Ruegos por la salud se sumaron como pedidos a San Cayetano en su día

Con estrictos protocolos y con poca presencia en los templos de Godoy Cruz y Junín, los fieles también rezaron por pan y trabajo.

Fieles llegaron a la parroquia del barrio Bancario para el día de San Cayetano a pesar de la recomendación del arzobispado de orar en sus casas / Claudio Gutiérrez
Fieles llegaron a la parroquia del barrio Bancario para el día de San Cayetano a pesar de la recomendación del arzobispado de orar en sus casas / Claudio Gutiérrez

La postal ayer fue muy distinta en la parroquia San Cayetano del barrio Bancario de Godoy Cruz y en el santuario de Orfila, en Junín. A las largas filas de fieles que llegan allí cada año para pedirle al patrono del trabajo, las reemplazaron algunas misas con un máximo de 30 personas en los templos, ataviadas con tapabocas y distanciadas unas de otras. El alcohol en la manos se mezcló con las espigas y estampitas que veneran al santo y la celebración principal tuvo su transmisión a través de las redes sociales.

Las autoridades eclesiásticas habían aconsejado seguir las ceremonias en honor al patrono del pan y del trabajo por las redes sociales, canales de televisión y radio para evitar aglomeraciones y respetar el distanciamiento social ante la pandemia de coronavirus. Además, llamaron a los creyentes a orar en sus casas con el lema “que tu casa sea un santuario”.

“Les pido encarecidamente a los sacerdotes de esas parroquias como a sus colaboradores que las misas que tengan lugar observen el protocolo establecido por el Decreto 763 en materia de normas de seguridad, cantidad de asistentes y distribución de la Eucaristía. Lo mismo deberá decirse de la visita a la imagen del Santo”, pidió el arzobispo Marcelo Colombo.

Pero hubo quienes sintieron la necesidad de hacerse presentes en los templos para venerar al santo del pan, el trabajo y la paz. “Vine a pedir por el trabajo de mis hijas y a agradecer por todo lo que tengo”, dijo Ester, quien hacía fila para venerar a San Cayetano en la puerta de la vicaría de Godoy Cruz. En la puerta del templo un altar con la figura del santo atraía a los peregrinos que, en ordenada fila y previo a haberse colocado desinfectante en las manos, se acercaban para rogar o agradecer. Esta vez no se pudo tocar la imagen, en drástico contraste con la postal repetida año tras año.

“Vine a agradecer y a pedir salud, trabajo y bienestar para mis familiares y todos los mendocinos”, le contó Susana a Los Andes. Detrás suyo una tímida fila de fieles se aprestaba a ingresar a la vicaría.

Los carteles que indicaban los lugares de desinfección y exigían el uso de barbijos y distanciamiento social acompañaron una de las súplicas que este año se sumaron a San Cayetano, lógicamente marcado por la pandemia. El contexto llevó a los creyentes a incluir a la salud en las oraciones.

En ese templo había menos de 30 feligreses. En el altar completaban el encuentro seis religiosos, entre ellos el párroco Juan Manuel Arana. Afuera, preventores municipales y policías cuidaban que se respetara la distancia social y los protocolos sanitarios.

La comunión se entregó en mano, como se estableció por prevención ante la pandemia.

En Junín, dos imágenes del santo que dio todo por las más pobres se ubicaron en lugares estratégicos para quienes pudieron acercarse. Una se dispuso en el atrio y otra, a unos metros del santuario.

Otras pandemias

Respecto de la convocatoria presencial de los fieles a la vicaría, el padre Arana recordó que el decreto 763 permite a la Iglesia celebrar misas espaciadas en tiempo y con un máximo de 30 personas. A ello se suma el permiso de rezar por unos minutos en cada templo, respetando los protocolos vigentes, por lo que aseguró que creyó oportuno permitir las celebraciones ante la gran cantidad de llamados que había recibido de feligreses que adelantaban que asistirían a su parroquia como cada año.

“Una de las cosas que nos pone mal es ver cómo en Argentina año tras año va creciendo la pobreza y, lamentablemente, no saldremos de esta pobreza faltando valores éticos, morales y teniendo una gran pandemia, como son la corrupción y la delincuencia que tenemos instaladas en nuestra Patria. Por eso hoy más que nunca debemos implorar a San Cayetano que toque el corazón, no sólo de los ciudadanos, sino también delas autoridades”, reflexionó el sacerdote en diálogo con Los Andes.

“A veces nos cuidamos de una pandemia, de un virus, y nos olvidamos de otras pandemias que también nos van matando, como son el hambre y la falta de trabajo”, sentenció Arana.

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