Y un día... la tierra se sacudió

Hace treinta años, a medianoche, los mendocinos sintieron temblar el suelo bajo sus pies. Insomnes, muchos eligieron dormir a la intemperie por temor a los derrumbes. El sismo de 1985 quedó marcado a fuego en el recuerdo.

Hubo momentos de pánico esa medianoche del 26 de enero de 1985, cuando se produjo un gran sismo con epicentro en el departamento de Godoy Cruz. Muchas casas se derrumbaron o quedaron en muy malas condiciones para volver a ser habitadas.

Esa noche, la mayoría de la población se quedó sin dormir. Por varias horas se cortó la luz en todo Mendoza. Muchos fueron los que perdieron sus casas y tuvieron que vivir por algunos días en gimnasios y otros lugares. La construcción de viviendas, a los pocos meses, hizo que la situación se revirtiera.

Además del último sismo producido en 1985, nuestra provincia tuvo varios que quedaron en el recuerdo.

El primer movimiento

En la noche del 13 de mayo de 1647, Mendoza fue conmovida por un gran terremoto con epicentro en Santiago de Chile. 
En la pequeña aldea, muchas de las casas y edificios públicos se vinieron abajo y los pobladores salieron despavoridos a las calles en medio de los escombros. A pesar de la destrucción de varias moradas, fueron muy pocas las personas fallecidas.

Las peores consecuencias se las llevó la capital chilena en donde todo se desplomó y fueron muchos los muertos que dejó esta sacudida cuyas grandes ondas se extendieron al este y norte de la región.

Otros dos terremotos se hicieron sentir con mucha fuerza en la capital cuyana: uno fue el de 1657, y el otro en 1730.

Santo terremoto

El 22 de mayo de 1782 se produjo el más grande movimiento experimentado hasta entonces en Mendoza. Se lo denominó el terremoto de Santa Rita por producirse el día de esa santa.

Muchas edificios se derrumbaron en aquel sismo dejando cientos de muertos que quedaron atrapados en sus casas de adobe y paja.
Días después, algunos pobladores comenzaron a sacar los escombros para reconstruir la ciudad.

Uno de los más afectados fue el templo que había pertenecido a la Compañía de Jesús, que sufrió rajaduras, principalmente en la torre del campanario. También el convento y la iglesia de los franciscanos sufrieron importantes deterioros.

El fin del mundo

Era la noche del 20 de marzo de 1861 y gran parte de la población estaba en sus casas preparándose para cenar; muchos habían concurrido a los templos para participar de la misa. Súbitamente, a las 20.36, se sintió un estruendo sordo, los edificios cayeron y se produjo una gran confusión y espanto en la población.

En pocos minutos toda la ciudad había quedado en ruinas. Se desbordaron las aguas del zanjón y de las acequias. A esto se sumó el fuego en algunos techos de las arruinadas construcciones; las llamas consumieron finalmente lo que el temblor había dejado en pie.

Los que se pudieron mantener a salvo trataron, durante varias horas, de rescatar a los heridos y a los que habían quedado con vida bajo los escombros.

La intensidad del sismo, calculada con medios modernos, fue de 7,2 en la escala de Richter y el conteo de víctimas arrojó 4.247 muertos y 747 heridos. Se habían salvado 6.545 habitantes.

Fue el más terrible terremoto que tuvo nuestra provincia en toda su historia.

1985: la tierra se movió otra vez

Miles de mendocinos protagonizaron escenas de pánico durante el 26 de enero de 1985.

Las zonas más afectadas fueron Villa Marini y Villa Hipódromo. En el hospital El Carmen, jaqueados por la sorpresa, el personal evacuó a más de 200 pacientes. A oscuras, sin instrucción antisísmica, acarrearon gente sobre colchones, camas o sillas de ruedas a través de los pasillos de la antigua construcción.

Los movimientos se complicaron con el desmoronamiento de un tanque de agua que inundó parte del patio. Mientras tanto, una ola de rumores corría por la ciudad: se decía que yacían cientos de cuerpos bajo los techos del hospital.

Las plazas, el parque San Martín o la estaciones de servicio se convirtieron en zonas de refugio para aquellos que vivían en edificios altos o en casas visiblemente agrietadas.

Los técnicos comunicaron que el temblor del 26 de enero tuvo una magnitud 5,9 (Richter), que su epicentro fue Las Barrancas (Maipú) y que duró 40 segundos, aunque sólo 3 segundos en su pico de mayor intensidad. Lo suficiente como para colapsar alrededor de 20 mil casas precarias de Godoy Cruz, Las Heras, Guaymallén, Palmira, Capital, Luján y Rivadavia.

Los cientos de damnificados fueron ubicados en más de 50 albergues a lo largo del Gran Mendoza. Meses después, con la concreción de los nuevos barrios, se trazó el nuevo mapa de la provincia. Mendoza ya nunca sería la misma.

Hubo que lamentar varias víctimas fatales. Un hombre de Las Heras murió bajo la cornisa del umbral de su vivienda. Un joven de 16 (Godoy Cruz) y una nena de 6 (Junín) corrieron igual suerte en el intento de ganar la calle. Dos personas fallecieron de infartos cardíacos antes de que la tierra se aquietara.

El final de aquel terremoto dejó 6 muertos y más de 200 de heridos.

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