“Anoche vinieron a golpearnos el portón y nos preguntaron si íbamos a volver a entregar comida y cuándo lo íbamos a hacer. Se nos revolvió el estómago y, con todo el dolor del mundo, les dijimos que no sabíamos. Hace un mes que no podemos abrir las puertas, y hay más 180 chicos de 105 familias que no están teniendo ni su cena ni su merienda” cuenta, con angustia, Juan Villegas, encargado -junto a su esposa- del comedor y merendero Niño de Dios, en El Algarrobal (Las Heras).
Y es que la situación se torna cada vez más difícil, la ayuda en mercadería y comida llega a cuentagotas -si es que llega-. y mucha gente que antes ayudaba con un paquete de lo que pudiera, hoy golpea la puerta desde el otro lugar, de aquel de los que vienen a solicitar un plato de lo que sea que haya.
A esta angustia que Juan, Cinthia (su esposa) y los 5 colaboradores que ayudan en Niño de Dios viene masticando hace más de 30 días y de la que ya no saben que hacer para salir, se le suma un agregado: no tienen nada de comida para entregarles a los niños en la cena especial que habían planificado para fin de año, prevista para el miércoles 27 de diciembre.
“No queremos hacerlo y realmente nos duele el alma. Pero a este paso, si seguimos sin conseguir nada, vamos a tener que suspender esa cena. De hecho, si la decisión tuviese que tomarse hoy, está suspendida la fiestita de fin de año que habíamos preparado para los chicos, por falta de insumos y por no haber recolectado nada”, cuenta Juan, quien se ilusionaba -bah, se ilusiona todavía, ya que los Milagros de Navidad existen- con poder prepararles pizza a los chicos para esta esperada cena. Y, por qué no, hasta con entregarles algún regalito.
ESTÁ DURA LA CALLE
La historia del comedor y merendero Niño de Dios no es muy distinta a la de cientos y miles de comedores y merenderos de Mendoza o Argentina que, por estos días y desde hace ya varios meses (muchos)- deben atravesar la crisis como si estuviesen guiando un bote salvavidas en medio de una tempestad.
De hecho, en otras notas de Los Andes se ha reflejado esta realidad de que cada vez llega menos ayuda a estos espacios comunitarios, en contrapartida con el creciente número de chicos, chicas y familias enteras que llegan en búsqueda de asistencia y con hambre.
“Hace 9 años abrimos solo como merendero y para ayudar a algunos amiguitos de mi hijo. Empezamos con 5 chicos en 2014, pero luego se fue corriendo el boca en boca y sumándose más y más gente. Después de los primeros 2 años decidimos sumar que sea comedor, por lo que empezamos a entregar comida los miércoles a las 21:30 y merienda los viernes a las 18:30. Y si bien la situación siempre ha estado complicada en estos 9 ños en actividad, nunca la hemos pasado tan mal como ahora”, describe Juan.
En el lugar asisten a niños, niñas y familias de los barrios Portal del Algarrobal, Victoria, Las Viñas y San Pablo. Pero hace un mes que, como describe Juan, no pueden “llenar las ollas” y tienen que salir a explicarle a quienes llegan en búsqueda de ayuda que no tienen “ni para fideos blancos”.
“Quizás el año que viene no podemos seguir directamente. Y la verdad es que llegar a una decisión tan drástica nos duele un montón. Pero nos parte el alma que todas las noches nos vengan a golpear la puerta pidiendo comida y no tengamos nada para dar”, piensa, en voz alta.
EL MILAGRO DE NAVIDAD: PODER HACER LA CENA
Aunque el panorama no asoma demasiado alentador y si hoy debieran decidir si en el comedor y merendero Niño de Dios preparan la cena de fin de año para los niños, no estarían en condiciones; la esperanza -como dicen- es lo último que se pierde.
Para los 180 niños y niñas que asisten al lugar dos veces por semana, los responsables del lugar habían pensado preparar una cena diferente, algo especial para despedir el año el miércoles 27 de diciembre próximo.
“Queríamos hacer un agasajo para ellos, poder organizar algunas actividades y terminar entregándoles un presente, un juguetito, algo para que puedan ver esta fecha como algo distinto”, destaca Juan Villegas.
Además, la intención es preparar pizzas para esta noche especial que se ubicará en el calendario entre la Navidad y el Año Nuevo.
Por ello mismo, y con la ilusión de que la tortilla se dé vuelta y puedan reflotar esta fiesta de fin de año, es que los encargados del comedor y merendero Niño de Dios convocan a quienes quieran y puedan ayudar.
Para poder mantener esta celebración, necesitan jugo o gaseosa (para los niños), así como también harina o prepizzas, queso y cualquier otro ingrediente que para una pizza.
“Siempre hacemos guiso, estofado o comida abundante. Por eso ahora, para hacer algo distinto, pensamos en pizzas”, agrega Juan, quien agrega que también están juntando juguetes u otros obsequios para poder entregarles a los chicos.
Quienes deseen ayudar pueden hacerlo acercando la ayuda al comedor y merendero Niño de Dios (Barrio Portal del Algarrobal, calle Horneros, MB – L14, Las Heras). O comunicándose con Juan Villegas al 2615966938.