Alejo Cardoso es abogado, socio del Polo TIC Mendoza y autor de “Lo que nunca nadie te contó de la IA: sobrevivir al ruido, al humo y al FOMO digital”. En un escenario atravesado por promesas exageradas, cursos exprés y la ansiedad de “no quedarse atrás”, su libro propone detenerse, pensar y no entregar a los algoritmos aquello que más nos define: el criterio.
- Alejo, decís que tu libro no es un manual de herramientas ni un tratado técnico. ¿Por qué creés que era necesario escribir sobre inteligencia artificial desde otro lugar?
- A: Porque ya hay demasiados manuales y gurúes sobre inteligencia artificial. La mayoría enseña a usar herramientas, pero pocos se preguntan qué nos están haciendo esas herramientas. Lo que nunca nadie te contó de la IA no busca enseñar a “usar” la tecnología, sino comprender cómo nos transforma esta disrupción que parece un verdadero tsunami.
No se trata de negar su utilidad ni de resistirse al cambio. Yo mismo empecé desde un lugar común: el de quien se siente abrumado entre tanta infoxicación y promesas fáciles. Vengo del derecho, la música y el emprendimiento, y en todos esos mundos percibí lo mismo: fascinación, miedo y desconcierto. Por eso entendí que la inteligencia artificial no es solo un tema técnico, sino profundamente humano.
Estamos tan ocupados en no quedarnos atrás que dejamos de mirarnos. La IA no vino a reemplazarnos, sino a revelar qué partes nuestras ya funcionan en automático. Detrás del fenómeno tecnológico hay una crisis de conciencia, no de software.
El debate sobre la IA no debería darse solo en los laboratorios, sino en nuestras decisiones cotidianas: qué elegimos ver, qué entregamos, qué dejamos de pensar por nosotros mismos. Por eso el libro no explica cómo usar ChatGPT —para eso sobran tutoriales—, sino desde qué lugar conviene pararse. Quién diseña los modelos, quién controla los datos, quién fija las reglas.
En definitiva, sentí la necesidad de escribirlo para recuperar una mirada propia sobre esta nueva realidad. Porque entender la IA no es cuestión de apretar botones, sino de pensar qué tipo de humanos queremos ser frente a ella.
- Hablás de “la industria del hype” y del vértigo como un negocio. ¿A qué te referís con esa idea de que siempre vamos tarde?
- A: A que el sistema está diseñado para que sientas que nunca llegás. Cada semana aparece una nueva herramienta, una promesa, una carrera que tenés que correr para no quedarte afuera. Esa sensación de atraso permanente no es un error: es parte del negocio. Venderte urgencia resulta mucho más rentable que venderte conocimiento. Es un vértigo inducido, una ansiedad que se volvió producto.
En el libro lo llamo “la economía del FOMO”: las grandes corporaciones tecnológicas monetizan el miedo a quedar obsoleto. El miedo a no saber usar la IA se convirtió en una nueva forma de obediencia digital. Plataformas, gurús y consultoras lucran con esa angustia, porque necesitan que sientas que siempre falta algo más —otro curso, otra app, otra actualización— para después venderte la solución.
Las grandes empresas incluso dosifican la información que liberan: no por transparencia, sino por conveniencia estratégica. El atraso no es técnico, es inducido. Y mientras tanto, la gente común se siente desactualizada por default. Eso, para mí, es una forma moderna de alienación.
Por eso sostengo que la verdadera revolución no es aprender a usar ChatGPT o Midjourney, sino dejar de correr detrás de todo lo nuevo solo porque es nuevo, y empezar a preguntarnos qué valor real nos aporta.
- Sos socio del Polo TIC, un espacio de innovación en Mendoza. Desde ese lugar, ¿cómo ves la relación entre innovación tecnológica y pensamiento crítico? ¿Qué rol tienen los ecosistemas y comunidades en este debate?
- El Polo TIC demuestra que innovar no está reñido con pensar. Si querés innovar de verdad, el pensamiento crítico es tan importante como programar: ayuda a preguntarnos “para qué” y no solo “cómo”. Sin ese marco, la innovación se vuelve velocidad sin sentido, y la IA puede terminar consumiéndonos como entretenimiento en lugar de potenciar nuestra creatividad.
Las comunidades tecnológicas y los ecosistemas tienen un rol clave: pueden ser fábricas de sentido o de ansiedad. Lo que necesitamos es elegir conscientemente lo primero. La verdadera innovación con conciencia no consiste en subirse a todas las olas tecnológicas, sino en decidir cuáles realmente aportan valor humano.
Por eso creo que la combinación de talento, cultura emprendedora y pensamiento crítico es lo que permite que la tecnología potencie, y no reemplace, nuestra experiencia y aprendizaje. La innovación con sentido es posible, y espacios como el Polo TIC muestran que se puede construir sin perder el eje humano.
Sobre el libro
“Lo que nunca nadie te contó de la IA” no es un libro para correr más rápido detrás de las promesas tecnológicas, sino para elegir mejor el camino. Una invitación a leer la inteligencia artificial con pausa y criterio, sin entregarle el juicio propio al algoritmo.
Podes encontrar el libro completo en Amazon o haciendo click en el siguiente link: “Lo que nadie nunca te contó de la IA”