7 de junio de 2025 - 16:59

Murió Mamerto Menapace, el famoso poeta y sacerdote argentino

El sacerdote, autor de libros poéticos y religioso que tuvieron gran éxito, sobre todo en los 80, tenía 83 años. Residía en el monasterio benedictino de Los Toldos. Había sido acompañante espiritual del padre Carlos Mugica.

Era sacerdote, referente espiritual para muchos. Y, también, un autor leído y querido, gracias a textos en los que “versionaba” relatos bíblicos y los volcaba en textos poéticos con tono gauchesco. Con esa extraña combinación, Mamerto Menapace se convirtió en un nombre reconocido en la Argentina y en la América de habla hispana.

Nacido el 24 de enero de 1942 en Malabrigo, en el chaco-santafecino, Menapace ingresó desde niño al monasterio de Los Toldos, fundado en 1948, donde desarrolló prácticamente toda su vida religiosa. Fue ordenado sacerdote en 1966, tras completar sus estudios de teología en el monasterio de Las Condes, en Chile.

A lo largo de su vida, Mamerto Menapace combinó la vida monástica con una intensa labor pastoral, educativa y literaria. Fue abad del Monasterio de Santa María de Los Toldos durante dos períodos, entre 1980 y 1992, y en 1995 fue elegido abad presidente de la Congregación Benedictina del Cono Sur, que incluye monasterios de Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay.

Mamerto Menapace
El sacerdote y escritor argentino.

El sacerdote y escritor argentino.

De estilo cálido y cercano, Menapace se destacó por su vasta obra escrita. Supo transmitir el mensaje cristiano con un lenguaje sencillo y lleno de imágenes del campo y la vida cotidiana.

Editó más de cuarenta libros muy famosos como Un Dios rico de tiempo (1975), Madera verde (1978), Cuentos rodados (1983) y El paso y la espera (1992). Algunos de sus discos más conocidos son De yerbas y otros cuentos (1985), Solidaridad (1985), Cuentos del Reino (1994) y Charla para desanimados (1994). Entre sus películas se encuentra Reflexiones-Imágenes-Charlas (1991); A los jóvenes les digo (1994); Los valores, con humor (1993) y Cuento con ustedes (1998). Recibió el Primer Premio Faja de Honor Padre Leonardo Castellani (1995) por su libro El amor es cosa seria.

Fue en la radio donde el sacerdote y escritor comenzó a cultivar su estilo de prédica del evangelio desde los cuentos cristianos. Su fama, ante su estilo ameno y campechano trascendió, y se popularizó, alcanza a estar en programas de medios nacionales.

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Menapace era muy querido y reconocido. Durante el papado de Francisco, el sacerdote poeta se reunió con el papa argentino en el Vaticano.

Ya enfermo, no hace mucho, había dado una entrevista donde ya miraba hacia su despedida. "Quisiera llegar a mis 84 ligero de equipaje a la tranquera de llegada. No lo digo para consolar para que los viejos se proyecten. Se puede agradecer a Dios por darte las cosas y también por sacártelas. Les pido una oración sincera por mí. Espero poder seguir encontrándonos en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo".

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La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) se despidió de Menapace a través de un comunicado: “La CEA agradece a Dios el testimonio y la vida del padre Mamerto Menapace OSB, monje benedictino del Monasterio Santa María de los Toldos. Su sabiduría espiritual, expresada a través de relatos y cuentos en los cuales compaginó la profundidad del Evangelio con las expresiones sencillas de nuestro pueblo, permitieron a muchos hermanos y hermanas a conocer y profundizar más la vida nueva que brota de la fe”.

Embed - Elegir es renunciar - Mamerto Menapace

Un poema de Mamerto Menapace

Conozco el dolor de las partidas,

desde chico tuve que vivirlas.

La vida y el tiempo me enseñaron

que el encuentro encierra despedidas.

Despedirse es haber conocido

la existencia de un ser que es distinto;

me enseñaron el tiempo y la vida

que alejarse, es haber compartido.

No engaña la flor que se marchita

al hombre que gozó con su visita:

la vida me enseñó con el tiempo

que el silencio promete semillas.

Despedirse es ser fiel al camino

que nos hizo encontrar al amigo:

El tiempo me ha enseñado en mi vida

que aferrarse, es negar que yo vivo.

Si todo camina en nuestra vida,

busca encuentros todo el que camina:

enseña la vida con el tiempo

que lo dado a la tierra, germina.

Despedirse es ser fiel a sí mismo

respetando en el otro al amigo:

sólo entonces el tiempo y la vida

nos darán su profundo sentido.

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