24 de agosto de 2025 - 00:05

Borges y "El Aleph": dos aniversarios para verlo todo

Hoy se celebra un nuevo aniversario del nacimiento del autor de este cuento fundamental para las letras argentinas, que en días cumplirá 80 años.

Cada 24 de agosto es una excusa para bajar las escaleras que nos llevan a esa recámara oculta de la calle Garay, escapar de la monserga apabullante de un agotado escritor mediocre y mirar, por un impulso, por una necesidad, aunque sea enfermiza, esa puntual mirilla escondida que nos va a dejar abarcarlo todo. Acabamos de parafrasear, en apretada síntesis, el argumento de El Aleph, uno de los textos fundamentales de Jorge Luis Borges, y no por casualidad. Y es que un día como hoy, pero de 1899, nacía en Buenos Aires el escritor más importante de nuestras letras. Y, por otro lado, en unos días cumplirá 80 años la publicación de, justamente, El Aleph.

No es este un relato más ni en Borges ni en la literatura nacional. Se advirtió desde su aparición, en ese número de septiembre de 1945 de la revista Sur. La firma del escritor, estampada en uno de los cuentos, ya era cosa usual en esa publicación dirigida por Victoria Ocampo, pero para ese entonces, se sabía que Borges no iba a entregar un cuento cualquiera: lo que esta vez había conseguido llevaba al límite su estilo, erudito y a la vez humorístico, lleno de citas, de pliegues, en una prosa en la que la poesía no estaba ejercitada, pero sí representada en cada línea.

Por el papel que ocupa El Aleph en la literatura contemporánea, las circunstancias históricas de su escritura son conocidas. El escritor se presentó un día en la casa de Estela Canto, escritora de la que estaba enamorado y quien había rechazado su propuesta de matrimonio. Poco antes de esa visita, Borges le había escrito una carta en la que le anticipaba que trabajaba en un cuento que le gustaría dedicarle y en el que se contaba la historia "de un lugar (...) donde están todos los lugares del mundo".

Borges traía, justamente, el cuento ya terminado, en un manuscrito que Estela se dispuso a mecanografiar. Con esa copia se dirigió luego a Sur para que Victoria Ocampo lo publicara. Años después, Estela Canto (quien se quedó con el original), subastaría ese manuscrito, sin que Borges se opusiera.

Jorge Luis Borges fue también un agudo crítico de cine
Jorge Luis Borges murió el 14 de junio de 1986 en Ginebra, donde está su tumba.

Jorge Luis Borges murió el 14 de junio de 1986 en Ginebra, donde está su tumba.

El cuento causó impacto. Es, entre tantos cuentos magistrales de Borges, uno de los más destacados. Pero, también, abre múltiples lecturas, como las miradas que ofrece el objeto fantástico encerrado en el sótano de esa casa. Allí Borges habla, solapadamente, de un amor imposible (en el relato es Beatriz Viterbo, muerta tempranamente), de la literatura vana, y también "filosofa literariamente" sobre el límite que la extensa realidad enfrenta a la capacidad del hombre por aprehenderla.

De hecho, el corazón del cuento es la deficiente y desvariada capacidad del personaje Carlos Argentino Daneri por traducir la visión del objeto en palabras, algo que entiende el narrador (que es el mismo Borges) cuando se enfrenta al objeto y hace lo propio, en un par de páginas que están entre las más memorables de Borges y representan el clímax de El Aleph.

A 80 años de su escritura, el cuento sigue teniendo pocos parangones y ha influido en toda la literatura posterior, especialmente argentina. Entre los muchos ecos está, por ejemplo, el mejor cuento de Hernán Casciari, que se titula 11,3 segundos y se dedica a contar el inolvidable gol de Maradona en 1986 a Inglaterra con la horma del relato de Borges. Una verdadera "apropiación" literaria muy distinta al plagio de Carrie Bernardino a una pintura de Ciruelo (ver nota aquí), tan discutido en estos días.

Como sea, fuera de las influencias, quizá una fecha como hoy (aniversario del escritor, aniversario de uno de sus mejores cuentos) sea la excusa perfecta para leerlo y releer como siempre a ese Aleph nuestro, dolorosamente argentino, llamado Jorge Luis Borges.

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