Con el objetivo de asegurar una buena sanidad vegetal de cara a la próxima campaña agrícola, el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (Iscamen) instó a los productores a implementar una serie de medidas preventivas para evitar la proliferación de la mosca del Mediterráneo durante los meses de otoño, invierno y primavera.
Estas acciones, basadas en ensayos de campo, complementan las estrategias de control de la plaga que ya se aplican en grandes áreas de la provincia. Desde el organismo destacan que la aplicación temprana de estas prácticas es clave para reducir la población, que representa una amenaza constante para el sector frutícola local.
La Mosca del Mediterráneo es un dolor de cabeza para varios productores que quieren exportar. / Archivo
Otoño
En los oasis Norte y Este, donde la prevalencia de la mosca es baja, se recomienda realizar tratamientos postcosecha con agroquímicos para evitar que los ejemplares adultos depositen huevos en la fruta que queda en las plantas. Según los ensayos de campo, las aplicaciones deben comenzar en la primera quincena de abril, momento que permite disminuir significativamente la población de cara a la temporada siguiente.
La estrategia se basa en el ciclo biológico de la plaga, íntimamente ligado a las temperaturas. Por ejemplo:
Se recomienda realizar dos aplicaciones químicas separadas por 10 días. Para ello se pueden utilizar:
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Insecticida cebo (400 a 750 litros por hectárea): aplicado en forma de “spot” intercalado entre hileras, utilizando pulverizadoras con dos picos superiores que generen gotas grandes dirigidas al follaje.
Derribante (400 a 750 litros por hectárea): se aplica con cobertura total.
En caso de restricciones por el tipo de producción, se sugiere utilizar un producto con persistencia suficiente para cubrir el intervalo entre aplicaciones.
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Invierno
Durante esta estación, el foco debe estar en interrumpir el ciclo reproductivo de la plaga mediante la eliminación de frutos larvados. Si no hay fruta disponible, las hembras no pueden oviponer y el ciclo se corta.
Se recomienda recorrer los cultivos y eliminar frutas remanentes, tanto en frutales productivos como ornamentales ubicados cerca de las viviendas —por ejemplo, higueras, cítricos y membrilleros—. Es importante no dejar “melesca” (fruta caída), por lo que se sugiere enterrarla y pasar la rastra.
También se aconseja realizar tareas culturales sobre frutales no comerciales que puedan facilitar el pasaje invernal de la plaga.
La Mosca del Mediterráneo es un dolor de cabeza para varios productores que quieren exportar. / Archivo
Primavera
Con el inicio de una nueva campaña, se vuelve clave la implementación de planes fitosanitarios dentro de cada finca, especialmente en los oasis Norte y Este. Estas medidas deben complementarse con los programas de control masivo que lleva adelante Iscamen, como la Técnica del Insecto Estéril (TIE).
La planificación debe considerar las características específicas de cada variedad, sistema productivo y región geográfica. Estas acciones son fundamentales no solo desde el punto de vista sanitario, sino también en términos de productividad.