Ramiro Labay, titular de la Cámara de Comercio de General Alvear habló con Los Andes sobre lo que se viene en materia de bovinos y carne. El ganadero aseguró que la producción alcanza aproximadamente los 135.000 terneros anuales.
El presidente de la Cámara de Comercio de General Alvear habló sobre el presente de la actividad ganadera, la potencialidad en la región y el impacto que tendrá la exportación de ganado.
Ramiro Labay, titular de la Cámara de Comercio de General Alvear habló con Los Andes sobre lo que se viene en materia de bovinos y carne. El ganadero aseguró que la producción alcanza aproximadamente los 135.000 terneros anuales.
A través del Clúster Ganadero, se han impulsado foros con el propósito de lograr un 30% de autoabastecimiento local, aunque en la actualidad ese porcentaje se encuentra entre el 11% y el 12%.
-¿Cuál es el presente de la ganadería en General Alvear?
-La ganadería en la provincia, vamos a hablar en términos generales, porque ya no se trata solo de la actividad de General Alvear, San Rafael, Malargüe o cualquier otra zona. Creemos que hay que hablar como Mendoza en conjunto.
El presente está marcado por el clima, que es uno de los factores más importantes con los que siempre debemos lidiar. Somos una zona de secano, con regímenes de lluvia muy bajos, y cuando las precipitaciones no son tan escasas, tampoco ocurren en los momentos adecuados para el crecimiento estacional de la pastura.
En términos económicos, la macroeconomía se ha venido recomponiendo. El ternero ha ganado un poco de espacio, aunque aún no logra cubrir la inflación: hoy está aproximadamente un 20% por debajo. Sin embargo, se ha generado una recomposición y las perspectivas son buenas porque este gobierno, al menos, da previsibilidad. Ya no tenemos las restricciones de años anteriores, cuando se trataba de achicar la productividad. Ahora la idea es generar nuevos mercados e incentivar la producción. Eso permite que al productor le vaya mejor y, a medida que haya más carne disponible los precios serán más competitivos en el mercado interno.
-En el sector se habla de una recomposición de stock. ¿En qué situación está Mendoza?
-Hoy la provincia mantiene sus stocks tradicionales y ha logrado cierta recuperación. Actualmente, estamos sacando alrededor de 135.000 terneros por año. Con el Clúster Ganadero se han organizado foros con el objetivo de alcanzar un 30% de autoabastecimiento local. Hoy, ese porcentaje ronda entre el 11% y 12%.
El objetivo del 30% es ambicioso, pero no imposible. Para lograrlo se necesitan políticas de fomento y un mejor manejo del sector productivo. No siempre podemos culpar a la macroeconomía o al gobierno. Cada productor también tiene su responsabilidad.
Para aumentar la producción, debemos destetar más terneros y utilizar herramientas disponibles que no requieren inversiones excesivas, como el manejo de pasturas, la rotación de potreros, el servicio estacional de toros y el destete precoz. Si aplicamos estas estrategias, podríamos alcanzar ese 30% a un mediano plazo.
-Se mencionaron trabajos en conjunto para vincular al sector agrícola con la generación de alimento. ¿Qué avances hubo en ese sentido?
-En Mendoza, generar más carne implica generar más materia verde: más sorgo, maíz, alfalfa... Se trata de transformar esa materia vegetal en proteína animal. En este sentido, se está trabajando en forma activa, realizado jornadas forrajeras; el 13 de marzo, en San Rafael, habrá una jornada sobre forrajes bajo riego.
Siempre incentivamos la combinación entre la ganadería de secano, que es donde se produce el ternero, y el engorde en corrales, lo que permite generar valor agregado y aumentar la producción de kilos de carne. El secano tiene sus limitaciones, pero el trabajo conjunto con la agricultura puede mejorar en forma significativa los resultados.
-El gobierno liberó la posibilidad de exportar ganado en pie. ¿Qué impacto tendrá a nivel local?
-Toda apertura de mercado es bienvenida. Esta normativa existía desde hace más de 50 años, cuando se implementó de manera provisoria por falta de stock. Como suele ocurrir, se imponen restricciones que luego tardan décadas en quitarse. La exportación en pie no solo permitirá vender genética de excelencia, la que tenemos en Argentina y Mendoza, sino que también fomentará nuevas inversiones y nicho de mercado.
Cada mercado demanda un producto específico. Argentina exporta el 80% de su carne a China, que compra vacas improductivas para el mercado local. La Comunidad Europea y Estados Unidos importan novillos pesados bajo la cuota Hilton, de entre 460 y 480 kilos, que tampoco son consumidos a nivel interno. Aquí estamos acostumbrados a un novillito liviano, de entre los 360 y 380 kilos.
-Hablaste de una visión a mediano o largo plazo. ¿Cómo ves la ganadería en Mendoza en el próximo año?
-En cuanto a precios, creo que ya hemos alcanzado un piso. De aquí en adelante, deberían ir en aumento, pero deben hacerlo de la mano de una recuperación del poder adquisitivo. Si bien la inflación está bajando y los salarios comienzan a recuperarse, esto aún no se refleja en las góndolas.
Hoy estamos en niveles históricos de bajo consumo de carne vacuna. Sin embargo, el consumo total de carne en Argentina no ha caído: se ha desplazado hacia opciones más económicas, como el pollo o el cerdo. Cuando el poder adquisitivo mejore, estoy seguro de que los hábitos de consumo de carne vacuna volverán a ser los de siempre.
-¿Cuál es tu visión de la situación del país desde un punto de vista económico?
-La macroeconomía se está ordenando, pero aún falta que esos cambios se reflejen en lo cotidiano. Los salarios siguen siendo bajos y, con el sinceramiento de tarifas y servicios, gran parte de los ingresos de los trabajadores se destinan a esos gastos, reduciendo el poder de compra.
A pesar de esto, creo que las señales que está dando el gobierno en materia de reacomodamiento son positivas. Hacía muchos que no veíamos una política clara en este sentido.
Desde el sector empresario es fundamental cambiar la mentalidad. Hay que ser más eficientes, competitivos y buscar nuevas formas de comercialización y marketing. El camino es difícil, pero necesario para que, en el futuro todos estemos mejor.