Yoga en el agua, la relajante tendencia que sorprende en Potrerillos

Desde el verano pasado, dos profesoras de yoga trabajan en clases sobre tablas de Stand Up Paddle en el lago. Cada sábado, en grupos de 8 personas, salen dos horas a relajarse y desconectarse.

Las impulsoras e ideólogas del SUP Yoga en Potrerillos destacan que el entorno natural está íntimamente relacionado con la calma mental y el estímulo de los sentidos. | Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Las impulsoras e ideólogas del SUP Yoga en Potrerillos destacan que el entorno natural está íntimamente relacionado con la calma mental y el estímulo de los sentidos. | Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

La relajación, meditación y desconexión, al menos durante algunas horas, con la cotidianeidad que caracterizan al yoga tradicional se mantienen. Pero se suma una disociación espacial entre cuerpo y alma, por un lado, y el espacio tradicional donde suelen transitar su rutina diaria, por el otro. Palabras más, palabras menos, estas son las principales características del SUP Yoga, una actividad que desde el verano pasado comenzó a tomar protagonismo en el lago Potrerillos y que cada fin de semana suma practicantes.

Cada sábado por la mañana, en grupos de ocho personas, quienes se animan a esta modalidad de yoga llegan al perilago de Potrerillos, se colocan el chaleco salvavidas y, desde el parador Aventura, parten lago adentro remando en sus tablas de Stand Up Paddle (SUP). Luego de un tranquilo recorrido remando, que les permite familiarizarse con el entorno, se reúnen un poco más cerca de la orilla (pero siempre flotando en el lago y con sus tablas) y allí comienza la sesión de yoga.

“Es una experiencia súper novedosa, la de remar y hacer yoga. Es muy relajante. Hay una baja de tensión y de todo sólo por salir al agua”, describe Nancy Gil, una de las profesoras de yoga que en enero, febrero y marzo de 2022 completó la primera temporada de SUP Yoga en Potrerillos y quien este mes comenzó con la segunda temporada, que es un éxito.

La idea surgió durante el verano pasado junto a otra profesora, Jimena Pellegrini. Cada una de ellas tiene su propio estudio para practicar yoga de manera “tradicional”. Pero fue el bichito de la curiosidad que les picó hace una temporada lo que despertó esta tendencia.

La actividad desarrolla el equilibrio y libera tensiones del cuerpo y la mente. | Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
La actividad desarrolla el equilibrio y libera tensiones del cuerpo y la mente. | Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

“Trabajamos con cupos e inscripción previa, ya que contamos con ocho tablas de SUP en el parador. Y todos los sábados estamos saliendo completos. Es una actividad destinada a mujeres, hombres, niños y niñas, y aunque tenemos algunas alumnas que son casi fijas, cada salida encontramos a alguien nuevo”, agrega Nancy.

“Con el yoga tradicional yo nunca sentí que me enganchara del todo. Y es que generalmente se hace en un lugar cerrado y a mí me gustan los deportes al aire libre, la naturaleza. Justamente los deportes de agua me encantan, por lo que cuando surgió la idea de hacer SUP Yoga me fanaticé y estoy invitando a todo el mundo para que lo pruebe”, cuenta entusiasmada Mariela Egas, quien intenta ir cada sábado que puede.

La actividad tiene un costo de 3.500 pesos por clase y por persona, aunque si un grupo de muchas personas se inscribe en simultáneo o se reservan varias clases consecutivas, existen promociones.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Yoga sobre el agua

Cada sábado, minutos antes de las 9, las participantes -por ahora son más mujeres- llegan al perilago de Potrerillos. La rotonda donde está el parador Aventura (que alquila kayaks y tablas de SUP) es el punto de encuentro, y allí también están para comenzar a organizar todo Nancy y Jimena. Más allá de este encuentro en persona, desde varios días antes ya tienen el listado de personas confirmadas.

“Un día estábamos en el dique con Jimena e ideamos esto de hacer yoga en las tablas SUP. Habíamos visto el deporte y le dimos ese giro de presentar la actividad combinada con el yoga”, rememora Nancy.

Una vez reunidas en el perilago, llega el momento de recibir los chalecos salvavidas, las tablas y los remos. Quienes lo deseen y tengan equilibrio pueden ingresar al espejo de agua paradas sobre las tablas y remando, mientras que las otras personas reman sentadas.

