12 de septiembre de 2025 - 12:55

Carne vacuna: qué está pasando con los precios y la demanda

En julio, el valor promedio al consumidor alcanzó los $11.560 por kilo, un 15% por encima de 2024 y casi 10% más que el promedio de los últimos 15 años.

La carne vacuna mantiene un comportamiento singular en 2025: precios elevados y relativamente estables, pero con diferencias marcadas entre los distintos eslabones de la cadena. Según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), en julio, el kilo promedio al consumidor se ubicó en $11.560.

Esta cifra implica un incremento real del 15% frente al mismo mes del año pasado y supera en casi 10% el promedio mensual registrado entre 2010 y 2024, revela un informe de la Fundación Mediterránea.

La comparación interanual debe leerse en contexto: a fines de 2024, la carne había quedado rezagada frente a la inflación por efecto de la recesión y la pérdida de poder adquisitivo, lo que llevó a los consumidores a reemplazar cortes vacunos por opciones más económicas, como pollo y cerdo.

Con la recuperación parcial de la economía y de los ingresos, el sector corrigió al alza en 2025, una dinámica considerada necesaria para mejorar los precios percibidos por los productores y sostener la cadena de valor.

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Brecha de precios entre mostrador y hacienda

Mientras el precio del novillito en pie subió 10% en términos reales interanuales y se ubicó 6% por encima de su promedio histórico en el Mercado de Cañuelas, los cortes al consumidor avanzaron más rápido. Desde febrero, los valores en góndola crecieron unos 20 puntos porcentuales por encima del IPC y del precio de la hacienda, reduciendo la participación del productor en el valor final del 50% en febrero al 47% en julio.

A fines de agosto, el novillito mostró un alza nominal del 2,19% respecto de julio, lo que descontada la inflación mensual implica una variación real nula. En tanto, no se registraron movimientos significativos en mostrador, lo que habría permitido una leve reducción de la brecha.

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Oferta abundante de carne y demanda limitada

El mercado interno se encuentra bien abastecido, plantea el documento, elaborado por Tobías Lucero, investigador de la sección Productiva. La faena bovina de los primeros siete meses del año creció 0,4% frente a 2024, mientras que la producción aumentó alrededor del 2% por el mayor peso de faena.

Las exportaciones, en cambio, cayeron 15% en volumen pero lograron un 18% más de valor gracias a una mejora del 37% en los precios internacionales. La combinación de mayor faena y menores envíos externos derivó en más kilos disponibles para el consumo local.

Del lado de la demanda, el “salario cárnico” -que mide la capacidad de compra de carne con ingresos laborales- se estabilizó tras la recuperación de principios de 2025 y se ubicó en niveles similares a los de noviembre de 2023. La desaceleración económica, el freno en la creación de empleo privado y el ajuste en el sector público limitan la capacidad de las familias para convalidar nuevos aumentos.

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Incertidumbre hacia fin de año

Históricamente, la carne suele encarecerse en el último trimestre, impulsada por la demanda estacional de las fiestas. Sin embargo, este 2025 algunos factores podrían alterar esa dinámica: una mayor oferta interna, un poder adquisitivo debilitado y un contexto macroeconómico de amesetamiento.

El proceso electoral agrega otro elemento de incertidumbre. Una eventual depreciación cambiaria tendría efectos contrapuestos: presionaría a la baja el consumo interno por la pérdida de poder adquisitivo, pero al mismo tiempo mejoraría la rentabilidad exportadora, incentivando mayores envíos al exterior y generando presión al alza sobre la hacienda y los precios locales.

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