Sueña con armar una granja educativa en El Borbollón y pide ayuda para concretarlo

Mirta es amante de los animales y tiene vacas, cabras, patos, gansos, cerdos y gallinas. Necesita elementos y mano de obra.

Mirta Nieto vive en su puesto junto a su marido y dos hijas. 
 
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Mirta Nieto vive en su puesto junto a su marido y dos hijas. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Podría decirse, sin temor a equivocaciones, que Mirta Elena Nieto siente amor por los animales desde que estaba en la panza, en un puesto de La Barranquita, en Catamarca, casi al límite con Santiago del Estero, donde nació hace 57 años.

Mirta Nieto. 
 
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Mirta Nieto. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Tal vez por eso, cuando el destino la trajo a Mendoza, más de tres décadas atrás, no lo pensó dos veces y continuó con esa tradición heredada de sus abuelos y sus padres.

Mirta sueña también con prestar un servicio de equinoterapia.
 
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Mirta sueña también con prestar un servicio de equinoterapia. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Su vida pasa por la granja que instaló en la Ruta 40, Km 13 de El Borbollón, departamento de Las Heras, a escasos metros del aeropuerto, y hoy aspira a mucho más: un espacio educativo donde los niños puedan recorrer y contemplar las tareas que se llevan a cabo en el campo y las bondades de los animales.

Aves y animales de corral tiene Mirta en su puesto de El Borbollón.
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Aves y animales de corral tiene Mirta en su puesto de El Borbollón. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

“Me crié en un puesto repleto de animales y creo que moriré de la misma manera, pero quiero dejar un legado y aportar mi granito de arena para que los niños, tan volcados hoy a la tecnología, puedan recorrer mi granja y aprender de ella”, anuncia, esperanzada.

En su terreno, esta madre de cuatro hijos (dos de ellos viven con ella), tiene vacas, cabras, caballos, aves, cerdos, gallinas, patos, gansos, perros y gatos. Un horno de barro donde desea enseñar a hacer tortitas y empanadas y mucha, muchísima, pasión y voluntad.

“Soy una convencida de que las raíces no deben perderse y yo no solo deseo conservarlas, sino enseñarlas. Sé que muchos chicos están interesados en ordeñar una vaca, en alimentar a los gansos, en observar cómo una chancha amamanta a su cría…”, enumera.

Puesto La Catamarqueña. 
 
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Puesto La Catamarqueña. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Claro que Mirta necesita colaboración. Su marido está enfermo y poco puede ayudarla en las muchas tareas que requiere convertir el espacio en una granja educativa.

“La municipalidad de Las Heras me ayuda y mucho, ya sea con alimentos para los animales y con otros elementos, pero todo resulta escaso. Tenemos 40 animales y un lugar muy amplio que hay que remozar y acondicionar para la visita de contingentes escolares”, destaca.

Algo de esa actividad ya comenzó a desarrollar de manera casera e informal.

“Han venido niños y me encanta que suceda. Queremos con mis hijas enseñarles todo lo que se hace aquí. De hecho vivo de esta actividad”, expresa.

Mirta se crió viendo a su padre, que era hachero y fabricaba carbón, y a sus 5 hermanos trabajando en el campo de sol a sol. “Nunca se me ocurrió hacer otra cosa”, explica.

Otro de sus sueños es incorporar la equinoterapia, tratamiento terapéutico de algunos trastornos, enfermedades y discapacidades en el que el paciente establece algún tipo de relación sensorial con un caballo.

Ya sea de tarde o de mañana, Mirta agrega que tiene su granja a disposición para encarar un proyecto ambicioso pero que no puede encarar sola.

“Entre las muchas necesidades, nos falta sombra. Con la ruta 40 nos han retirado muchos árboles y quedamos sin sombra, tan importante en esta provincia. Por eso pedimos no solamente mano de obra sino elementos básicos como mediasombra, alambre, alimentos para animales y mucho más… estamos abiertos a las colaboraciones, que agradeceríamos muchísimo”, explicó.

Valeria, su hija, relató a Los Andes que desea que su madre pueda cumplir su sueño.

“Mi mamá empezó con los animales desde muy pequeña y continúa involucrada como el primer día. Es asombrosa la pasión que vuelca día a día en esta actividad, por eso deseamos poder cumplirle el sueño, enseñar sus raíces, compartir con los niños la cultura de su familia que fue pasando de generación en generación”, amplíó.

“Mi madre llegó a Mendoza hace más de 33 años y esta granja la fuimos armando muy a pulmón, con gran esfuerzo, adquiriendo animales de a poco”, resaltó.

El terreno de El Borbollón pudo adquirirlo recién en 2011. Antes de ese año, a falta de espacio, tenía sus animales en distintos puestos donde le permitían tenerlos.

“Nuestra idea es apoyar a mi mamá para que pueda cumplir su sueño y sé que lo vamos a lograr con la ayuda de la gente. Nos enfocaremos en los niños para que conozcan todo el proceso de los animales, lo que ellos producen, sus historias en este lugar, su alimentación, etcétera. Tenemos muchísimas especies y, sobre todo, mucho deseo de convertir este lugar en un espacio educativo”, concluyó.

Cómo ayudar

Quienes deseen colaborar con esta granja (alimentos para animales, alambre, mediasombra o dinero) pueden contactarse al teléfono de Mirta Nieto 2616917739 o Valeria, 2612 48-4342.

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