“Antes de salir damos una breve charla técnica, como para que la gente sepa cómo entrar. Al principio se hace una breve inspección, un recorrido por el lugar para familiarizarse, y luego nos ponemos todas en círculo para comenzar con la clase de yoga”, explica la profesora.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

El número de ocho participantes por clase permite mantener la tranquilidad. “Toda la actividad, desde que la gente se pone el chaleco y hasta que volvemos, dura dos horas. Y, por lo general, después la gente que participa se queda a comer alguna fruta o a interactuar un poco”, agrega Nancy.

En cuanto al equipamiento, el chaleco, la tabla de SUP y los remos se alquilan y están incluidos en el precio de cada clase. Para llevar debajo del chaleco se recomienda ir con ropa cómoda -”Como a cualquier clase de yoga o de ejercicios”, refuerza Nancy Gil- y malla abajo. “A la tabla entramos descalzos, como en una clase de yoga tradicional”, reafirma.

Luego de la exitosa experiencia del verano pasado, en lo que va de enero de 2023 las actividades de SUP Yoga se han repetido durante los cuatro sábados que han transcurrido. “Hay gente que queda afuera, por lo que la anotamos o quedamos en avisarle para el sábado siguiente. La idea es también repetirlo en febrero y marzo. Está abierta para el público en general, y es una actividad muy linda para disfrutar con amigos y en familia. Aunque sea una clase de yoga, no deja de ser una especie de juego en donde estamos divirtiéndonos y aprovechando el despertar de todos los sentidos”, reflexiona la instructora.

Beneficios y diferencias con el yoga tradicional

Según resaltan las impulsoras e ideólogas del SUP Yoga en Potrerillos, esta metodología tiene varios puntos en común con las clases tradicionales, aunque también sus diferencias.

“Uno de los beneficios principales de practicar SUP Yoga en un entorno natural está íntimamente relacionado con la parte mental, con el estímulo de los sentidos. Además, permite liberar tensiones en el cuerpo y la mente, aporta un sentimiento de libertad y paz, libera endorfinas, desarrolla el equilibrio físico y contribuye a la estabilidad emocional y mental”, enumera la profesora Nancy Gil.

Otras de las cualidades que resalta tienen que ver con las mejoras en la concentración, la sensación de calma que aporta la relajación y hasta la mejora en la calidad del sueño.

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

“A nivel físico también contribuye en el desarrollo del control motriz, aumenta la capacidad de equilibrio, fortalece la columna vertebral y todo el cuerpo, previene contracturas y dolencias, limpia y fortalece los pulmones gracias al aire puro que se respira y favorece la respiración profunda y consciente, además de inducir a una profunda relajación”, continúa.

Otro valor agregado que da el cambio de superficie tiene que ver con la inestabilidad del agua, lo que se convierte en un desafío en lo que hace a equilibrio físico, pero también del control motriz. “En estas superficies aumenta la percepción del espacio y de la distancia”, refuerza.

SUP Yoga en primera persona

Belén Alsamora es una de las mendocinas que se sumó a las clases de SUP Yoga. “Es una experiencia hermosa y de la que puede participar gente que no haya hecho nunca yoga. Ni siquiera hace falta que sepas nadar, ya que usás el chaleco salvavidas. Además, antes de cada clase te brindan seguridad y una charla para sentirse cómoda”, resume.

En cuanto a las diferencias con el yoga tradicional, resalta el hecho de que, sobre el agua, se puede jugar un rato con la naturaleza. “Las montañas, el paisaje hermoso que rodea y el poder jugar en el agua te permite conectar con las personas que están en frente”, sigue. Y agrega que no es “ni mejor, ni peor” que el yoga tradicional, sino que es algo diferente. “Al momento de la relajación, el ruido del agua ayuda de una manera especial”, concluye.

Para Mariela, otra de las mendocinas que descubrió el SUP Yoga y no quiere bajarse -ni de la tendencia ni de la tabla-, “es diferente la conexión que se hace con la naturaleza”.

“Se logra mucho más que en un ambiente cerrado y uno conecta más con naturaleza y el ambiente. Trabajás la respiración, el equilibrio y te concentrás en vos mismo, además de conectar a los demás”, sentencia Mariela.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA