La pelota quemaba como pocas veces en la historia reciente de Godoy Cruz. El Feliciano Gambarte rugía, pidiendo ese milagro que lamentablemente nunca llegó. A pesar del esquema ofensivo, de las modificaciones en el complemento para ir a buscarlo, y de que el equipo terminó dentro del área de Deportivo Riestra, la única esperanza la generóSantino Andino.
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El extremo la pidió siempre. Desde el minuto cero hasta el pitazo final. No se dio por vencido, y le generó múltiples dolores al Malevo por el sector izquierdo a partir de su velocidad y capacidad en el uno contra uno.
Después de un tímido comienzo en lo individual, Andino transformó la angustia del gol recibido en combustible. De a poco se cargó el equipo al hombro, y se convirtió en el receptor de cada pase en zona ofensiva. El grito desaforado del futbolista, luego de ejecutar el tiro libre cerrado que picó en el corazón del área, y se metió pidiendo permiso, despertó al golpeado hincha.
Entre ese final del primer tiempo y el comienzo del segundo, el Chulu hizo de todo. Sacó a pasear a Mariano Bracamonte para conectar con Facundo Altamira, y luego le tiró un lindo centro a Agustín Auzmendi. En el complemento, lo buscó de nuevo con un enganche hacia el medio y un remate que se perdió por centímetros. Sobre el cierre lo tuvo otra vez, llegando por sorpresa por detrás de todos.
El delantero del Tomba será el quinto mendocino en disputar un Mundial Sub20.
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En las tribunas y en las redes la consulta surgió por decantación. ¿Qué hubiera pasado con el Tomba si Andino no se iba al Mundial Sub 20? Es imposible de responder, y hasta una manera poco feliz de justificar un año muy negativo que no se explica por un futbolista, sino por las decisiones de toda una institución.
Sin embargo, en esa pregunta retórica hay una porción de verdad: Godoy Cruz lo extrañó demasiado durante los cuatro partidos que no lo tuvo por la citación a la Selección (encima casi ni sumó minutos en la Copa), y los dos duelos por la expulsión ante Platense (demasiado castigo por la infracción que había cometido, un insulto al árbitro).
El Expreso padeció a rabiar no contar con el único jugador que parecía tener la fortaleza mental para encarar a un rival y dejarlo en el camino. Es imposible saber si la suerte hubiera sido distinta si Andino no se iba a la Selección, y tampoco parece justo preguntarlo. En ese lapso donde el 27 no jugó, nadie sacó pecho y se ganó el puesto. Ninguno lo hizo olvidar, y eso no es culpa de Santino.
El futuro del jugador parece ser una de las llaves para la resurección del Tomba. Si se queda a pelearla en la Primera Nacional, seguramente sacará muchas diferencias por su jerarquía. Si se va, dejará una buena cantidad de dinero en las arcas de la institución, que podría utilizarse para armar un plantel que pueda pelear alto.
Así, sin importar si seguirá o no en el club, Santino Andino seguirá siendo el superhéroe del Bodeguero, ese que puede colaborar para el operativo retorno.