Un concierto para atesorar

El célebre violinista israelí Pinchas Zukerman junto a su esposa, la chelista Amanda Forsyth, se presentan hoy en Mendoza para tocar junto a la Filarmónica en el Teatro Independencia. Un hito musical que no termina aquí.

¿Cómo le gustaría a Pinchas Zukerman que lo recordaran? "Como a alguien que tocó con un buen sonido y afinadamente", respondió modesto una vez. ¿Y a Amanda Forsyth? "Como a alguien que amó", dijo. Y ahí terminó la entrevista.

La respuesta, fulminante, puede quedar flotando en el aire: ¿no nos interroga acaso a nosotros mismos? Muchas veces queremos que los artistas nos den palabras redentoras, disquisiciones estéticas e incluso una receta de cómo se llega a ser virtuoso, cuando esto de subir a escenarios y ser aplaudidos se parece mucho en realidad a una crónica de amor: entregarse a alguien para toda la vida.

La conversación que acabamos de recordar tuvo lugar hace cinco años, con el diario canadiense Ottawa Citizen. Fue un diálogo atípico, donde  Zukerman y Forsyth hablaron casi nada de música clásica, aunque sí mucho de su vida juntos. Es que ambos, además de músicos (violinista y chelista, respectivamente), son esposos.

En esa entrevista nos enteramos de algunas curiosidades. Cosas profanas, digamos. 

Como ésta: si Pinchas Zukerman no hubiera sido violinista (es uno de los más célebres del mundo, por si hace falta recordarlo) habría sido tenista. Ya en los '70 solía llevar su raqueta en el estuche de su pequeño amigo de madera.

O esta otra: él no suele escuchar música en su casa, porque tiene "todo el tiempo música en la cabeza". ¿Es que Pinchas prefiere el silencio? "Sería lindo, pero eso no ocurre mucho en nuestros cerebros. Nuestras cabezas están llenas de música", aclaró acto seguido Amanda.

Con música o en silencio, no cambian por nada del mundo su lugar en el mundo, una casa en el exclusivo barrio de Rockcliffe Park en la ciudad canadiense de Ottawa. Una palabra: “Home”, cuyos sentidos se disparan a la intimidad de un café junto a la estufa, al calor de lo que se sabe que es propio.

¿Dónde está tu "hogar"? Le preguntó también la periodista a Pinchas. "Aquí mismo", aseguró él. ¿Y qué significa para ti "hogar" entonces, cuando se vive de gira en gira, durmiendo más encima de aviones que en la propia cama? La respuesta fue bien clara: "Amanda".

La magnética pareja toca  esta noche en el Teatro Independencia (anoche lo hizo en el Teatro Colón porteño) y los acompaña la Orquesta Filarmónica de Mendoza bajo la dirección de Gustavo Fontana. La cita es obligada, porque hace historia en esta provincia. Los mejores violinistas del mundo no pasan todos los días por aquí.

No hay edades doradas

Zukerman nació en Tel Aviv el 16 de julio de 1948. Dos meses antes se había fundado el Estado de Israel.

Desde chico estuvo ligado a la música. A los 8 ingresó a la Academia de esa ciudad, a la par que actuaba en bodas y otras celebraciones.

Supo desde muy joven que la música podría ser una forma de ganarse la vida.

Todo cambió cuando, apadrinado por los legendarios Isaac Stern (violinista) y Pablo Casals (chelista) viajó a Nueva York, donde se perfeccionó en la  Juilliard School. Era 1962 y la cultura que se respiraba en la Gran Manzana era efervescente, optimista, como los años de Kennedy.

De esos años data una de las colaboraciones musicales más importantes del siglo pasado: la que tuvo con el piano de Daniel Barenboim, el chelo de Jacqueline du Pré y el violín de Itzhak Perlman (cuando tocaba con él, Pinchas solía tocar la viola). Las grabaciones que quedaron de esos años son hoy de referencia absoluta: se editan, se reeditan, se tratan con una merecida nostalgia. Son patrimonio de la música clásica, sin exagerar.

No por nada fue nominado 21 veces al premio Grammy,  de las que ganó dos veces (en 1981 y 1982). 

“Si miro hacia atrás puedo decir que la verdadera época dorada, al menos para mí, fue la de los años inmediatamente anteriores a la Segunda Guerra Mundial: estaban los violinistas Fritz Kreisler y Jascha Heifetz, el pianista Anton Rubinstein, el chelista Gregor Piatigorski o el director Arturo Toscanini”, dijo en una reciente entrevista al diario La Tercera de Chile.

“Creo que no hay eras de oro, de plata o de bronce. Esto no es un deporte. Para mí no se trata de grandes épocas, sino que de maravillosos momentos donde uno toca con grandes músicos y de lo que se trata es de atesorarlos”, continuó Zukerman, cuyo violín es una auténtica reliquia de Guarnerius del Gesù. Destaca por el tesón y la potencia del sonido (el mismo Paganini solía usar uno de este luthier).

Más allá del brillo del metal que nos toque vivir, Zukerman fue solista de Leonard Bernstein, de Rafael Kubelik  y de Eugene Ormandy, por nombrar unos pocos.

Por su parte, Amanda Forsyth es una de las chelistas más reconocidas de Norteamérica. Fue primer chelo del Canada’s National Arts Centre Orchestra hasta 2015.

Con Zukerman ha realizado giras con la Royal Philharmonic y la Israel Philharmonic Orchestra, entre muchas otras. En 2012 fue dirigida por Valery Gergiev en San Petersburgo. En 2014 debutó en el Carnegie Hall de Nueva York.

Cuerdas de lujo acompañan a la Filarmónica.

El repertorio de hoy

El Doble Concierto para violín y chelo de Johannes Brahms, justamente, es una de esas piezas que permite el lucimiento conjunto, sin resignar virtuosismo de cada parte. Es más, el desafío musical suele estar también en la simbiosis, la unión perfecta entre los dos solistas.

La otra parte del repertorio incluye la Sinfonía N° 2 del mismo compositor, a cargo de la orquesta.

Lo que vendrá

Según nos adelantó Gustavo Fontana, la Orquesta Filarmónica de Mendoza aún nos reserva excelentes fechas de acá a fin de año.

Luego de este concierto seguirá con los conciertos didácticos y el 30 de setiembre actuará junto a la soprano mendocina Griselda López Zalba (el programa incluye las Danzas Sinfónicas, de Rachmaninov).

El 6 de octubre, nos visita la chelista Georgina Zgaib. El 20 de ese mes escucharemos la Sinfonía N°5 de Shostakovich y el Concierto para violín de Sibelius, con Xavier Inchausti como solista.

Seguirán dos conciertos más con directores brasileños invitados, hasta que el 16 de diciembre se clausure la temporada (al igual que el año pasado) con un concierto masivo en la explanada de Casa de Gobierno. Ese día interpretarán una de las obras favoritas del público, la Sinfonía N° 9 “Coral” de Beethoven. Dirigirá Fontana y todavía no están confirmados coro ni solistas.

La ficha

Orquesta Filarmónica de Mendoza, dirigida por Gustavo Fontana. 
Solistas invitados:
Pinchas Zukerman (violín) y Amanda Forsyth (chelo). 
Fecha y hora: Hoy, a las 21.30.
Lugar: Teatro Independencia (Chile y Espejo).
Entradas: $250, en la boletería y en www.tickepolis.com.ar.

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