Vulnerabilidad: la pobreza ante la amenaza del medio ambiente

Es una cruda realidad el aumento de grandes sectores de poblaciones indigentes y el avance de la degradación de la naturaleza.

Vulnerabilidad: la pobreza ante la amenaza del medio ambiente
Vulnerabilidad: la pobreza ante la amenaza del medio ambiente

El mundo en el que vivimos no es fácil, es competencia, inestabilidad e incertidumbre. Son los países hoy desarrollados los que han fijado las reglas del juego, dice Joseph Stiglitz, ("Como hacer que funcione la globalización",Taurus 2006), y no debe sorprendernos que ellos hayan creado el actual orden económico y político internacional a su conveniencia formando instituciones que sirvan a esos propósitos.

Por esto, aun hoy se discute cuál ha sido el resultado de estas políticas globales en los últimos años que pareciera ser que no han ayudado a disminuir la pobreza.

Las migraciones

En la antigüedad ésta se evidenciaba en las zonas rurales, pero en tiempos más recientes, la situación se vio agravada por las migraciones del campo a las ciudades y esto es un fenómeno global, produciendo las llamadas concentraciones poblacionales marginales que fueron y siguen siendo los lugares que muestran la desigualdad más extrema y de más difícil solución que hoy existe  en buena parte del mundo.

El crecimiento de la población mundial ha aumentado la pobreza en términos absolutos, hoy tenemos 7.000 millones de habitantes de los que 80% es pobre y de ese porcentaje 50% en niveles de miseria, lo cual constituye una gran preocupación no sólo para los gobiernos sino también para los ambientalistas.

Precisamente ese aumento, desequilibra los ecosistemas a través del uso excesivo de los recursos naturales y la contaminación que genera la propia naturaleza humana.

En primer lugar por el solo hecho de vivir y en segundo lugar por vivir en sociedad bajo ciertas reglas que permiten la generación de contaminantes relacionados con la comida, el vestir y el confort, que cada vez son más difíciles de ser absorbidos por la naturaleza lo cual genera áreas geográficas sin solución ambiental y potencialmente conflictivas, mientras que antes todo esto era fácilmente degradable debido al bajo volumen.

Veinte por ciento de la población mundial está con dificultades serias de vivienda. Según Franz Broswimmer (Ecocidio, Océano 2005) 46 millones de personas viven en zonas de riesgo por inundaciones o deslaves ya que son altamente anegables comenzando por una gran parte del territorio de Bangladesh en Asia, pero más del doble de esa cifra estarían en riesgo si los mares crecieran 50 cm producto del calentamiento global y el consecuente derretimiento de hielos polares. Esto podría ocurrir en 2050. 

Flagelos que vuelven  

Por otra parte, otros flagelos están al acecho de la vida humana, tales las enfermedades producto de la contaminación de agua y suelos, nuevos virus y bacterias y reaparición de otras existentes en la antigüedad que ya habían sido superadas y que vuelven al ataque al amparo de un medio ambiente más propicio para ellas y sus desarrollos teniendo como blanco a las franjas más pobres que son las más vulnerables.

Es sabido que las poblaciones pobres depredan el medio ambiente en búsqueda de recursos para la supervivencia y suelen vivir en espacios que no tienen servicios ambientales esenciales, como agua de calidad, suelos fértiles y limpios, bosques o aire puro. La degradación de los suelos ya sea por erosión, por abuso de productos químicos, pastoreo excesivo, salinización, o mala gestión del agua produce pobreza a pequeños y medianos agricultores.

Las ciudades pobres no tienen medios eficientes de recolectar y procesar los residuos ni domiciliarios y menos los industriales u hospitalarios y aquellas que pertenecen a zonas costeras no pueden proteger debidamente los litorales bajos donde generalmente habita mucha gente.

Además, gravitan de manera directa con la pobreza las migraciones, espontáneas o planificadas que mueven poblaciones de lugares inhóspitos hacia aquellos más confortables. Actualmente 68 millones de personas están movilizados en busca de dicha meta.

La frontera más caliente en relación a este tema es la de México/Estados Unidos, que recoge movimientos desde todos los países al sur del Río Bravo hacia el país del norte, pero también Europa tiene el acecho permanente de barcos que van de África hacia Grecia, Italia o España que son los principales lugares de entrada creando conflictos permanentes.

De igual forma, otras corrientes llegan por tierra al viejo continente desde el este con origen en Asia. La mayoría de estas migraciones provienen de situaciones de pobreza y la violencia de las guerras. 

Por eso es vigente la prédica del profesor Jeffrey Sachs en favor de estabilizar la población del mundo en 8.000 millones para el año 2050, posición que no es descabellada ya que nadie podrá sentirse feliz en un mundo que no tenga alimentos y recursos suficientes para la vida.

El tema es que no puede seguir extendiéndose la frontera agropecuaria mundial, pero eso sólo se podrá lograr si el crecimiento poblacional puede ser contenido en parámetros razonables .

Así es como está el mundo, sin soluciones a la vista. Nadie lidera firmemente ningún proceso tendiente a mitigar los efectos de la pobreza y en concordancia con el medio ambiente. Sólo queda reflexionar.

¿Por qué proliferan familias que no tienen las mínimas condiciones de vivir dignamente y menos de criar y educar sus hijos tan lejos de un mínimo confort? Lo peor es que si todo este escenario continúa sin cambios, los pobres del mundo quedarán a merced de la naturaleza y allí estaremos más complicados. Tal vez algún día la realidad le dará la razón al inglés Thomas R. Malthus.

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