Gimnasia de Mendoza celebró su ascenso a Primera junto a su gente con una fiesta memorable
En el campo de juego del Víctor Legrotaglie, jugadores, cuerpo técnico e hinchas compartieron una cena en una noche histórica, colmada de emoción y recuerdos inolvidables. La fiesta del campeón.
El presidente del Lobo, Fernando Porretta y el técnico del equipo Ariel Broggi, quien renovó contrato con la entidad mensana.
Dicen que algunos nacen con un pan bajo el brazo. Pero Víctor Antonio “El Maestro” Legrotaglie solía decir entre risas: “Yo nací con una pelota”. Y acaso esa frase defina con precisión el espíritu deGimnasia y Esgrima de Mendoza, ese club del Parque, alma del fútbol cuyano, que volvió a escribir una página dorada en su historia: campeón de la Primera Nacional 2025 y nuevo integrante de la máxima categoría del fútbol argentino tuvo su fiesta inolvidable.
El ascenso del Lobo se festejó con una verdadera fiesta, una explosión de alegría en el campo de juego del estadio de calle Lencinas, donde el pueblo mensana volvió a abrazarse con su historia.
Una noche pintada de blanco y negro, colmada de abrazos, lágrimas y cánticos. Porque este ascenso no fue solo el cierre de un año brillante: fue también un homenaje a más de un siglo de pasión con una cena excepcional.
Un regreso con nombre y apellido
Entre brindis, cánticos, bailes y abrazos de campeones, los nombres del pasado se mezclaron con los del presente.
En la memoria de todos aparecieron los compadres que acompañaron al eterno Legrotaglie en los viejos Nacionales: Aceituno, Torres, Sosa, Ibáñez, González, el Chueco Vicino. Verdaderos símbolos de una época de gloria, hombres que marcaron un estilo, una escuela, una forma de entender el fútbol con elegancia y orgullo mendocino.
Más adelante, otros ídolos siguieron escribiendo la leyenda, Felman, aquel delantero de talento fino; el recordado “Pato” Cucchi, referente de las últimas gestas; Cristian Llamas, figura en tiempos de resurrección; Lucas Palacios Alvarenga, corazón y entrega o el Mago Oga, ídolo moderno y heredero de la gambeta y la picardía que siempre distinguieron al Lobo.
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La Copa de los campeones: Gimnasia y Esgrima
PrensaGyE.
En esta noche de celebración eterna, todos estuvieron presentes de algún modo.
Este Gimnasia, campeón 2025, se erige como dueño de un momento irrepetible en la historia del club, en el que cada jugador dejó grabado su nombre en esta gesta memorable: Facundo Nadalín, el pibe de la casa Nico Romano, Nacho Antonio, el ídolo de los penales César Rigamonti, Facundo Lencioni, Nico Ferreyra, Antonini, Saavedra, Imanol González y el capitán, la Tota Mondino entre otros. Los verdaderos ídolos de una noche única.
Un legado que no se apaga
Desde algún rincón del universo, los próceres del pasado deben haber sonreído. Como aquella bandera que los hinchas del Napoli colgaron en un cementerio tras el primer título con Maradona: “No saben lo que se perdieron”.
Aunque en Mendoza, la respuesta parece resonar con orgullo: “¿Quién te dijo que nos lo perdimos?”
Porque Legrotaglie, el Búfalo Funes, el Chupete Badía y tantos otros siguen ahí, en la memoria viva del club, en los murales del Parque, en cada chico que patea una pelota soñando con vestir la blanquinegra. Noche y festejo en la que también fueron recordados y celebrados.
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La fiesta del ascenso de Gimnasia y Esgrima
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Desde 2008, una figura clave ha sido la del presidente Fernando Porreta, impulsor incansable de un proyecto que hoy alcanza su punto más alto.
En su discurso, Porreta destacó a cada integrante de la gran familia mensana, reconociendo que este ascenso es el fruto del trabajo colectivo, del esfuerzo compartido y de una convicción inquebrantable. "Gimnasia es un club de Primera, dentro y fuera de la cancha”.
El titular mensana además habló sobre las remodelaciones que tendrá el estadio y expuso una magnífica maqueta sobre lo que será la obra en el estadio Víctor Legrotaglie.
Los goleadores del Lobo Nicolás Ferreyra e Imanol González.
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El regreso de un grande del interior a la Primera División. Un club que forjó identidad y orgullo a fuerza de fútbol, esfuerzo y sentimiento.
Desde los famosos 33 hasta las nuevas generaciones, todos son parte de esta historia.
Gimnasia, además de títulos, se mide en amor, en pertenencia, en memoria. Y esta vez, como en sus mejores años, el Lobo volvió a despertar su espíritu indomable.
Con el corazón latiendo al ritmo de su gente y la camiseta bordada de gloria, una verdad se hace eterna: Gimnasia es de Primera. Y desde el campo de juego hasta el cielo, lo celebran todos.