El último anuario publicado en Mendoza por el Ieral de la Fundación Mediterránea aportó un dato que muestra un aspecto escondido del capital humano de la provincia. Y es que más de un tercio de los trabajadores activos y formales de la provincia no ha finalizado el nivel secundario. En concreto, el 33% del total de ocupados posee el secundario incompleto y Mendoza se encuentra en el séptimo lugar de una tabla que va del 39% al 15%. En tope con mayor cantidad de personas que no terminaron la escuela está Santiago del Estero y en el último CABA.
Aunque el informe corresponde al 2024, en el contexto del Foro Industrial realizado en la primera semana de septiembre, el director general de Escuelas, Tadeo García Zalazar, replicó el dato para ponderar la importancia de mejorar esta situación. Los resultados publicados esta semana por la organización Argentinos por la Educación a partir del operativo Aprender 2024 detalló que en Mendoza solo 9 de cada 100 alumnos logran terminar el secundario en tiempo y forma en la provincia. El resultado también mostró que Mendoza quedó por debajo de la media nacional que es indicó que 10 de cada 100 alumnos terminan la secundaria en los tiempos “óptimos”.
El análisis del Ieral –que no puede relevar lo que sucede con el trabajo informal en donde se estima que los niveles de educación son menores- destacó que el menor acceso a la formación tiene una fuerte incidencia en la productividad. Así, a menor nivel educativo más baja es la productividad en líneas general lo que impacta tanto en la empresa como en la provincia.
Realidades diversas
Hacia adentro de las compañías y con diversas realidades entre sectores, Fabián Solís, presidente de la Asociación de Industriales Metalmecánicos de Mendoza (Asinmet), comentó que en algunos rubros el porcentaje podría ser mayor. Esto en el sentido de que en la metalurgia podrían ser más la cantidad de empleados que no han finalizado sus estudios secundarios. Grosso modo la cifra podría ser mayor al 50% de los empleados de esta área, situación que podría replicarse en el campo en donde, sin embargo, la informalidad es mayor.
En el área de la construcción, Dalmiro Barbeito, al frente de la Cámara de la Construcción Independientes de Mendoza (Cecim), observó que este rubro muestra dos condiciones contrapuestas. Si bien buena parte de sus trabajadores no han completado sus estudios secundarios o han llegado a niveles educativos más bajos, el sector posee una alta incidencia en la recomposición social de quienes no han podido estudiar en su momento.
“La construcción es el sector en donde más rápido impacta el crecimiento de la economía y tiene una incidencia muy alta en mano de obra y, por ende, en la movilidad de los trabajadores”, reflexionó Barbeito. Desde su punto de vista, más allá de los altos niveles de informalidad del área por fuera de las empresas, el convenio colectivo de trabajo del rubro es bueno por lo que cuando hay actividad también funciona como una suerte de paraguas que favorece la movilidad social.
Según Barbeito, la construcción paga sueldos por encima del promedio del ingreso de otros gremios en donde el nivel de formación no es vital. Por este motivo, en el contexto recesivo actual en el que la construcción está a la baja, la posibilidad de trabajar de quienes no han podido completar sus estudios se reduce con el consiguiente impacto social. No obstante, hay coincidencia generalizada que el título secundario es cada vez más importante a la hora de conseguir un empleo.
Modos de acortar la brecha
En este marco, referentes de la gestión de Personas como Paula Pía Ariet de Gestión Humana y María Paz Gómez, de Pizca Relaciones Más Humanas, coincidieron en que las habilidades educativas son un factor determinante para la productividad de las empresas. “El título secundario es uno de los requerimientos básicos para los empleos”, comentó Gómez al tiempo que admitió que a veces la educación se queda corta a la hora de saldar las cambiantes necesidades de una compañía.
Por este motivo, desde la Dirección de Educación Permanente de Jóvenes y Adultos de la DGE trabajan de manera mancomunada tanto con empresas como con los sindicatos para que las personas finalicen sus estudios secundarios. El objetivo es facilitar que las personas finalicen sus estudios dentro del contexto laboral que acrecienta las posibilidades de éxito. El objetivo del Gobierno es ampliar este tipo de proyectos así como han comenzado con bachilleres con orientaciones profesionales para adultos que incentiven más la finalización del colegio.
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Un empresario de la metalmecánica relató que hace unos años implementó en su compañía un convenio enmarcado en el programa FINES. “La DGE contrataba docentes que iban después del horario laboral, la empresa colaboró con el aula y una hora previa al cursado”, contó el profesional. Agregó que en tres años se completó la currícula debidamente y con el total de los inscriptos; lo que fue altamente gratificante en aquel momento. Ahora, programas de este tipo se replican no solo en las empresas sino también con opciones virtuales y semipresenciales.
Más allá del título secundario, desde Asinmet buscan incentivar de diversas maneras la formación de los trabajadores del área. Con su centro de técnico ofrecen capacitaciones y hacen hincapié tanto en las habilidades blandas como en las técnicas. Tomás Navarro, presidente de Asinmet Joven, destacó que están convencidos de que la educación técnica y la industria deben caminar de la mano.
En este marco, en 2024 pusieron en marcha un programa de pasantías dirigido a estudiantes de 5° y 6° año de escuelas técnicas, que rápidamente se transformó en un verdadero puente entre el aula y la fábrica. “En el primer año logramos que cerca de 350 jóvenes tuvieran su primera experiencia en la industria mendocina y en 2025 ya son más de 500 estudiantes los que participaron del programa”, contó Navarro. El programa se potencia con “Fábricas a Puertas Abiertas”, desarrollada en conjunto con municipios y escuelas.
De este modo, no solo se trata de incentivar la finalización del secundario como un paso básico de formación sino también de que los jóvenes sean recibidos por las empresas y vean en la educación un futuro mejor. Por este motivo, desde Asinmet trabajan con el Concejo Deliberante de Las Heras para incentivar a las firmas a contratar a los más chicos de forma más sistemática. “Queremos que esto sea una política en toda la provincia”, sumó Solís para quien es clave profesionalizar el recurso humano y ofrecer posibilidades a los jóvenes.