Ferro Carril Oeste, el club que resurgió de las cenizas

Está ubicado en el distrito de Alvear Oeste. Un grupo de jóvenes socios logró reflotar una institución de barrio que contiene a jóvenes, niños y adultos. De aquel ocaso de los años ‘90 a esta presente lleno de proyectos y nuevas obras.

No es necesario ser paisajista para notar que algo cambió en el cercano Oeste. Ícono olvidado de la época dorada del pueblo, el Club Atlético Ferro Carril Oeste decidió que tres décadas de ostracismo eran suficientes y arremetió contra la herrumbre, los vidrios rotos y las pintadas ofensivas con todo un arsenal de actividades que en pocos meses levantaron de la ruina a una de las instituciones históricas del departamento de General Alvear.

Con la pertenencia de su gente como bandera, los salones volvieron a colmarse de gente de todas las edades que llegaron en masa para jugar a las bochas o tomar clases de danza, aerobic, patín artístico, básquet, vóley, futsal y hasta equitación, entre otra decena de disciplinas.

Semejante movida no surgió de una manera espontánea, sino por toda una generación de fanáticos que decidió cargarse al hombro la estructura gigantesca que quedó detenida en el tiempo luego de la debacle futbolística de comienzos de los ‘90.

Allí aparecieron los “chicos” de antaño que hoy promedian los 35 años, y decidieron encabezar la comisión directiva que asumió el 23 de marzo de 2015 con Bruno Dezarnaud (35) en la presidencia, Germán Perón (37) como vice y un enorme equipo de gente con ganas.

Volver a ser
Aunque el inicio fue poco promisorio (había apenas 5 socios) y las instalaciones eran algo más que una postal de abandono, 20 personas integraron formalmente la nueva comisión (si bien son más de 50 las que asisten periódicamente a las reuniones) y comenzó el ritmo frenético de trabajo con un objetivo claro: "volver a ser un club social"; pero también con una certeza absoluta: "eso iba a costar dinero, y mucho".

Empezó en pocos meses el derrotero de organizar eventos; ya van dos exitosas cenas-bailes y están en pleno preparativo para la tercera en abril. Además, están en la tarea de conseguir sponsors (al menos tres empresas locales y una de Buenos Aires aportan dinero mensualmente), subsidios (lograron 500.000 pesos de la provincia) y hasta un festival del Día del Niño multitudinario.

“Muchos nos preguntaron por qué nos metíamos en esto y la respuesta es simple: porque es nuestro pedacito de mundo y queremos que cada día sea mejor”, sintetizó el joven presidente de Ferro. De esa forma se logró que “los que antes rompían los vidrios hoy cuidan el club, porque entendieron que es de ellos”, afirmó Dezarnaud.

El resultado no se hizo esperar: hoy el club suma 500 socios permanentes y las 2,5 hectáreas del predio casi resultan escasas para todas las actividades planificadas.

Nuevos proyectos
La pintura reluce nueva en cada rincón, se reacondicionó todo el playón cubierto colocando aislación termo acústica, un piso nuevo de micro cemento, tableros electrónicos y acrílicos para básquet, se culminaron los sanitarios interiores y se reacondicionó la vieja cantina, además de construir estacionamientos techados para prevenir el granizo.

A ello se suman múltiples obras menores que sería extenso enumerar aquí y la contratación de profesionales y docentes para cada disciplina, quienes perciben un sueldo mínimo.

El campo de juego luce verde como en sus mejores épocas y ya está todo listo para instalar el riego emergente, algo que en Mendoza sólo ostentan los estadios de Godoy Cruz y Huracán Las Heras, explican los dirigentes.

Sólo la obra del salón demandó una inversión de más de un millón de pesos que se solventaron con los ingresos gestionados por el club y sin aportes partidarios de ningún tipo porque “en el club la política llega hasta ahí”, dijo severo el presidente señalando la puerta.

Pero sus objetivos están lejos de verse satisfechos. Ahora aspiran a instalar nuevas tribunas, cuatro canchas de fútbol 5 y una pileta de natación que sería la primera del distrito, ya que en el club funciona los veranos la colonia, hasta ahora “seca”, de la comuna.

“La prioridad es generar ingresos para el club, porque cobrar la cuota a los socios (de 50 pesos) todavía es una lucha”, dice el vicepresidente, Germán Perón. Sin embargo, aclara que cualquier familia que no pueda abonar la cuota es becada para todas las actividades, tal como ya se hace con los integrantes de la Fundación Oportunidades.

La potencia verde

“En la década del ‘70 y sobretodo en los ‘80, Ferro era muy fuerte en lo futbolístico, la gente se convocaba masivamente para ver hasta los partidos de reserva”, relató el periodista deportivo Gustavo Romero. En esa época, el clásico era contra La Marzolina (club del mismo distrito, hoy desaparecido) pero también supo hacer pie en los torneos regionales de entonces.

“A comienzos de los ‘90, Ferro sufrió lo mismo que el resto de los clubes. De la mano del boom de la TV por cable y la transmisión de los partidos en vivo, el público fue menguando y la situación económica llevó a que la Liga Alvearense de Fútbol cerrara sus puertas, los clubes locales dejaron de aportar y se desarmaron las inferiores”, explicó el periodista.

Luego de años de quietud y estadios cerrados, la Liga volvió a funcionar y el Sport Club Pacífico fue el primero en iniciar una recuperación a gran escala que se fue contagiando al resto: Bowen, Andes, Ferro, Real del Padre y 10 de Septiembre, por nombrar algunos.

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