6 de junio de 2025 - 19:24

Manuel Corominola: el adiós inesperado a un referente de las letras y el periodismo

El reconocido escritor y periodista mendocino falleció este miércoles. Dejó una gran labor como comunicador, y una serie de novelas y de libretos teatrales. Aquí, su amigo Roberto Follari lo homenajea con esta semblanza.

Fue a mediados de los 80. Él dominaba ante el micrófono los sábados por la mañana desde Radio de Cuyo: y yo caí allí casi por azar. Indignadas asociaciones de Madres de Familia ponían el grito en el cielo ante el proyecto del ministro Duch. Avanzar en la democracia era hacerlo en la educación: se planteaba la educación sexual en las escuelas. Las adecentadas señoras imaginaban “trabajos prácticos” en improbables aulas con colchones, utilizadas para fantaseadas orgías estudiantiles. Visto desde hoy, escenas del ridículo en nombre de la moralina. Por entonces, guerra cultural generalizada. De eso hablaron, libremente, los que llamaban al programa. También los que allí estábamos, arrinconados por el prejuicio reinante.

Y allí conocí a Manuel Corominola. Me sorprendió su tono mesurado, amigable, moderado, que permitía que cada oyente pudiera salir al aire con expansiones verbales a veces brutales o demoledoras: él respondía con pasmosa tranquilidad. Recuerdo ahora que lo asocié con el hablar de algunos sacerdotes: sólo muchos años después supe que —efectivamente— él había pasado por el seminario.

Manuel Corominola
El periodista y escritor, rodeado por su esposa, hijas, yernos y nietos, en la presentación de su último libro (Quantum), que se realizó en marzo.

El periodista y escritor, rodeado por su esposa, hijas, yernos y nietos, en la presentación de su último libro (Quantum), que se realizó en marzo.

Me invitó varias veces al programa, en su larga y relevante trayectoria. Se tocaban allí todos los temas: concurrir era un riesgo palpable para los que estábamos acostumbrados a las aulas. Hablar en los medios es diferente que hablar hacia alumnos: el campo de conflictos es mucho mayor. Y, además, hablar en el programa de Corominola era especial. Uno se enfrentaba a personajes inesperados, como podía ser algún familiar de represores cuando se estaba hablando de derechos humanos. Ante la desavenencia el tono leve del periodista estaba lejos de lograr que las pasiones se apaciguaran, pero al menos conseguía que no desbordaran.

Hablábamos sólo en los breves cortes de la transmisión: de tal modo, no nos conocimos con profundidad. Cuando acababa mi participación yo salía y Manuel todavía no, de modo que el café lo compartíamos en el estudio, nunca en el bar de la esquina.

Sólo mucho después supe que él —como yo, como tantos— fue un exiliado en tiempos de la dictadura. Él lo había sido en Ecuador, país que mucho he podido conocer por mi actividad docente.

Manuel Corominola
El escritor y periodista, en una foto junto con su familia, tomada en su exilio. El mendocino debió radicarse en Ecuador durante la dictadura.

El escritor y periodista, en una foto junto con su familia, tomada en su exilio. El mendocino debió radicarse en Ecuador durante la dictadura.

Es que Manuel me hizo llegar su libro sobre las manos de Perón: un misterio difícil de discernir. Fue su primera novela, que alcanzó gran altura en su descripción de rituales masónicos, el proponer la historia de la P2, con su centro en Italia y alguna relación con el Vaticano de la época. Un libro atrapante, que en parte se desarrolla en la bucólica Cuenca, la ciudad verde de cuatro ríos que la circundan y que hace de su impronta colonial un emblema.

En esa trama cruzada por el poder, el dinero y la soterrada violencia, había hallado Manuel un modo de narrar que hibridaba su formación periodística con el oficio literario, de modo que el texto cabalga —de alguna manera— en una simbiosis original de ambos géneros.

Años después, y esta vez no en versión papel sino en formato electrónico, me hizo llegar su libro sobre las hermanas patricias de la Mendoza del siglo XIX, cuando la campaña contra los indígenas y el terremoto que destruyera la ciudad. El texto rezumaba una bella nostalgia, e inventaba una nueva Cautiva, ese personaje que sirvió para desmitificar a las etnias indígenas: mujeres blancas, bellas y jóvenes que preferían vivir en la toldería.

