12 de noviembre de 2019 - 00:00

Abuso en Murialdo: comenzó el juicio con la declaración del celador acusado

Alejandro Salas manifestó ser inocente. Está imputado por la violación a una nena de 4 años en el colegio de Guaymallén, en 2018.

Alejandro Salas se sentó frente al tribunal conformado por los jueces Alejandro Martearena, Belén Salido y Mateo Bermejo, negando toda participación en el hecho, como ya lo había hecho durante la investigación.

Este hombre fue detenido en agosto del año pasado, apenas días después de que se conociera la denuncia. El sospechoso fue imputado y trasladado a la cárcel, aunque en febrero logró el arresto domiciliario. 

 

La fiscal Cecilia Bignert llevó adelante la instrucción y basó parte de su acusación en las cámaras de seguridad de Murialdo, que tomaron a Salas en la zona de los baños de la sala de 4 -donde asistía a la víctima-, en el momento que la menor habría estado en uno de los sanitarios.

Esas imágenes corresponden a la siesta del 2 de agosto, y ese mismo día en la noche se descubrió la agresión cuando la madre de la pequeña fue a cambiarla y la encontró sin su bombacha. Cuando le preguntó qué había pasado, le contestó que alguien la había tocado en la escuela.

Horas después la denuncia ya estaba radicada y las pericias físicas confirmaron una violación. Para la fiscalía y la querella, a cargo del abogado Gastón Andino, las lesiones habían sido provocadas recientemente y la niña siempre tuvo ante los profesionales un relato coherente sobre lo sucedido.

Además, explican, la víctima describió a su agresor con ropa marrón- como la vestimenta de los celadores- y sostuvo que era morocho y tenía lunares en la cara, características que coinciden con Salas.

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En oposición a esto está la defensa, representada por los letrados Víctor y Federico Ábalos, que apuntan a que el abuso habría sido intrafamiliar. Durante la investigación aportaron dibujos de la menor  que, según especialistas en salud mental, evidenciarían que venía sufriendo abusos de vieja data.

Respecto de la prueba de las cámaras de seguridad, ofrecieron la captura de pantalla del celular del imputado, que mostraría que a las 14.14 del 2 de agosto habría estado leyendo un mensaje de un grupo de WhatsApp. Toma relevancia el horario exacto de esa lectura, ya que la fiscalía tiene establecido que en ese horario se produjo el hecho.

Sobre su presencia en la zona de los baños, aseguran que sólo estaba pasando por allí como parte de su trabajo.

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En el primer día del juicio también declaró la madre de la víctima, quien negó la posibilidad de que haya sido abusada por un familiar ya que siempre estaba al cuidado de ella y su abuelos. Hoy sigue el debate con una inspección ocular en Murialdo y con la presentación de testigos. El celador arriesga penas de 8 a 20 años de prisión, por el delito de abuso sexual agravado por acceso carnal y por la calidad de guardador. 

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