Boca arrancó el Mundial de Clubes con una sonrisa, más allá del 2-2 final ante Benfica, luego de estar dos goles en ventaja por encima de los europeos. El elenco de Miguel Ángel Russo mostró una imagen totalmente mejorada respecto del equipo que penó en la última competencia doméstica, con rendimientos individuales que invitan a soñar.
Mundial de Clubes: el análisis del primer tiempo de Boca vs. Benfica
El encuentro mostró la motivación de ambos por iniciar la competencia. A los ojos del mundo, pretendieron mostrar intensidad, determinación y mucho deseo de plantarse en campo rival. Sin embargo, ese vértigo conspiró contra las buenas intenciones y el balón cambió constantemente de posesión, sin un claro dominador. ¿Hubo superioridad europea? Para nada. Boca combatió en la mitad de la cancha -ofreció una versión distinta en este arranque de proceso- y no se dejó impresionar por la jerarquía de Benfica.
Recién pasado el cuarto de hora comenzó a encontrar protagonismo el elenco portugués. Boca juntaba líneas para ser un equipo compacto. Y si bien conseguía su objetivo principal, cuando recuperaba el balón, no encontraba opciones de pase para iniciar el ataque. Por ello, la posesión volvía rápidamente a su rival.
Y mientras el mundo Boca lamentaba una nueva lesión de Ander Herrera, Lautaro Blanco armó un jugadón por izquierda y le metió un centro preciso (y precioso) a Miguel Merentiel, quien definió de primera, con mucha jerarquía. Golazo. Sorpresa y no tanto. Boca empezaba a mostrar una imagen completamente diferente a anterior años respecto de su determinación para combatir los partidos. Y esa imagen se potenció con el crecimiento xeneize. Boca se paró en campo rival, controló y empezó a jugar cerca del área portuguesa. ¿Conclusión? El segundo gol argentino no fue una sorpresa. Rodrigo Battaglia apareció para empujar un cabezazo de Ayrton Costa y empezaba a darse la primera sorpresa de esta competencia.
El Xeneize se hizo protagonista desde la buena toma de decisiones. Cuando tomó el balón, lo hizo correr con criterio y consiguió romper en varias ocasiones la mitad del campo con mucha gente en ataque. Benfica intentó ser prolijo en el traslado, hizo ancho el campo de juego y no consiguió complicar a un seguro Agustín Marchesín. Por eso, a minutos del final, ese penal de Carlos Palacios a Nicolás Otamendi fue agua entre las piedras para el elenco portugués. Ángel Di María lo cambió por gol y acortó la diferencia en el marcador.
Mundial de Clubes: el análisis del segundo tiempo de Boca vs. Benfica
Benfica arrancó mejor el complemento. Con la inclusión de Andrea Bellotti como centrodelantero y con el adelantamiento de Álvaro Carreras en el campo de juego, encontró terreno fértil sobre la izquierda para atacar. Boca se agazapó para intentar sorprender de contragolpe, mostrando claras intenciones de ser un equipo corto y compacto.
El duelo se hizo cortado, con demasiadas interrupciones y un Benfica que fue tomando temperatura y poniéndose nervioso en cada choque que se dio en la zona media. Encima, Belotti fue con los tapones arriba, le dio a Costa en la cabeza y se fue expulsado. Sin embargo, Benfica no cedió en sus pretensiones y encontró su premio casi sobre el final, desde un balón parado. Otamendi anticipó a todos y anotó el empate definitivo.