Por entonces, nos encontramos casualmente una vez en el despacho del Dr. Callejón —quien entiendo ya tampoco nos acompaña—, allá en inicios de la Cuarta Sección. Era un despacho decididamente sencillo, de un médico que se cuidó de atender con bajo costo y alta calidad. Un médico cuya familia había sido perseguida en la segunda mitad de los años 50 por haber adherido al peronismo, según una vez me confió.

Allí charlamos con Manuel (hará unos diez años, ahora calculo) por primera vez de manera espaciosa, hasta que el llamado de la secretaria interrumpió nuestro periplo por la política y la cultura.

Manuel Corominola
Roberto Follari habla en la presentación del libro Quantum, de Manuel Corominola.

Roberto Follari habla en la presentación del libro Quantum, de Manuel Corominola.

Y después vino su último libro, Quantum. Sobre la dictadura, sobre el campo clandestino de secuestros, torturas y muertes llamado “Automotores Orletti”. Con Aníbal Gordon como el siniestro protagonista, con un improbable físico que venía de Estados Unidos a buscar a su hermana y le hablaba a Gordon acerca de la cuántica. Ello le agrega algún divertimento -y sobre todo una baja de la tensión deprimente- a una temática tan dura como necesaria.

Manuel quiso que lo acompañara en la presentación. Fue ahora, hace apenas un par de meses en instalaciones de la Bancaria, en el centro. Eso hace tan irreal la noticia de su muerte.

Estaba bien, rodeado de familia y amigos, contento de presentar el fruto de su escritura y sus preocupaciones. Lleno de esa potencia que era capaz de modulación apagada, pero contenido encendido.

Allí firmó ejemplares, charló con gusto, contó de su oficio. Mostró claramente que no sólo detestaba las dictaduras. También a las derechas que se dicen democráticas y copian los planes económicos de dichas dictaduras. Las que son el totalitarismo por otros métodos.

Cuando le di un abrazo que no adivinábamos que sería el último, quedó allí, todavía rodeado de afectos y reconocimiento. Se los había ganado, desde aquellas voces moduladas en el micrófono en los años 80 y 90, con miles y miles de escuchas, con el fondo de todos aquellos que adquirieron voz a través de su programa y su actitud. Y los muchos que, luego, encontraron consuelo y esperanza a través de las hendijas de sus novelas.

Este texto de Roberto Follari fue escrito especialmente para Los Andes.

Manuel Corominola
Periodista y escritor mendocino, falleció este miércoles 4 de julio de 2025.

Periodista y escritor mendocino, falleció este miércoles 4 de julio de 2025.

Un referente del periodismo y las letras

Manuel Ramón Florentino Corominola nació el 17 de octubre de 1943 en Mendoza. Se desempeñó como redactor y conductor de programas de opinión en diversos medios de Mendoza, el país y el exterior. Se inició en los medios en Canal 7 Mendoza, como jefe de promociones y libretista. También integró el equipo de “Informado”, noticiario conducido por Ambrosio García Lao, que ganó el primer “Martín Fierro” para el interior del país. Trabajó en El Diario, El Andino y Los Andes, bajo la conducción de Antonio Di Benedetto. Publicó en Ámbito Financiero y Clarín. Por más de dos décadas condujo A micrófono abierto, en LV10.

Obtuvo diversos premios y distinciones, como dos Martín Fierro a la Actividad Periodística del Interior del País, un León de Oro por Periodismo Radial, un Primer Gran Premio de la Fundación Schiappa de Acevedo por Cuentos de la región cuyana, un Primer Premio de Libreto para la Fiesta Nacional de la Vendimia (1985) y una distinción de la Cámara de Senadores de Mendoza. Como autor de ficción publicó El hueco, El misterio de las manos (novelas) y Develaciones (cuentos y relatos). Como dramaturgo escribió El bonete de Reynaldo, La cesación, El derecho a lo torcido, La razón de la locura y Los apóstatas. Más recientemente publicó dos novelas: El extraño caso de la señorita del pasaje Sotomayor (sobre el destino de habitantes de pueblos originarios) y la reciente Quantum y los hijos del viento (que novela el siniestro Plan Cóndor).

Falleció el miércoles por una insuficiencia respiratoria aguda. Lo sobreviven su esposa Raquel; sus hijas Silvina y Mariana y sus nietos: Amparo, Gaspar (hijos de Silvina), Camilo y Luciana (hijos de Mariana).

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