Cantata barroca con espíritu moderno

Violetta Club estrena “Membra” hoy en el teatro Universidad. Una puesta contemporánea con varias voces invitadas. A las 20 y 21.30.

Cantata barroca con espíritu moderno
Cantata barroca con espíritu moderno

Trescientos treinta y tres años después de su estreno, el ciclo de siete cantatas del célebre organista y compositor alemán Dietrich Buxtehude (1637-1707), titulado “Membra Jesu Nostri”, vuelve a presentarse en esta oportunidad en una revisión que deja de lado la atmósfera sacra con la que fue concebida originalmente, actualizándola con una puesta de elementos escénicos contemporáneos, apuntando a evocar el dolor de Jesús como experiencia sensorial y emocional inherente también a la condición humana.

"Perdona, oh Jesús, si te molesto, sin embargo, he venido a ti de forma espontánea a examinar tus heridas" expresa en latin una de las arias. En "Los miembros de nuestro Jesús", cada una de las siete cantatas está dedicada a una parte del cuerpo crucificado del profeta de Nazareth: pies, rodillas, manos, costado, pecho, corazón y cabeza y sobre todo, a expresar con música y canto el dolor agónico y desgarrador de aquellas heridas.

Para conseguir su objetivo, Buxtehude se valió de varios pasajes bíblicos y estrofas de un poema medieval cisterciense, "Salve mundi salutare", consiguiendo en su tiempo una novedosa conjunción de sonatas, coros y arias para solistas y tríos. Obra tan bella como poco y nada escuchada en vivo en estos tiempos, vale entonces considerar el atractivo de este concierto que con el nombre de "Membra" y en manos del grupo de cámara de música barroca Violetta Club, se estrena hoy en dos funciones (a las 20 y 21.30) en el teatro Universidad.

En producción

Después de la aplaudida versión a gran escala de la ópera de Henry Purcell "Dido y Eneas", presentada en 2011, el Violetta Club junto a casi el mismo equipo artístico y técnico, vuelve a producir y reinterpretar una obra del período barroco reiterando la misma plataforma conceptual: ofrecer una revisión de la obra con un montaje escénico contemporáneo aunque con los instrumentos y partituras originales.

En este caso, tal como sucedió también con Purcell, la pieza de Buxtehude no ha sido desconocida para el ensamble: en las tempranas ediciones del festival "Por los caminos del vino" ellos tocaron una versión íntima y despojada con cantantes de Buenos Aires y bajo la batuta de Juan Quintana.

"Si bien desde sus orígenes históricos las cantatas no necesariamente debían ofrecerse con una puesta teatral, como sí es el caso de una ópera, ocasionalmente lo hacían para producir un efecto más contundente en el público, ya sea dentro o fuera de los edificios eclesiásticos" -nos aclara Alejandro Fiore, uno de los violinistas del grupo- . "Nosotros ahora hemos optado por darle justamente un enfoque escénico a esta versión, más ambiciosa en el área de las voces, para que el mensaje sea también visualmente más directo".

Por este motivo, esta es sin duda una versión particularmente amplificada, reflejo del mismo procedimiento de grabación realizada recientemente por el historicista británico Sir John Eliot Gardiner.

"Esta obra nos pareció que venía justo para darle continuación a la buena experiencia del grupo que se había reunido en ‘Dido’. Sin duda, un paso siguiente bastante atractivo para nosotros, incluso incorporando la misma coral que había dirigido en aquella oportunidad Eli Guerra”, nos aclaró Fiore.

Obra y autor

En "Membra Jesu Nostri", Buxtehude despliega la estructura tradicional de la sonata: sonata, concierto, tres arias, concierto final, con la repetición del tema del inicio durante las seis sonatas, con excepción de la última, la séptima, donde se sustituye el concierto final por un "Amén".

Como lo habíamos mencionado, las citas bíblicas convertidas en canto pertenecen a los libros "Nahúm", "Isaías", "Zacarías", "San Pedro" y "Salmos" y los demás textos de las arias son del "Salve mundi salutare" de Arnulf de Louvain, menos en las cantatas "Ad latus" y "Ad faciem" que son poemas de Bernardo de Claraval y Joseph von Steinfeld, respectivamente.

Otro dato curioso de la obra es que las cantatas son desde los aspectos estructurales, simétricas: el primer coro funciona como cierre de cada una de las siete cantatas, dándole circularidad a cada ciclo, "en donde el punto de partida vuelve a ser el punto final", nos aclaran los músicos, simbolizando no solo la perfección de la forma a través del círculo, sino fijando el siete - el número de las sonatas - el número místico que representa el orden que rige el universo.

Más allá de esta obra, -sin duda la más conocida del autor- , Dietrich Buxtehude se destacó sobre todo por su producción organística. El maestro de hecho fue por casi cuatro décadas el organista estrella de la Iglesia de Sta. Maria de Lübeck y desde allí afirmó las bases de la escuela barroca del norte de Alemania. Dietrich compuso además obras para clave, música de cámara, corales y cantatas.

Fueron tan impactantes sus conciertos vespertinos de los domingos de adviento, sus "abendmusik", que religiosos, estudiantes de música y grandes compositores contemporáneos a él, como Händel, Mattheson, Telemann y Bach, peregrinaron hasta la ciudad de Lübeck para escucharlo.

Buxtehude, si bien puede resultar un apellido no demasiado conocido para un público general, fue una personalidad muy influyente para la generación posterior, ya que contribuyó en la evolución de la polifonía.

El equipo

"La visualidad contemporánea para esta puesta tiene más que ver con la idea de que nosotros no nos hemos planteado hacer una puesta religiosa, sino que hemos querido evocarla desde los conceptos universales que expresa la obra y que la viene acompañando todos estos siglos desde su estreno en 1680", aclaró Alejandro.

Por esa razón, lo que "Membra" intentará reflejar desde la escenificación- a cargo de Federico Ortega Oliveras-, es la idea del dolor, esto de explorar las cicatrices, utilizando maquillaje, vestuario e iluminación para representar este objetivo.

La dirección musical del espectáculo pertenece a Gabriela Guembe, mientras que Elisabeth Guerra es la directora del coro. Por otro lado, el diseño de la escenografía pertenece a Gustavo Valdez y el diseño de vestuario es de María José Pérez Coroliani.

La instrumentalidad del Violetta Club -Alejandro Fiore, violín y viola barrocos; Sebastián Alcaraz, violín barroco; Gabriela Guembe, violas da gamba sopranos y bajo; dirección musical; José Luis Di Marco, violoncello barroco; Gustavo Richter, órgano; Bruno Maximiliano Masi, contrabajo- se complementará con las voces de Griselda López Zalba, Jimena Semiz, Marina Faggian, Cynthia Franchini, Mariana Ledda, Luciana Orellana, Mariana Jordán, Amalia Villalba, Gloria López Sandmann, Carla Abraham, Carla Pérez, Antonella Benenati, Cristian Mella, Lisandro Pellegrina, Lucio Marinsalda, Joaquín Martínez Dávila, Diego Valentín Flores, Enrique Lucero, Fabio Romano y Eduardo Vázquez. Una auténtica superproducción.

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