Tras más de 40 años en cautiverio, la elefanta Kenya viaja de Mendoza a un santuario de Brasil
Kenya, la única elefanta que quedaba en el Ecoparque de Mendoza tras la muerte de Tamy, será trasladada con destino al Santuario Global de Elefantes en Mato Grosso.
Kenya
Foto:
Gentileza Ecoparque
Tras más de 40 años en cautiverio, la elefanta Kenya viaja de Mendoza a un santuario de Brasil
La elefanta Kenya partirá este viernes desde el Ecoparque de Mendoza en una "jaula-transporte" hasta el Santuario Global de Elefantes en Mato Grosso, en Brasil. Allí le espera una nueva vida en un entorno natural luego de más de 40 años en cautiverio.
A Kenya le espera un traslado terrestre de 5 días, que es lo que demoraron Pocha y Guillermina en completar los 3.600 kilómetros que separan a Mendoza del santuario ubicado en la selva del Mato Grosso.
El santuario tiene un bioma apropiado para la especie, posee recintos completamente naturales y matorrales y áreas abiertas cubiertas de vegetación. Cada recinto tiene dimensiones muy amplias: entre 40 y 400 hectáreas cada uno. Allí, se les proveen dietas excepcionales a los animales y tienen atención veterinaria de alta calidad durante toda su vida.
La elefanta Kenya viaja de Mendoza a un santuario de Brasil
Tras más de 40 años en cautiverio, la elefanta Kenya viaja de Mendoza a un santuario de Brasil
Prensa Gobierno de Mendoza
Kenya además podrá socializar con otros elefantes y vivir en condiciones mucho más cercanas a su naturaleza.
La elefanta va en un contenedor especialmente diseñado para su especie, en cumplimiento con las normativas internacionales de CITES, que dan pautas estrictas para el transporte de animales vivos.
Durante el traslado, solo tres personas tendrán contacto directo con la elefanta, ya que la prioridad es que esté tranquila y se sienta acompañada: Scott Blais, fundador del santuario, la veterinaria experta Trish London y el entrenador de Kenya, Marcos Flores.
London será responsable de su salud, con asesoramiento de Kat Blais, cofundadora de Global Sanctuary for Elephants y directora en Cuidado y Bienestar Animal del santuario.
Live Blog Post
05-07-2025 09:59
Kenya
Kenya
Gentileza Ecoparque
Kenya
Kenya
Gentileza Ecoparque
Kenya
Kenya
Gentileza Ecoparque
El entrenamiento de Kenya para su traslado
Para que este viaje fuera posible hubo un arduo trabajo de 7 años con la elefanta, que incluyó análisis sanitarios, permisos nacionales e internacionales, acuerdos y un entrenamiento por parte de la Dirección de Biodiversidad y Ecoparque, con la colaboración del Santuario de Elefantes de Brasil y la Fundación Franz Weber.
En un video compartido por las redes sociales del Santuario Global de Elefantes, se ve a Kenya de frente entrar y salir varias veces a la caja, jugar con su trompa y hasta emitir sonidos que mezclan la curiosidad con la euforia. Incluso, se la observa con un manojo de hierbas sobre su trompa que se lleva una y otra vez a la boca.
— Global Sanctuary for Elephants (@GlobalElephants) March 31, 2025
Al igual que ocurrió en su momento con Pocha y Guillermina -las dos elefantas asiáticas que fueron trasladadas en mayo de 2022 al mismo santuario-, la caja en que será trasladada Kenya fue situada en su recinto en las últimas semanas. Aunque estaba en Mendoza desde fines de octubre del año pasado, se aguardó a completar con algunas tareas sanitarias antes de llevarla al espacio que la paquiderma ocupa en soledad.
En las últimas semanas, con ayuda del entrenador que vino especialmente del santuario, de a poco Kenya se fue familiarizando con la caja.
Una vida en cautiverio
Kenya tiene 44 años y llegó a Mendoza por canje en 1985 mediante un convenio con el zoológico alemán Tierpark Hagenbeck. Nació en 1981 y arribó al entonces Zoo de Mendoza con solo 4 años.
Elefanta Kenya
Tras más de 40 años en cautiverio, la elefanta Kenya viaja de Mendoza a un santuario de Brasil
Prensa Gobierno de Mendoza
Vivió décadas con una pared de concreto como escenario y un mural de elefante pintado como compañía. Actualmente, es el único ejemplar de elefante africano del Ecoparque Mendoza, y en algún momento, se ganó la reputación de malhumorada a raíz de la costumbre de arrojar piedras y adoptar comportamientos un tanto agresivos. No obstante, no fueron más que expresiones de frustración y aislamiento ante su realidad.