Una noche inevitablemente cargada de emociones profundas se vivió en el Estadio Monumental. Porque no era una noche más. Era esa noche. Lionel Messi jugaba su último partido oficial de Eliminatorias Sudamericanas en suelo argentino con la camiseta que lleva en el alma, la de la Selección Argentina.
El equipo de Lionel Scaloni ya tiene el boleto sellado rumbo al Mundial 2026. No había presión. Pero sí había algo mucho más poderoso: la pasión de un país, el fuego sagrado de un estadio repleto, y ese compromiso inquebrantable con la Celeste y Blanca que hace que los Campeones del Mundo nunca jueguen “por cumplir”.
Embed - https://publish.x.com/oembed?url=https://x.com/TyCSports/status/1963758710846562505?t=ao91BQGlXXq_Vp21jsDpXA&s=08&partner=&hide_thread=false
Juegan para emocionar. Juegan para hacer historia. Juegan porque está él: el capitán, el mago, el 10.
Y entonces, como tenía que ser, la pelota fue para Messi en una noche que parecía escrita por el destino. Frente a Venezuela, la función comenzó con intensidad: a los 3 minutos, Julián Álvarez probó al arquero Romo con un bombazo que le quemó las manos. A los 21, Tagliafico también hizo trabajar al guardameta de la Vinotinto.
Embed - https://publish.x.com/oembed?url=https://x.com/TyCSports/status/1963749655839228136?t=Z-E41kzyuJ5RDDP9kp9XJg&s=08&partner=&hide_thread=false
Embed - https://publish.x.com/oembed?url=https://x.com/TyCSports/status/1963755255700619764?t=sgcXV7R9ns_w_DqbEh95LA&s=08&partner=&hide_thread=false
Pero la explosión llegó a los 39 minutos. Leandro Paredes recuperó una pelota en la mitad del campo y metió un pase quirúrgico para Julián Álvarez, quien desbordó con ese fuego que lo caracteriza, dejó atrás a un rival, y con inteligencia pura le sirvió el gol a Leo.
Y entonces el tiempo se detuvo.
Messi la recibió como si todo estuviera en cámara lenta, y con su zurda de seda definió con maestría. Un gol de colección. Un gol que hizo temblar el Monumental. Un gol que quedará tatuado en la memoria colectiva.
Pero el partido guardaba otro momento para el recuerdo. Como solo él sabe hacerlo, volvió aparecer. A los 80' con una sutileza que dejó sin reacción al arquero. Dos goles en una noche irrepetible. Una despedida soñada.
Embed - https://publish.x.com/oembed?url=https://x.com/TyCSports/status/1963776085738307890?t=BDDj6gFrYbuJKgvbyGmRxA&s=08&partner=&hide_thread=false
Porque en la noche del 10, hubo magia.
Porque cuando Messi está en la cancha, no es solo fútbol.
Es arte. Es emoción. Es historia viva.