Uno de los días más felices de Julio Argentino Roca fue en Mendoza

La inauguración del ferrocarril unió a Mendoza con el país y emocionó a Julio Argentino Roca hasta las lágrimas.

La llegada del tren no era solo la concreción de una obra de infraestructura, sino también la materialización de un anhelo largamente esperado: el vínculo físico y simbólico entre Cuyo y el resto del país.

La jornada fue planificada con todo el ceremonial propio de la época. A su arribo, Roca fue recibido con honores, en medio de discursos, flores, vítores y banderas. En su intervención pública, el mandatario destacó el valor profundo del ferrocarril como herramienta de transformación:

Celebramos un acto de inmensa trascendencia para la República Argentina, no sólo bajo el aspecto económico y de la riqueza material, social y política de unión nacional que debemos cultivar (…) En la construcción de un ferrocarril no hay un suceso comercial y económico solamente sino también un suceso moral y político. Es cierto que el ferrocarril radica la paz y disminuye la causa de disensiones, acerca a los hombres, hace solidarios sus intereses recíprocamente y lleva el pensamiento, la ley y la acción de los grandes grupos que trabajan por el bien general, allí donde lo han menester”.

El acto protocolar incluyó homenajes formales y una lectura poética dedicada al presidente, cuyo manuscrito todavía se conserva en el Archivo General de la Nación. Las letras lo exaltaban como arquitecto del progreso y defensor de la unión nacional.

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La llegada del ferrocarril a Mendoza en tiempos de Julio Argentino Roca. / Imagen ilustrativa / Gentileza

La llegada del ferrocarril a Mendoza en tiempos de Julio Argentino Roca. / Imagen ilustrativa / Gentileza

Un desfile y una emoción compartida

Pero el momento más emotivo vendría después.

Según el historiador Alberto Rovira, una vez finalizada la ceremonia oficial, Julio Argentino Roca encabezó un desfile cívico por la avenida San Martín, desde Las Heras hasta la calle Colón. El entusiasmo popular era desbordante: una multitud emocionada se agolpaba en las veredas, aplaudiendo, agitando pañuelos, gritando vivas y lanzando flores al paso del carruaje presidencial. Roca no ocultó su emoción.

El telegrama que revela el alma de Julio Argentino Roca

Esa misma tarde, el presidente decidió comunicar lo vivido a su amigo y ministro de Instrucción Pública, Eduardo Wilde, mediante un telegrama:

Es imposible encontrar palabras que expresen lo grandioso de esta fiesta, la alegría intensa de este pueblo y las impresiones que conmueven todas las fibras del alma. Bastaría decirle, para que se forme una idea de la escena, que he visto llorar a la gente y yo mismo no pude contener mi emoción al pronunciar un discurso que fue bondadosamente recibido. Es uno de los días más felices de mi vida. Adiós.

No era solo un tren: era el porvenir

Ese día de abril de 1885 no fue una simple inauguración, sino un gesto político, un hecho social y una postal histórica para Mendoza. La locomotora que llegaba no solo traía vagones y rieles: traía consigo un nuevo tiempo.

Roca lloró y el pueblo lloró, no era solo un tramo de vía el que se inauguraba, sino una forma nueva de pensar el país. En medio del polvo, los pañuelos al viento y los aplausos interminables, sobre los rieles recién tendidos, empezó a rodar el porvenir.

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