahora se viene la revolución creativa”, sostuvo Ortega.

Raschia, para quien “ya no hay vuelta atrás”, se mostró de acuerdo. “Si hemos sobrevivido atando con alambre tantos años, imagínate ahora que tenemos la ley de fomento y mucha más gente profesionalizada. Esto tiene muchísimas posibilidades”, remarcó.

Para la referente cuyana, falta aún que se dimensione el trabajo profesional que conlleva un audiovisual: “Esto no es comprar un drone, jugar y listo. No es lo mismo la herramienta sola, que la capacidad de transmitir un mensaje”. Además, el sector contempla muchos gremios y acuerdos por ley que deben cumplirse. “No somos chicos que tenemos ganas de hacer películas. No es un hobbie. Nosotros queremos hacer de esto una industria”, apunta Raschia.

Por su parte, Novelli señaló que Mendoza tiene una serie de características interesantes para el sector: una buena conectividad aérea, recurso humano preparado, tecnología de estándares internacionales, infraestructura hotelera, locaciones y caminos, más actualmente un dólar competitivo que favorece venir a filmar. A eso debe sumarse los 300 días de sol al año y un cielo nítido que permite filmar en exteriores.

“Algo a destacar es que, a diferencia de lo que pasa en sectores extractivos, el 95% del recurso financiero que se invierte en hacer un audiovisual queda en la provincia. Es una gran fuente de trabajo y el dinero queda acá”, señala Novelli. En ese sentido, cree que hay que continuar con el trabajo público-privado para que el sector pueda generar mayores ingresos.

Por el lado del gobierno, Federico Morabito sostiene que para 2021 es clave fortalecer el eje de capacitación y formación de capital humano. “Sería positivo pensar en otras Economías Creativas, también llamadas sectores de la Economía Naranja, como el diseño, la arquitectura y los videojuegos”, opinó.

“El sector audiovisual fue el primero que se movió. Tenemos la oportunidad y la potencialidad de que haya otros sectores que se muevan en esta línea de trabajo de sectores público y privado juntos. Pueden aportar mucho a economías tradicionales como la vitivinicultura y el turismo”, señaló el director de Innovación y Desarrollo.

Estos sectores se vinculan con las llamadas “economías del conocimiento” (relacionadas al mundo del software) por tener un componente muy fuerte de tecnología y programación. “Este tipo de desarrollos son los que tenemos que trabajar en conjunto. El rol de los privados es fundamental, porque son los que sostienen las cosas en el tiempo, y creo que la gente del sector audiovisual lo ha entendido perfecto”, subrayó Federico Morabito.

Una vendimia audiovisual

Las restricciones impuestas por el Covid motivaron a pensar en una Fiesta Nacional de la Vendimia distinta, y finalmente se decidió hacer una producción audiovisual que se presentará el sábado 6 de marzo. Será una oportunidad para que el sector pueda presentar su trabajo ante mendocinos y el mundo, ya que planea exhibirse en otras capitales y se subtitulará en inglés y portugués.

El audiovisual se divide en seis capítulos autoconclusivos (similar a Relatos Salvajes o Historias de Nueva York) unidos por una línea temática -el vino y la vendimia- y una misma banda sonora. Cada capítulo es dirigido por un director y trabaja algún aspecto tradicional como los Inmigrantes, la Gesta Libertadora o la Virgen.

Si bien el presupuesto todavía no está cerrado, se estima que sea menor a los $ 100 millones, destinando la mitad de ese monto a los artistas que cada año participaban en la Fiesta Mayor. Ya ha generado 160 puestos en blanco a través del sindicato argentino de televisión, con 20/30 técnicos por episodio.

Ciro Novelli, director de uno de los capítulos, comenta que la película tiene casi 36 locaciones, como los Altos Limpios, Potrerillos, Parque Aconcagua y la Payunia.

En una película de este tipo se tarda dos o tres años y acá se ha hecho en 90 días. Ha sido un gran desafío, pero si sale bien, puede demostrar que Mendoza está a la altura”, señaló Novelli.

Espacio para nuevas empresas

Un aspecto a destacar de la industria audiovisual local es que su elenco tiene espacio para nuevos participantes. Así, en menos de diez años, hay empresas que han surgido con el auge de las redes sociales y las nuevas tecnologías digitales.

El productor ejecutivo de Cumbre Contenidos, Santiago Bär, contó que en los últimos años se ha dado un crecimiento de los contenidos digitales y las empresas han buscado maneas más accesibles de comunicarse. Si bien en el último año la economía en general se resintió, él cree que “a la larga será bueno para el sector”, porque se ha apostado mucho por la digitalidad y se ha valorizado más la comunicación no presencial.

“Apuntamos a empresas e instituciones. Hemos realizado publicidades para el sector vitivinícola. Ahora estamos incursionando en el mundo educativo. Para este año confiamos en que haya un repunte de la economía general, cuando ella crece creemos todos”, comenta Bär.

Además, el productor de Cumbre Contenidos señala que “vale la pena” que haya una industria local para ofrecer locaciones y poder hacer proyectos en conjunto. “Lo asociativo en el sector audiovisual es importantísimo. Cumbre no tiene gran cantidad de contenido propio, pero se asocia con profesionales que aportan cada uno lo suyo”, ilustra.

Otra empresa del sector, RT Contenidos, trabaja con firmas locales. Su cofundador, Nicolás Trepiana, comenta que durante la pandemia hicieron videos de empresas de salud y alimentos que querían mostrar al público cómo cuidaban su producción: “No mermó el trabajo. Al contrario, se reforzó porque todos tenían que salir a comunicar las medidas de seguridad y qué acciones estaban tomando”.

Para Trepiana, que prepara mucho contenido para redes sociales, varias empresas se comparan con sus competidoras y deciden hacer alguna producción audiovisual, aunque sea modesta, para no quedarse atrás. “El contenido audiovisual es una invitación directa a vivir una experiencia. Si no ves de qué se trata, no te sentís invitado, más con la pandemia, las medidas de seguridad y la cantidad de empresas que hay”, reflexionó.

Por último, vale mencionar que el Ministerio de Economía habilitó la semana pasada el registro de emprendedores audiovisuales para gestionar fondos de promoción a la actividad. La reglamentación de la ley 9.058 de Promoción y Desarrollo de la Industria Audiovisual establece el empadronamiento como paso fundamental para la generación de fondos de inversión, incubación y aceleración de proyectos.

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