En un momento de la presentación del Informe Anual 2024 y Perspectivas 2025 de la Economía de Mendoza del Ieral, aparece en la pantalla gigante, ubicada en el Salón de los espejos del Park Hyatt Hotel, una imagen muy familiar para los mendocinos: las colas en el paso internacional Cristo Redentor. La pregunta que lanza Gustavo Reyes es: “¿Está cara Mendoza?”.
De inmediato aclara que la respuesta no será rigurosa, porque no tomó una muestra tan representativa, sino que, en sus vacaciones -en una mezcla entre mendocino que viajaba a Chile y economista-, registró algunos de los gastos que realizó la familia y chequeó ciertos otros precios, buscando que fueran marcas o lugares que se puedan encontrar a ambos lados de la cordillera.
Por otra parte, dividió el relevamiento en:
Precios en Chile y Mendoza
Para comparar los precios en Viña del Mar y Mendoza, en enero de 2025, de los bienes importables o sustitutos de importaciones, armó una lista de algunos alimentos -frutas y verduras, productos de almacén, golosinas- y bebidas, artículos de cuidado personal, pero también de celulares, una bicicleta eléctrica, una heladera, un termo y libros.
Aclara que excluyó indumentaria, porque ya se sabe que es un rubro en el que la diferencia es muy importante y, además, enero es mes de liquidaciones en Chile (y en Mendoza comienzan recién en febrero). En esta lista encontró que, en la provincia, en promedio, los precios están un 33% más caros que en Viña del Mar.
Para verificar lo que sucede con la comida, como es muy difícil comparar un restaurante con otro, tomó como referencia cadenas de comida rápida que se encuentran en ambos lugares. En Mendoza, los valores son un 6% más elevados.
Pero en las cosas que Mendoza y Argentina exportan, como leche, dulce de leche, tomate, carne, frutas frescas y envasadas, vino Malbec y yerba mate, los precios son un 32% más baratos en la provincia.
Y en el resto de los servicios, la diferencia es aún más importante: Mendoza es un 96% más accesible que Viña del Mar. En este listado incluyó, entre otros, estacionamiento en distintos lugares, una cancha de paddle, entrada de cine, lavado de auto, corte de pelo, la hora de trabajo de una empleada doméstica, consulta profesional (oftalmólogo, psiquiatra, psicólogo y nutricionista), coworking, diario y café con medialuna. Resalta que no comparó la educación, que estima hubiera ampliado la brecha.
Concluyó que no todos los precios están más baratos en Chile, aunque los mendocinos subrayen la gran diferencia en ropa y tecnología, y que los más caros son los bienes importables, porque se les aplican muchos impuestos.