Un jardín de infantes de Junín fue bautizado con el nombre de un personaje histórico, quizás el más estrechamente ligado a la vida del Libertador San Martín pero que, por razones que no tienen mucha explicación, ha sido casi olvidado en los libros.
Fue un niño limeño que acomopañó a sol y sombra al Libertador desde 1821 hasta su muerte , en 1850.
Un jardín de infantes de Junín fue bautizado con el nombre de un personaje histórico, quizás el más estrechamente ligado a la vida del Libertador San Martín pero que, por razones que no tienen mucha explicación, ha sido casi olvidado en los libros.
En agosto de 2025, el Jardín de Infantes N° 0-173 de Los Barriales, recibió el nombre de "Eusebio Soto".
Eusebio era un niño de origen nativo, que conoció al general en 1821, después de que San Martín llevara su campaña libertadora a Perú. Desde ese momento, Eusebio no se separó del al lado de Don José hasta su muerte, el 17 de agosto de 1850 en Boulonge Sur Mer. Porque Eusebio Soto fue el “escudero” del Libertador.
Cuentan que José de San Martín, a poco de llegar a Perú, comenzó a notar que, cada vez que salía de la casa de Gobierno y caminaba por las calles limeñas, un niño lo seguía de cerca. No hacía nada, solo lo seguía. Ni siquiera le hablaba.
Pero un domingo, en medio de un paseo, el Libertador lo detuvo y le preguntó por qué lo seguía. “Deseo servirle”, respondió el niño.
Ordenó que lo hicieran pasar a su casa y le encargó al niño que lustrara sus botas. Fue muy eficiente. De a poco le sumó tareas, como preparar su café y prepararle sus uniformes.
Eusebio Soto le contó a San Martín que era huérfano y para ese tiempo, enero de 1821, rondaría entre los 11 a 13 años. Era moreno y muy callado. El general decidió aceptarlo como su criado.
El 21 de septiembre de 1822, cuando el Libertador se embarga para regresar a Chile y después a la Argentina, Eusebio se embarca con él y jamás se separaría de su lado de allí en adelante.
Pasó con San Martín por Santiago de Chile, por Mendoza y, después, por Buenos Aires. El 10 de febrero de 1824 ambos se embarcaron hacia Londres y en agosto de 1824, hacia Escocia. Hacia fines de ese año se mudaron a Bruselas.
Eusebio asumía cada día más responsabilidades. El General lo trataba con mucho cariño y le enseñaba matemática. Aprendió rápidamente a hablar francés y lo hacía de corrido. También aprendió inglés. Salían a cabalgar juntos por las afueras de Bruselas.
Al final de 1828 el Liberador intentó regresar a la Patria, puntualmente a su “tebaida”, en Mendoza. Eusebio Soto viajó con él. Pesaban desembarcar en Buenos Aires, pero advirtieron que el clima interno era muy tenso y decidieron pisar tierra en Montevideo. En junio de 1829, apenado por las luchas intestinas, Don José y Eusebio regresaron a Bruselas.
Hacia 1830 se mudan a París. En diciembre de 1832 Merceditas y Mariano Balcarce se casan y viajan a Buenos Aires. Entonces Eusebio es la única persona de plena confianza del Libertador en Francia.
El criado conoce a la española Lorenza Bustos, criada de Alejandro Aguado, uno de los mejores amigos del general, y la hace su esposa. Tienen cuatro hijos.
Siempre obedeciendo los deseos del general, Eusebio acompañó al Libertador hasta su lecho postrero, en 1850. Eusebio Soto se queda viviendo en Francia, puntualmente en Paris, siguiendo al servicio de la familia Balcarce.
En 1870, en la guerra Franco Prusiana, muere el hijo mayor de Eusebio y Lorenza. Eusebio Soto pide entonces incorporarse al ejército francés en reemplazo de él. También muere en combate cuando rondaba los 58 años.