No hizo falta esperar al pitazo inicial para intuir que la noche en el Malvinas Argentinas sería especial. Desde temprano, Mendoza se convirtió en un escenario vibrante y multicolor. Las pasiones se cruzaron sin filtro, con una intensidad que se respiraba en el aire y en las calles. La ciudad se vistió de azul, pero también de azul y oro. Y el Parque General San Martín fue, una vez más, una pasarela de emociones.
Se respiró fútbol, pero también folklore futbolero, orgullo barrial y un fervor nacional que desbordó.
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Independiente Rivadavia vs Boca Juniors
Marcelo Álvarez
La quinta fecha del Torneo Clausura no fue una más. El cruce entre Independiente Rivadavia y Boca Juniors atrajo a miles de fanáticos que llegaron desde todos los rincones para ser parte de una verdadera fiesta. La ciudad latía al ritmo del fútbol, y el Malvinas se transformó, lentamente, en un coloso preparado para una noche que quedará en la memoria.
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La hinchada de Independiente respondió como siempre y colmó el estadio.
Marcelo Álvarez
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La verdadera fiesta se vivió en las tribunas.
Marcelo Álvarez
Familias enteras luciendo con orgullo la pilcha leprosa. Vendedores ambulantes que, entre gritos y sonrisas, ofrecían gorros xeneizes. En pleno Día de la Niñez, muchos chicos vivieron su primera gran fiesta futbolera, con los ojos brillando de emoción y asombro. Mendoza demostró que también late.
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Un show y un duelo de bengalas se vivió en las tribunas.
Marcelo Álvarez
La tribuna norte se tiñó del tradicional azul leproso, con una hinchada que se hizo sentir desde la previa y no paró de alentar. Cantos, duelos de bengalas y trapos cargados de historia barrial pintaban un cuadro de pasión auténtica. Enfrente, la cabecera sur explotaba de azul y oro, con los hinchas de Boca, que llegaron en caravanas interminables. Fue una verdadera peregrinación de camisetas históricas, con nombres que ya son leyenda. Nadie quiso perderse el ritual.
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Como de costumbre, la hinchada Azul impactó en el duelo de bengalas.
Marcelo Álvarez
Y cuando el árbitro dio la orden, lo que vino estuvo a la altura, un partido con goles, emoción, momentos de tensión y esa incertidumbre que mantuvo a todos expectantes. Algunas figuras no brillaron como se esperaba, pero el aliento bajó como un vendaval, empujando a los de Berti hasta el último minuto. No alcanzó. Pero la entrega emocion
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Los fanáticos de Boca y el equipo, en nuestra provincia se encontraron finalmente con el triunfo, después de 120 días.
Marcelo Álvarez
El Malvinas fue una caldera. Un estadio encendido, que vibró con cada jugada. Las canciones se cruzaban, se respondían, se superponían. En la cancha había fútbol, sí. Pero en las tribunas sobró pasión.
No hubo violencia. Solo fútbol. Solo sentimiento.
Porque, aunque cueste, la rivalidad puede convivir con la fiesta. Y cuando eso pasa, gana el fútbol...