Ulrike Lamlé llegó a la provincia para acompañar a su esposo, el embajador de Alemania en Argentina, Dieter Lamlé, quien se encuentra recorriendo el país en el marco de una iniciativa denominada “200 años de inmigración alemana en Argentina”. Luego de la entrevista de Los Andes al diplomático, surge que hace más de 20 años que ella opera a personas con labio leporino y creó una fundación para poder hacerlo de forma gratuita.
Cuenta que unas cuatro o cinco veces al año viaja a distintas partes del mundo para realizar cirugías con la fundación que creó en 2013 junto a su esposo, sus cuatro hijos y su hermano, porque aclara que en Alemania se necesitan siete personas para fundar una entidad de este tipo.
“La idea era que nuestros hijos también participen un poco. Dos son médicas, pero todos se interesan mucho en la fundación y cada uno ayuda en lo que puede”, señala. En ocasiones, los operativos de cirugías se organizan de modo asociado con organizaciones como Operación Sonrisa en Sudamérica, pero otras veces viaja sola a países como Bangladesh, Pakistán o Etiopía, y trabaja con un equipo local.
Desde hace dos años vive en Buenos Aires, pero lleva dos décadas operando a niños en países pobres. “Voy mucho a África, a Madagascar, a Ghana, al Congo, pero también a Ecuador. La semana pasada estuve en Guatemala. En Sudamérica hay muchos niños con labio leporino”, detalla.
Precisa que muchos pequeños no solamente tienen la fisura en el labio, sino también un gran hueco en el paladar, entre la nariz y la boca. Y esto les ocasiona muchas dificultades para hablar, lo que complica su inserción escolar y, cuando son adultos, su participación plena en la sociedad. “Psicológicamente, les afecta mucho”, señala.
“Y se puede operar. Es una cirugía un poco complicada, pero si uno sabe cómo hacerla, se puede realizar en una hora y quince minutos”, plantea Lamlé. Primero, explica, se tiene que operar el labio y un año más tarde el paladar (en aquellos casos en que es necesario). Y con la fundación operan desde bebés a partir de los tres meses hasta adultos de ochenta años. “No importa la edad, porque queremos ayudar a cada persona que sufre de esta malformación”, resalta.
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Más casos en América Latina
En cuanto a los motivos de la mayor prevalencia de casos de labio leporino en América Latina, señala que 25% son genéticos, pero que han observado mayor afectación en quienes viven en Los Andes, en localidades en altura. “En Perú, Bolivia y Ecuador hay muchos, pero también en Centroamérica. Y no se sabe exactamente por qué. Es probable que también sea por la malnutrición, que hay mucha en esos países”, indica.
La médica señala que, en todo el mundo, la incidencia es de uno en cada quinientos niños, aproximadamente. Pero en ciertos países es menor: en África, por ejemplo, nace uno en mil bebés con esta malformación, pero no tienen especialistas que puedan operarla, mientras en otros, como Vietnam o Filipinas, es uno en ciento cincuenta. “No hay prevención y hay un ‘backlog’ de más o menos un millón de personas que necesitan cirugía en el mundo, y no sabemos cómo y cuándo podremos operar a todos”, lanza.
La fundación realiza su labor gracias a donaciones y de modo conjunto con trabajadores sociales en cada país, que son quienes identifican los casos, y también con enfermeras, anestesiólogos y cirujanos locales. De hecho, Lamlé capacita a colegas para que puedan realizar ellos mismos las cirugías. Pero cuenta que, en muchos países, el Estado no financia estas operaciones, porque sostienen que hay enfermedades más agudas (y destaca que ese no es el caso en Argentina).
Aunque poder ayudar a estas personas es gratificante, señala que también es muy duro. “Por ejemplo, si voy a Pakistán o Bangladesh, llego en una gran ciudad y luego tengo que ir siete horas en un micro, con el equipo, a un pueblo muy pequeño, y tengo que dormir en el hospital. Y eso está bien por algunas noches, pero también soy feliz de volver a casa”, comenta.
Confiesa que, si bien disfruta de acompañar a su esposo en su labor diplomática, viajar cuatro o cinco veces al año con los operativos de cirugías le permite regresar con otra energía a ser “la esposa del embajador”.